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lunes, 20 de marzo de 2017

Breve comentario a Ezequiel (18, 20-28) 1ª Parte (por Susana Jiménez)




Breve comentario a Ezequiel (18, 20-28)
1ª Parte: “Vivirá a causa de la justicia que ha practicado”
 
“El que peque es quien morirá; el hijo no cargará con la culpa del padre, ni el padre con la culpa del hijo; al justo se le imputará justicia y al malvado su maldad.
En cuanto al malvado, si se aparta de todos los pecados que ha cometido observa todos mis preceptos y practica el derecho y la justicia, vivirá sin duda, no morirá. Ninguno de los crímenes que cometió se le recordará más; vivirá a causa de la justicia que ha practicado. ¿Acaso me complazco yo en la muerte del malvado –oráculo del Señor Yahvé- y no más bien en que se convierta de su conducta y viva?
Pero si el justo se aparta de su justicia y comete el mal, imitando todas las abominaciones que comete el malvado, ¿vivirá acaso? No, no quedará ya memoria de ninguna de las obras justas que había practicado, sino que, a causa de la infidelidad en que ha incurrido y del pecado que ha cometido, morirá. Y vosotros decís: No es justo el proceder del Señor. Escuchad, casa de Israel: ¿Qué no es justo mi proceder? ¿No es más bien vuestro proceder el que no es justo?
Si el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere,a causa del mal que ha cometido muere. Y si el malvado se aparta del mal que ha cometido para practicar el derecho y la justicia, conservara su vidaHa abierto los ojos y se ha apartado de todos los crímenes que había cometido; vivirá sin duda, no morirá”
 
Dios no habla de hombre-bueno/hombre-malo, sino “el justo” y el “malvado” Y no dice al justo se le imputara su bien, sino “al justo se le imputará justicia y al malvado su maldad” Habla del hombre que conoce a Dios (el justo con su justicia) y del que no lo conoce (el malvado con su maldad)
También, dice: “si el justo se aparta de su justicia muere, no quedara memoria de ninguna de la obras justas practicadas” y, en cambio, “el malvado vivirá a causa de la justicia que ha practicado, ninguno de los crímenes que cometió se le recordará más” Por tanto, lo que da vida o muerte y que Dios olvide la justicia practicada o los crímenes del mal, es practicar o apartarse de la Justicia de Dios, ya que al apartarnos de su justicia cometemos el mal y morimos: “El que se aparta del camino de la prudencia descansará en la asamblea de los muertos” (Proverbios 21, 16)
La Justicia de Dios no es mi justicia: “Si digo al justo: Vivirás, pero él, fiándose de su justicia, comete injusticia, no quedará memoria de toda su justicia, sino que morirá por la injusticia que cometió” (Ezequiel 33, 13), ni tampoco una justicia para cumplir con la ley: “Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley lo dice para los que están bajo la ley, para que toda boca enmudezca y el mundo entero se reconozca reo ante Dios, ya que nadie será justificado ante él por la obras de la ley, pues la ley no da sino el conocimiento del pecado” (Romanos 3, 19-20).
Se trata de convertirme a la Justicia de Dios mediante Jesucristo; “justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen – pues no hay diferencia; todos pecaron y están privados de la gloria de Dios” (Romanos 3,22-23); “Conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley, pues por las obras de la ley nadie será justificado” (Gálatas 2, 16) “Si por la ley se obtuviera la justicia, habría muerto en vano Cristo” (Gálatas 2, 21) 
 
Si tengo fe en Jesucristo, en el Evangelio, me convierto en un hombre que practica la Justicia De Dios: “Se conduce según mis preceptos y observa mis normas, obrando conforme a la verdad, un hombre así es justo: vivirá sin duda, oráculo del Señor Yahvé” (Ezequiel 18, 9); “Decid al justo que bien, que el fruto de sus acciones comerá. ¡Ay del malvado! Que le irá mal, que el mérito de sus manos se le dará” (Isaías 3, 10-11)
 
“El que busca justicia y bondad encontrará vida y gloria” (Proverbios 21, 21) 
 

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