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jueves, 20 de octubre de 2016

TE INVOCO DE TODO CORAZÓN (Tomás Cremades)

Dice el salmista, te invoco de todo corazón. Pero el hombre de todos los tiempos, y  más el hombre de hoy, por la época que nos ha tocado vivir, no entrega todo el corazón: hay, ¡sí! una parte para Dios, normalmente la que menos le compromete, y otras partes más “cercanas” a las que entrega una parte de su corazón, como son: el trabajo, los placeres, la vida familiar, la vida profesional…cada uno se aplique la que corresponda. Y lo que es más peligroso: El hombre también entrega, o puede entregar, o ha entregado en su vida, su corazón a la idolatría, al seguimiento de sus ídolos; e, incluso, lo ha justificado... Y el salmista, en el Salmo 118, continúa: “…con tus mandamientos dame vida…”(Sal 118). Con tus mandamientos, con tu Palabra, es con lo único que me puedo curar, es con lo único que puedo recuperar mi vida.
“…Amarás al Señor tu Dios, con todo el corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas…” (Dt 6, 4-5)
 

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