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viernes, 22 de abril de 2022

II Domingo de Pascua - (Jn 20, 19-31)

La Paz de Jesús amordaza tus miedos

Los Apóstoles están encerrados en el Cenáculo. Tienen miedo de los judíos; piensan que una vez que han acabado con Jesús irán a por ellos por ser sus discípulos. Además corre por Jerusalén la noticia de que algunas mujeres han visto a Jesús resucitado, lo que agrava aún más la situación de estos hombres. Nuestros amigos están en tierra de nadie; por una parte son rechazados por los judíos y por la otra no saben nada de Jesús fuera de lo dicho por unas mujeres poco creíbles, según ellos. Quizás piensan  que fueron unos ingenuos al aceptar la llamada de Jesús. Nuestros amigos están viviendo una " noche oscura de la fe" dramática; el miedo y las dudas son como puñales que traspasan su alma. En esto Jesús se les aparece y les dice: ¡¡La Paz con vosotros!! Es la Paz de Jesús que viene acompañada de su Fuerza. Si, Jesús Resucitado les reviste de la misma Fuerza con la que su Padre le revistió para llevar a cabo su misión en el mundo. Nos dice Juan que "Los discípulos se alegraron de ver al Señor". Todo esto tiene que ver con nosotros; no podemos crecer como discípulos de Jesús sin pasar nuestras propias noches oscuras de la fe. Son noches que dan paso a la irrupción de Dios en nosotros con esa alegría que nadie jamás nos podrá arrebatar (Jn 16,22). 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 20 de abril de 2022

Pascua, nueva vida en Jesús.

"En la Palabra está la Vida" ( Jn 1,4). Un señal inequívoca  que caracteriza a los discípulos de Jesús es su amor a la vida y que saben que la encuentran en el Evangelio. En este se cumple, por ejemplo la fortísima experiencia de Dios que vive este salmista: "El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en su mano, me encanta mi heredad" ( Sl 16 5-,6). Imposible describir con palabras los estremecimientos del alma y el corazón de quienes se adentran a una experiencia así con Dios. Intentémoslo; el término suerte utilizado por este salmista no tiene nada que ver con el azar. Apunta a una filial confianza con Dios que le impulsa a poner su vida en sus manos. No importa lo que haya sido hasta entonces; bien sabe este israelita que poderoso es Dios para rehacer de nuevo su historia. Esto nos lleva a otro salmista que traspasado de júbilo grita: ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que  me ha hecho? (Sl 116, 12). Cuando damos a Jesús  apenas las migajas de nuestra vida él actualiza la multiplicación de los panes horneando el Pan de la Palabra de Vida en las brasas de tu alma.

P. Antonio Pavia

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viernes, 1 de abril de 2022

Domingo V de Cuaresma (Jn 8,1-11)

Jesús y el Adulterio

Unos fariseos traen donde Jesús a una mujer adúltera y le dicen: Moisés nos mandó lapidar a estas mujeres, ¿Qué dices tú? Jesús inclinándose escribió en la tierra, después levantándose les recuerda implícitamente las denuncias de los profetas de los continuos adulterios de Israel al relegar en su corazón a Dios en favor de todo  tipo de idolatría: "El que esté sin pecado que tire la primera piedra". A continuación dijo a la mujer, que nos representa a todos: "Vete y no peques más". No es orden, es la promesa de su  Fuerza y su Gracia frente a todo Adulterio-Idolatría.  Jesús, al  inclinarse y escribir en la tierra, en nuestro corazón de barro, está  anunciando el cumplimiento de esta incomparable  promesa de Yavhé: "…Escribiré mis palabras en vuestro corazón…" (Jr 31,33). Las escribió inclinándose en la tierra, es decir muriendo por ti y por mí. El profeta Óseas al tiempo que denuncia la idolatría de Israel anuncia esta gran Promesa de Dios con toda alma: “Voy a seducirla, la llevaré al desierto y hablaré a su corazón " (Os 2,16). Hablaré, escribiré mi Evangelio,  en el alma y el  corazón de todo aquel que me busque de verdad y creare en él la Fidelidad... (Os 2,21-22).

P. Antonio Pavía

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