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viernes, 31 de enero de 2020

Toque los pobres de espíritu

Los pobres de espíritu se diferencian de los ricos en que estos " a fuerza de saber " se hacen dueños del Evangelio mientras que los pobres de espíritu se dejan adueñar por El.

martes, 28 de enero de 2020

NECESITO DE TU AMOR

Voy caminando contenta voy ligera por la vida, no quiero llevar peso alguno, quiero tener bien limpia mi alma. Estoy buscando a Jesús no quiero que nada me distraiga, voy caminando deprisa para llegar al al alba.

Tú, vas caminando por los senderos predicando La Palabra, quiero escucharte Jesús, que todo lo absorba mi alma. 
Necesito de Tu amor, necesito de Tu Palabra, voy y me siento a tus pies para no perderme nada.

Veo tus pies Jesús los tienes llenos de llagas, las tienes cubiertas de polvo y se ve que rezuman agua.
Yo, me puse a llorar al ver en tus pies esas llagas, beso tus pies Jesús les doy calor y los limpio con mis lágrimas.

Te las has hecho de tanto andar por los senderos estando rotas tus sandalias, yo te voy a limpiar bien esas llagas con el agua del mar fría y salada. 
Noto cómo me empuja el viento, para llevarme hasta el mar a por ese agua,
me llevo también las olas para que den masaje a tus llagas.

Tú me miras y sonríes veo tus llagas curadas, todo ha sido una ilusión el que yo fuera al mar a por ese agua. 
Te las ha curado Dios, con el agua del mar fría y salada, yo, solo lo soñaba.

Elia
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sábado, 25 de enero de 2020

Reflexión al Evangelio del III Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A (Mt 4,12-23) 26-01-2020

Jesús pasa junto a Andrés y Pedro que estaban pescando y les dice: Venid conmigo y os haré pescadores de hombres; ellos dejando las redes le siguieron. El verbo empleado, "hacer", es el mismo utilizado en el libro del Génesis en cada creación de Dios; también al crear al hombre: 
"Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza" (Gn 1,26). Señalo esto, para que sepamos que cuando Jesús está anunciando a Andrés y a Pedro que les hará pescadores de hombres, les está prometiendo El Discipulado como creación suya por medio de su Evangelio, lleno como está de su Fuerza y Gracia creadora. Llegar a ser pescadores de hombres es decir discípulos de Jesús no es cuestión de marcarse propósitos. Llegan a serlo los humildes de corazón -no de boquilla- en quienes Dios trabaja a gusto con su Fuerza. Oigamos al Apóstol Pablo que, embargado por la emoción, escribe: "Llevamos este tesoro -El Discipulado- en vasijas de barro, para que todos vean que una fuerza tan extraordinaria viene de Dios y no de nosotros" (2 Co 4,7)

(P.Antonio Pavía-Misionero Comboniano) 
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jueves, 23 de enero de 2020

Sentada a tus pies

Delante de Ti, mi Señor
Sentada a tus pies 
te miro …tú me miras… y con tiernos lazos de amor me seduce, Tu Palabra.
Tus ojos son como dos soles, refulgentes están tus pupilas que brillan ardiendo como fuego desprendiendo llamaradas de amor eterno, envuelta por Tu mirada abrasas con Tu cálido calor mi pecho.
Tus labios son dos rubís engarzados en cuentas de plata, abres Tu boca y un torrente de agua cristalina recorre los surcos de mis venas descendiendo lentamente hacia Tu Valle cuajado de azucenas, un mirlo blanco a lo lejos deja oír su canto tras la fronda de los cedros y cipreses, la noche va cayendo y se tiñe arrebolado de carmín el cielo, suave olor de tus perfumes trae la brisa que absorbo a tragos por mis sentidos, aromas de Tu presencia embriagan de dulce néctar mi entendimiento.
Tus brazos se despliegan como abanicos de plumas blancas que tu luz atraviesa, y exulto de gozo a la sombra de tus alas.
Tus manos como delicado y fino marfil se tienden hacia mí con suaves caricias, manos que sanan, que curan, que alimentan, que dan vida. Déjame llenarlas de dulces besos de mis labios hambrientos, que está mi alma de amor muriendo… pobre mendigo soy, en el banquete de Tu Palabra. 
Dime... ¡Que fuerza, que poder tan hermoso encierras!  que abres la puerta y con tu luz transfiguras el aposento de mi tienda, rasgas el silencio con tu Palabra y tu voz resuena como cascada, que misterio insondable eres mi Señor adorable… que sin verte yo te viera, sin tocarte te tocara, sin olerte yo te oliera
Graba con hilos de fuego, te pido, tu Palabra, mi Señor, en el libro de mi alma. 

