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jueves, 1 de diciembre de 2016

LOS MISTERIOS DE DIOS (por Tomás Cremades)

El desconocimiento de Dios es tal, que pensamos en un Dios al que hay que contentar, un Dios al que nos acercamos “con temor y temblor”, en lenguaje bíblico. 
Los hombres de todo tiempo han querido saber y conocer los misterios de Dios, abarcarlos en su interior. Y cuando se dan cuenta de que esto no es posible, desechan la idea de la existencia de Dios. Esta es la peor forma de acercarse a Dios. Es el acercamiento por orgullo, es el pecado de Adán, querer saber lo que Dios sabe y conocer lo que Él conoce, y ser dueño y señor del tiempo y del dictado de las leyes.

Cuando uno se mira hacia dentro, y ve su pequeñez, pero la ve realmente en su interior, y la precariedad de su existencia, que hoy es y mañana no es, cuando su corazón comienza a ser sensato y, sobre todo, sincero, es cuando se hace presente en él la sabiduría de Dios.
Te gusta un corazón sincero y en mi interior me inculcas sabiduría (Sal 50)
 

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