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lunes, 13 de junio de 2016

Las luces y la Luz (Tomás Cremades)

Las luces y la Luz
El Salmo 35  nos dice: “…porque en Ti está la fuente viva y tu Luz nos hace ver la Luz…”. En el mundo hay muchas luces, hay mucho ruido. Y estas luces no siempre, pero a veces, cuando menos, reflejan una luz que proviene de la luz de Satanás, la luz de Lucifer, la luz del infierno. Y hemos de estar preparados para distinguir cuál es la Luz verdadera, y cuáles las luces que nos apartan del verdadero camino-Jesucristo-.
Ocurre que esa luz de las tinieblas, que el hombre prefirió, nos resulta atractiva, nos gusta al paladar, es divertida, pero…conduce a la perdición. Dice san Juan en el prólogo del Evangelio de Jesucristo: “…En el principio existía la Palabra (Jesucristo), y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios…La vida era la Luz de los hombres, y la Luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron…” (Jn 1, 1-5)
Y continúa: “…La Palabra era la Luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo…vino a los suyos, y los suyos no la recibieron; pero a los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su Nombre…” (Jn 1, 9-13)
Más adelante nos insiste Juan: “…Y el juicio está en que la Luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz, porque sus obras eran malas, pues todo el que obra el mal aborrece la Luz y no va a la Luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la Verdad, va a la Luz…” (Jn3,19-21).
El Evangelio, Palabra de Jesucristo, Verdad revelada por el Padre, nos saca totalmente de dudas. Después de estas lecturas ya sabemos que el hombre ha preferido las tinieblas, a causa del pecado original que todos llevamos dentro. Pero el Señor Jesús nos pone en la Verdad plena. Y así nos ayuda en nuestra meditación el Salmo 118, cuando dice: “…Lámpara es tu Palabra para mis pasos, Luz en mi sendero…” (Sal 118 105-112)
Por eso, el Salmo que hemos enunciado al principio, nos dice: “…porque en Ti está la fuente viva y tu Luz nos hace ver la Luz…”. Jesucristo es la “fuente viva” que nos acerca e ilumina nuestra vida; hay otras fuentes, que no son de agua viva; son aguas estancadas donde se reflejan nuestros pecados. Y es lo que comunica Jesús a la Samaritana, cuando le dice:”…Todo el que beba del Agua que Yo le dé no tendrá  sed jamás, sino que el agua que Yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota a la Vida Eterna…” (Jn 4,14-15). Vemos de esta forma cómo se unen y concuerdan las palabras de Jesús con las profecías de los Salmos.
Jesús, nada más terminar el bellísimo diálogo con la mujer adúltera, nos dice: “…Yo Soy la Luz del mundo, el que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la Vida…” (Jn 8,12).
Y profetiza con las palabras de la Teofanía (manifestación de Dios) en el Sinaí a Moisés, cuando le comunica su Nombre: YO SOY.  Por eso tantas veces nos dirá Jesús. Yo Soy la Luz del mundo, Yo Soy el Agua Viva, Yo Soy el pan vivo, Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, Yo Soy la puerta…
Acerquémonos a la Luz verdadera Jesucristo y su Santo Evangelio, que si bien nacimos con el pecado original, fuimos limpiados con el Bautismo y redimidos con la Cruz gloriosa de Cristo; no nos dejemos engañar por las seducciones del Maligno, no nos dejemos guiar por quienes no tiene Luz, ya que, un ciego no puede guiar a otro ciego, sino que caerán los dos en el hoyo (Lc 6, 39)
Alabado sea Jesucristo
 
 

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