Loles
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miércoles, 22 de enero de 2020

Toque Dios vivo

Cuando el salmista grita que su alma tiene sed del Dios vivo, (Sl 42,2), refleja el grito del alma de todo hombre... pero atención "sed del Dios vivo"... no del mentor de una ONG.

lunes, 20 de enero de 2020

Salmo 52.- Juicio del pérfido

¿Por qué te glorías de la maldad
y te envalentonas contra el fiel?
Estás todo el día planeando tender trampas, tu lengua es navaja afilada, autora de fraudes.
Prefieres el mal, y no el bien,
la mentira, y no la honradez.
Te gustan las palabras corrosivas,
¡lengua embustera
para siempre, te abatirá y te barrerá de tu tienda; arrancará tus raíces
del suelo fértil.
Lo verán los justos y temerán,
y se reirán de él, diciendo:
« ¡mirad al hombre que no hizo de Dios su fortaleza.
Confió en su inmensa riqueza
y se hizo fuerte con sus trampas!».
Pero yo, como olivo verde en la casa de Dios, confío en la misericordia de Dios, por siempre jamás.
Te daré gracias por siempre,
porque has actuado;
proclamaré tu nombre delante de tus fieles, porque es bueno
Reflexión: Dejemos hablar a Dios
El salmista previene a los fieles de un peligro tan real como cotidiano: el de gloriarse, jactarse de hacer el mal. A los hombres que así se glorían y se jactan les da un nombre: autores de fraudes: «¿Por qué te glorías de la maldad, autora de fraudes?».
Vamos deshojando el poema y vemos con asombro cómo el autor señala el instrumento del que se sirven estos «autores de fraudes» para hacer el mal: la lengua. «Estás todo el día planeando tender trampas, tu lengua es navaja afilada, autora de fraudes. Prefieres el mal, y no el bien, la mentira, y no la honradez. Te gustan las palabras corrosivas, ¡lengua embustera!»
El apóstol Santiago, en el contexto del salmo, apunta a la lengua y la define como un auténtico fuego destructor: «La lengua es fuego, es un mundo de iniquidad; la lengua, que es uno de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo, y, encendida por el fuego infernal, incendia la rueda de la vida desde sus comienzos»
El apóstol insiste en el poder devastador de la lengua. Como buen pastor, advierte a sus ovejas que ella puede llegar a convertirse en un arma demoníaca para destruir a la comunidad: «Si tenéis en vuestro corazón amarga envidia y espíritu de contienda, no os jactéis ni mintáis contra la verdad. Tal sabiduría no desciende de lo alto, sino que es terrena, natural, demoníaca. Pues donde existen envidias y espíritu de contienda, allí hay desconcierto y toda clase de maldad»
Es cierto que el cristiano está continuamente expuesto al mal que la lengua de sus enemigos proyecta sobre él. Es lo que Jesús llama el odio del mundo, que puede llegar hasta la persecución y la muerte. Tenemos la
tentación de creer que hay que hacer frente a nuestros enemigos con sus mismas armas; es decir, que también nosotros debemos devolver el golpe con nuestra lengua. Si consideramos que es así, entonces este combate es nuestro.
Ya no es el combate de Dios. Si nos arreglamos nosotros solos, Dios, a quien decimos que amamos, es excluido de nuestro combate.
A este respecto nos ilumina mucho el combate entre David y Goliat. A punto de comenzar, Saúl quiso armar a David con las armas normales de la guerra, tal y como Goliat iba también armado: casco de bronce, coraza, espada...
David se negó, pues no podía caminar y emprender el combate con armas tan pesadas, por lo que dijo a Saúl: «No puedo caminar con esto, pues nunca lo he hecho. Entonces se las quitaron» Vemos, pues, a David caminar hacia Goliat con unas simples piedras.
Goliat se mofa de él ridiculizándole públicamente, a lo que David
le responde: «Toda esta asamblea sabrá que no por la espada ni por la lanza salva Yahvé, porque de Yahvé es el combate y os entrega en nuestras manos»
Sabemos cómo David arrojó una de sus piedras sobre la frente de este hombre gigante que cayó aparatosamente con toda su armadura y fortaleza. Esta piedra, simboliza la roca que, manando agua, había dado la vida al pueblo de Israel en el desierto. Roca-Yahvé que se hizo carne en Jesucristo. Él nos ha dado el Evangelio como única arma contra el mal.
Jesucristo es el que realmente combate contra el Príncipe del mal. Sabe que este combate es de su Padre, por lo que permanece mudo ante el juicio que le hacen; no utilizó ninguna palabra para defenderse, ni siquiera para explicarse. Sabía que su lengua no era su arma: «Se presentaron dos testigos que dijeron: “Este dijo: yo puedo destruir el Santuario de Dios, y en tres días edificarlo”.
Entonces se levantó el sumo sacerdote y le dijo: “¿No respondes nada? ¿Qué es lo que estos atestiguan contra ti?”. Pero Jesús seguía callado». Sabía que el Padre hablaría por Él. Y habló, gritó sobre su tumba. Su voz resonó sobre toda Jerusalén: ¡Vive!
Ante este grito, la muerte quedó sobrecogida, la lengua asesina de Satanás quedó amordazada... El Hijo se levanta victorioso sobre la tumba y anuncia la paz y la vida eterna a todo hombre que crea en Él.
El apóstol Pablo proclama en su Carta a los filipenses esta obra maravillosa del Padre en favor del Hijo, que se sometió voluntariamente como un esclavo al mal del mundo. Dios Padre le levantó de la humillación, del desprecio y de la muerte, dándole el Nombre que está por encima de todo nombre «Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos y toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para gloria de Dios Padre»
(P.Antonio Pavía)
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Salmo 55(54).- Oración del calumniado

