Páginas

viernes, 27 de julio de 2018

Junto a la Cruz de Jesus, estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.

"Junto a la Cruz de Jesus, estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesus, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la acogió en su casa".


¿Qué valor tiene para tí, el que Jesus te llame para ser discípulo amado al pie De la Cruz?.

Mi llamada a ser...discípula amada al pie de la cruz de Jesús.¿Por qué al pie de la cruz?
Me doy cuenta de que, hasta el día de hoy,  me había quedado en la orilla del mar de Galilea, junto a Pedro y a los discípulos de Jesús. Discípula de Jesús,  fijando mis ojos en Él... Él que, hace años, me salvó de las aguas oscuras y del viento contrario...Él que me impidió hundirme ante el miedo a la enfermedad y a la muerte: Como Pedro, logré  gritar: “¡Señor, sálvame!” y escuché en lo más profundo de mi alma y de mi cuerpo, su palabra: “Soy yo, ¡No temas!”. Él,  me tendió su mano y me agarró, me agarró muy fuerte.
Pero claro, allí me quedé, tan a gusto en la confianza total en Alguien que me había salvado porque me amaba. Pero claro, mientras tanto, mis ojos, ya no veían a Jesús… Con el mar más favorable y con menos viento contrario, mis ojos se habían dejado distraer por toda clase de cosas en mi alrededor. ¡Tantas cosas! Las que a mí venían y las que busqué, pensando que las necesitaba para existir y ser feliz  Me contente con susurrar el nombre de Jesús, como la dulce música que anima y alegra mi existencia.¡Demasiado tiempo y energía he pasado, buscando en mis cosas el reflejo del rostro de Jesús! Mis cosas nunca encajaban a la perfección con las cosas de Dios, siempre faltaba algo. Aquello me llenaba de confusión y generaba una tremenda angustia por no lograr más percibir qué quería Dios de mí.  
¡Qué necia he sido! No había entendido que el viaje de Jesús no se limitaba al mar de Galilea! Seguir a Jesús es seguirle hasta Jerusalén, hasta el Monte. Todavía en mi camino de fé, no me había apoyado en María, me faltaba pronunciar, junto a ella,  el “SÍ” que me lleva al lado de Jesús, pase lo que pase. María, mi madre, quien me enseña a vivir plenamente su “sí” a ella. Aquel “sí” que orienta mis sentidos humanos, desde mis padecimientos, hacía los padecimientos de Jesús en la cruz….Jesús sufre conmigo, nunca me deja sola. Mis padecimientos son el lugar espiritual donde me encuentro con Sus padecimientos en la cruz, en el momento de Su entrega a la voluntad de Su Padre. Mis padecimientos son mis pasos de discípula amada, al lado de Jesús. Mi única sabiduría es saber que Él me ama y mi único mérito es escoger no hacer más que recibir plenamente Su amor …..porque Él es quien llena mi vida de confianza, de una alegría profunda y duradera, de paz.
Bendito sea Dios.

L.M.


No hay comentarios:

Publicar un comentario