Oh Dios, escucha mi oración, no te desentiendas de mi súplica!i  Hazme caso, respóndeme     Porque me agitan ansiedades!
Me estremezco ante la voz del enemigo, ante los gritos del malvado.

Descargan sobre mí calamidades  y me atacan con rabia. 
Mi corazón se retuerce en mi interior y me sobrecogen terrores mortales; miedo y temblor me invaden, y me recorre un escalofrío.  Entonces pienso: «¡Quién me diera alas de paloma para salir volando y posarme... !
Sí, huiría muy lejos y pasaría la noche en el desierto. Enseguida encontraría un refugio contra el viento de la calumnia, contra el huracán que devora, Señor, contra el torrente de sus lenguas».
Veo en la ciudad violencia y discordia: día y noche hacen la ronda sobre sus murallas.En su interior hay crimen e injusticia.
Dentro de ella, calamidades, y la opresión y el fraude nunca se apartan de su plaza.
Si un enemigo me insultara podría soportarlo; si mi adversario se alzara contra mí, me escondería de él.
Pero eres tú, un hombre de los míos, mi amigo, mi confidente, a quien me unía una dulce intimidad;  juntos íbamos, en medio del bullicio, por la casa de Dios.
¡Caiga sobre ellos la muerte, bajen vivos a la tumba, pues la maldad anida entre ellos!
Pero yo invoco a Dios, y el Señor me salva.
Por la mañana, por la tarde y a mediodía me quejo gimiendo.y Dios escucha mi grito.
En paz rescata mi vidad de la guerra que me hacen, porque son muchos contra mí.
Dios me escucha y los humilla, él, que reina desde siempre.
Porque no quieren enmendarse, ni temen a Dios.
Levantan la mano contra sus mismos aliados, violando la alianza que sellaron.
Su boca es más blanda que la manteca, pero la guerra está en su corazón.
Sus palabras parecen suaves como el aceite, pero son espadas desenvainadas.
Descarga tu peso sobre el Señor, y él cuidará de ti.
Él nunca permitirá que el justo tropiece.
¡y tú, oh Dios, los harás bajar a ellos a la fosa profunda!
¡Esos hombres sanguinarios y traidores no llegarán a la mitad de sus días!
¡Pero yo confío en ti!

Reflexión: Dios en mi soledad
Un fiel israelita acude a Dios, siendo objeto de la calumnia de la muchedumbre. En su desahogo, le dice que sus enemigos están utilizando la mentira para ensañarse con él: «¡Oh Dios, escucha mi oración, no te desentiendas de mi súplica! Me estremezco ante la voz del enemigo, ante los gritos del malvado. Descargan sobre mí calamidades y me atacan con rabia”. 
Siente que su vida está amenazada por pavores de muerte, desea poner fin a su drama huyendo lejos, si es necesario hasta el desierto: «¡Quién me diera alas de paloma para salir volando y posarme...! Sí, huiría muy lejos y pasaría la noche en el desierto».
Su desvalimiento es tal que no tiene a nadie en quien pueda confiar, nadie en quien apoyarse. Incluso su amigo más íntimo y cercano es para él un extraño, y así lo constatamos en el reproche que le hace: «Si un enemigo me insultara podría soportarlo... Pero eres tú, un hombre de los míos, mi amigo, mi confidente, a quien me unía una dulce intimidad; juntos íbamos por la casa de Dios». 
Estamos ante uno de los aspectos fundamentales de la acción de Dios con un hombre, para que alcance el culmen de su madurez espiritual: su soledad con Dios.
Vamos a detenernos en la figura de Ester, en tiempo de los judíos establecidos en Persia bajo el dominio del rey Asuero. El pueblo está en peligro de exterminio por las intrigas del visir Amán.
Ester, esposa de Asuero, aun siendo reina, está bajo una ley que establece que, si se presenta ante el rey sin ser explícitamente requerida por él, es merecedora de la pena de muerte. Tiene que decidir, pues si no se presenta, su pueblo será exterminado. Así pues, aunque el rey no la ha llamado, decide ir a su encuentro para solicitar gracia para su pueblo. Antes de introducirse en su recinto, se dirige a Dios y le abre su espíritu con esta oración que el libro de Ester recoge en el capítulo cuarto, y del que entresacamos los siguientes textos: 
«Mi Señor y Dios nuestro, tú eres único, ven en mi socorro que estoy sola y no tengo socorro sino en ti, y mi vida está en peligro»... Sola, asume el peligro sabiendo que puede perder la vida. Sabe también que solo ella, puede salvar al pueblo.
“Ahora hemos pecado en tu presencia y nos has entregado a nuestros enemigos porque hemos honrado a sus dioses. ¡Justo eres, Señor!». 
Nos enriquece mucho esta faceta de su oración. Ester confía en la misericordia de Dios, pues ni ella ni su pueblo tienen obras meritorias que le hayan agradado:
«Líbranos con tus manos y acude en mi socorro, que estoy sola y a nadie tengo, sino a ti, Señor». Ester, da a entender a Dios que conoce no solamente su misericordia sino también el poder de sus manos. Las mismas manos que liberaron a Israel de Egipto, que les abrió el mar Rojo, que les alimentó en el desierto y les conquistó la tierra prometida. Ella insiste que está sola, que no tiene a nadie, pero confía en las Manos de Yahvé, Manos que vendrán en su auxilio.
«Oh Dios, que dominas a todos, oye el clamor de los desesperados, líbranos del poder de los malvados y líbrame a mí de mi temor». Ester se sabe portavoz del clamor de los desesperados, participa de la desesperación de su pueblo, al que añade su propio temor de exponerse a la muerte estipulada por el edicto del rey. De ahí sus últimas palabras: «Líbrame a mí de mi temor».  Yahvé oyó su súplica y apartó el peligro que se cernía sobre el pueblo.
Ester, que enfrenta la muerte en la más absoluta soledad, sin otro refugio y apoyo que Dios, es figura del Mesías. Jesucristo enfrenta la muerte en la más espantosa y absoluta soledad y con el mismo temor y angustia que Ester, tal y como le vemos en la oración del huerto de los Olivos. 
Dios salvó a Ester y a todo el pueblo. El mismo Dios rescató del sepulcro a su Hijo Jesucristo y, en este rescate de su Hijo, hemos sido todos salvados. La dimensión liberadora y redentora del Hijo de Dios traspasó todos los límites geográficos y todos los puntos de la historia. En Él, todo hombre encuentra la salvación.
Jesús asume la soledad de todas las soledades. Sabe que su apoyo es su Padre.



JESUCRISTO, NUESTRO DEFENSOR

Cuando el hombre se ve todopoderoso en la tierra porque todo le va bien, entonces se olvida de Dios. Cree no tener necesidad de Él. No se considera oveja, ni reconoce a su pastor. De oveja pasa a ser cabra, animal que será separado de las ovejas en la expresión metafórica de separar los buenos de los malos; y es que la cabra, con los cuernos, ataca, no es el paradigma de la sumisión. La oveja conoce la Voz – la Palabra – de su Amo –Jesucristo -, y le ama, y le ama tanto, que cuando el pastor muere, la oveja con el tiempo, también fallece (argumento comentado por varios pastores). Y, como el hombre ataca, entonces ya no necesita un dios (con minúscula), que le ayude. No seamos así: dejemos que el Señor Jesús sea nuestro Defensor, sea nuestro Testigo Fiel, que nos defienda en el Juicio ante el Padre
Cuando el hombre se defiende de sus enemigos, que comienzan por su Ego, y continúan por el amor incondicional al dinero, no necesita otro defensor. El hombre sabio, con la Sabiduría de Dios, no necesita defenderse,  tiene alguien que lo hace por él: Jesucristo.
Por eso vivo contento con mis debilidades, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte (2 Co 12, 9b-10) .


Alabado sea Jesucristo

(Tomás Cremades) 

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sábado, 18 de enero de 2020

Reflexiones al Evangelio del II Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A Jn 1,29-34 (19-01-2020)

Leemos alborozados la forma como Juan Bautista presenta a Jesús a Israel: "Ahí tenéis al Cordero de Dios que carga con nuestros pecados...".
No está anunciando que vaya a purificarnos exteriormente, sino en lo profundo de nuestro ser, ahí donde, como dice Pablo, el pecado engendra gangrena y muerte anímica (Rm 6,23). Es el pecado en general que nos encorva el alma, doblegando nuestra mirada hacia el suelo como a aquella mujer encorvada a quien Jesús enderezó (Lc 13,11..). Una vez erguida, los ojos de ambos pudieron cruzarse. El encorvamiemto visible es signo de otro mucho más gravoso: el del corazón... si no lo descargamos en el Señor Jesús, ahí permanece, expuesto a la ley de la gravedad, es decir tirando de nosotros hacia el polvo. Jesús, como había sido profetizado (Is 53,4-6..), cargó con nuestro pecado y culpa, en forma de Cruz, y se encaminó hacia el Calvario. Por tres veces mordió el polvo.... por otras tres se levantó... 
¡Es increíble la Fuerza que da el Amor!  Con esta Fuerza, se dejó clavar en la Cruz y fue entonces cuando fuimos liberados de nuestra carga al gritar: ¡Padre, libérales, perdónales... estan tan engañados que no tienen sabiduría... no saben lo que hacen!. 
En el Calvario, Jesús se vistió de Culpable y nosotros fuimos revestidos con su Inocencia... Éste es nuestro Señor... El Cordero que carga con nuestro pecado y el Pastor que con nosotros carga.

(P.Antonio Pavía-Misionero Comboniano) 
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jueves, 16 de enero de 2020

AMEMOS LA LITURGIA 16.- (La Inmixtión)

Muy probablemente esta extraña palabra sea la primera vez que se oye entre los cristianos que vamos a la celebración de la Eucaristía. Naturalmente que entre los que no van, es aún más desconocida.
Digo esto, porque en la Eucaristía, después de la Consagración, observamos que el Cuerpo de Cristo presente en la Sagrada Forma, se parte en tres partes:
Dos son sensiblemente iguales: una la toma el sacerdote y la otra, dividida en cuatro partes se administran a los fieles.
Pero hay una pequeña parte de ésta última, que se vuelve a echar al Cáliz. Este acto se llama “inmixtión”, o mezcla o “conmixtión”.
¿Qué significado tiene? En los primeros tiempos de la antigüedad, se pensaba que el alma de un ser vivo, persona o animal, radicaba en la sangre; por eso cuando una persona se desangraba, inmediatamente moría. Igual le pasaba a un animal. Y, por el contrario, cuando la sangre volvía al cuerpo, por ejemplo, en una transfusión, la persona volvía a revivir.
En la liturgia cristiana, con la imposición de manos, en el momento solemne de la Consagración, con la imposición de manos, que se denomina “epiklesis”, se invoca al Espíritu Santo y es cuando se realiza el milagro de convertir el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. La unión de las especies sacramentales aun separadas, en esta unión de pan y vino que ya no lo son, sino Cuerpo y Alma de Cristo, forman una única Persona: la de Cristo vivo y resucitado.
La parte que comulga el sacerdote representa a la Iglesia militante, aludida por su Cuerpo existente en la tierra. La parte que se da a los fieles representa al Cuerpo de Cristo presente en los muertos, en los sepulcros.
Más tarde estas explicaciones se aplicaron a las tres Iglesias: la celestial o triunfante de los salvados que están viendo ya el Rostro de Dios, la Iglesia militante o peregrinante, que somos los files que aun no hemos llegado a la Casa del Padre, y la Iglesia purgante, de los que se encuentran en el Purgatorio esperando la remisión total de sus pecados.
Santo Tomás de Aquino comenta la explicación del Papa Sergio l indicando que el cuerpo del Señor Jesús se manifiesta de tres formas:
La parte que se echa en el Cáliz significa el Cuerpo de Cristo resucitado. Y con Él el de la Bienaventurada Virgen María, y si hay algún santo en cuerpo y alma con ellos.
La parte que se come representa a la Iglesia militante, los cristianos, que son asociados al sacramente y triturados por el sufrimiento, de la misma forma que se tritura el pan con los dientes.
En los tiempos de Sto. Tomás de Aquino se reservaba una tercera parte hasta el final de la Misa, significando el cuerpo de Cristo yacente en el sepulcro.
Esto último ya no se realiza en la actualidad, pero es bueno la observación del simbolismo, que algún poeta sagrado ha expresado como “la hostia mojada reservada a los felices en el cielo; la hostia seca para los vivos y la reservada, para los muertos.

(Tomás Cremades) 
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sábado, 11 de enero de 2020

Reflexiones al Evangelio Ciclo A Bautismo de Jesús Mt 3,13-17

Celebramos el Bautismo de Jesús. El verbo bautizar significa sumergir y que Jesús se deje bautizar, sumergir en las aguas del Jordan, tiene un significado enorme; apunta a su muerte libremente aceptada con su consiguiente sepultura.
Al sumergirse Jesús en las aguas, penetra, según la espiritualidad biblica, en los dominios de Satanás y al emerger de ellas, abre como  una fisura en estos dominios. Al tiempo que abre la fisura, se abren los cielos. 
Fijémonos en que, si la muerte de Jesús fuese el punto final de su Encarnacion, podríamos admirarlo, pero no seguir sus pasos, sin embargo el cielo abierto en su emerger de las aguas, preanuncia su victoria sobre la muerte y también la nuestra. 
Desde la resurrección de Jesús, el cielo continúa abierto para nosotros. Hacia el caminamos, gracias a la Fuerza y Sabiduría divinas que recorren el Evangelio,  como si fueran la savia de Dios.
A la luz de esta bellísima victoria, alcanzada por el Hijo de Dios para todos nosotros, sabemos que la Voz del Padre que resonó sobre las aguas del Jordán.. ¡Este es mi Hijo amado, en Él me complazco! se convirtió en el don más preciado que Dios puede dar a una persona..¡Tu eres mi hijo, mi hija amada en tí me complazco! Creo que vale la pena buscar a Dios hasta encontrar el diamante precioso que haga que nuestra vida alcance un valor incalculable...que Dios nos diga,y tiene sus formas de decirlo ..¡Tu eres mi hijo amado en tí me complazco!

(P.Antonio Pavía-Misionero Comboniano) 
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lunes, 6 de enero de 2020

Cada Navidad

Vienes a mi cada Navidad y viene a mí tu Reino
Viene en forma de luz y calor
Llegas y calmas la angustia
Querías morir por mí y por eso, naciste
Para recorrer el camino como lo hacen los hombres
desde que llegan al mundo
 Te hiciste pequeño y nos dijiste que tu lugar era ése
Escondido y pobre pero iluminado por tu estrella, tu luz
Allí comenzó tu historia de amor con nosotros
Te hiciste “yo” para acompañar con tu Palabra
mis pasos por la vida
Y quisiste tener manos, ojos, sonrisa
para que, en las noches de angustia
pudiera cerrar los ojos y ver cómo me miras sonriendo,
cómo tomas mi mano y me dices, “Caminemos”
 Hoy te miro en este portal y siento tu amor y tu compañía
Ahora solamente queda dejarte crecer
y permitir que ocurra el milagro completo:
Que “Tú” te hagas “yo” y que “yo” me convierta en “Tú”.

(Olga)
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viernes, 3 de enero de 2020

Reflexiones al Evangelio. del 2º Domingo después de Navidad (Jn 1,1-18) Ciclo A

Prólogo del Evangelio de San Juan. Entresacamos un soplo catequético que me parece de especial relevancia: El Hijo de Dios se hizo hombre lleno de Gracia y de Verdad, y los que acogemos su llamada al Discipulado, participamos de su plenitud de Gracia y de Verdad.
Hablamos de una participación progresiva; Juan puntualiza que es "de gracia en gracia".
Conforme vamos creyendo en el Evangelio y guardándolo en el corazón, como María, su "gracia tras gracia" va configurando nuestro Discipulado. Bien entendió esto Pablo, al decir a los discípulos de Efeso que les había predicado  "El Evangelio de la Gracia" ( Hch 20,24) que nos va llenando hasta la Plenitud de Dios (Ef 3,19). Algunos se escandalizarán por esto que dice Pablo. Bueno, yo sí me lo creo y me limito a decir lo mismo que el Ángel Gabriel dijo a María en la Anunciación: "...porque para Dios no hay nada imposible" (Lc 1,37).
Los discípulos de Jesús, conscientes de nuestra debilidad, apostamos por la Fuerza y la Gracia de Dios y creemos en sus promesas.. es que puestos a creer en el Señor Jesús... ¡no nos conformamos con menos!

(por el padre Antonio Pavía-Misionero Comboniano)  
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He salido a los caminos

En la noche cuando todo duerme … y mi carne en mi cuerpo reposa, mi alma despierta, abrió la puerta …escucho su voz que con un gemido va repitiendo fundida en el silencio …. MI SEÑOR, MI REY, MI AMOR. …
pronto llega alma mía, acaso no oyes su voz, acaso no sientes su aliento en el viento, no comprendes que te llama por tu nombre y has de ir a su encuentro?
Alma mía ¿porque suspiras, no ves que te han nacido alas de amor?
He salido a los caminos a esperar a mi Señor, viendo que no llegaba subí a la torre más elevada del castillo interior , alce mi mirada  al  cielo teñido de sombras y de luz, de la luz de las estrellas  que en la oscuridad  dibujan siluetas… y aguardo…aguardo en vela por si asoma mi Señor por la vereda ,siento el frio en mi cara, la humedad de la noche que me empapa y la añoranza de sus ojos, de esos ojos profundos que como corrientes de agua se derraman en el arroyo de mi alma , y los veo y le siento como si solo nos separara un sutil velo… donde estas mi Señor? ¿porque no llegas?, bajo por las escaleras, salgo fuera, me asomo a la puerta …porque tardas mi Señor? 
Alma mía porque suspiras, no ves que ten han nacido alas de amor
De pronto escucho Tu voz en la tiniebla y la atraviesas, vestido va llegando mi Rey de majestad y belleza , ¡abrid puertas y dinteles ya llega el Señor de la Gloria! , corro a Tu encuentro cuando el arroyo de mi alma toca Tu firmamento, amor y verdad se funden en un beso y surge el sendero que me pone en camino hacia tu reino, tu luz me envuelve me eleva al cielo, llévame mi Señor te pido, llévame al valle de Tu deseo, donde los lirios y las azucenas se abren al contemplar tu rostro transfigurado de amor eterno, llévame te pido no me retengas en este desierto. 

(Loles) 
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miércoles, 1 de enero de 2020

Porque no hay nada imposible para Dios” (Lc 1,37)

Cuando el discípulo confía plenamente en la veracidad de la Palabra de Dios y ha experimentado “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6a), diciendo como Pedro  “Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6,68) Dios, como en la Anunciación, le llama por su nombre y  le dice: “no temas… porque has hallado gracia delante de Dios” y ante este Amor el discípulo, al igual que la Virgen María, dirá: “He aquí la esclava/o del Señor; hágase en mí según tu palabra”
“Jesús le dijo: “¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!” (Mc  9,23)
(Susana)
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