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domingo, 7 de julio de 2019

Te reconocí

Me encontraba vacía y necesitaba encontrar algo para llenar mi alma, mi vida y mi ser... Estaba hambrienta de ese algo, pero no identificaba lo que podía ser, buscaba a mi alrededor y no lo  encontraba, por lo que me fui a buscarlo sin saber a dónde, ni el qué.
Un día iba por un sendero cansada de tanto andar, estaba llena de polvo, sudorosa, sedienta..., me encontré con alguien en el camino, me ofreció agua y algo para comer, me limpió el sudor de mi frente, hizo un lecho entre las hierbas, allí me recostó para aliviar mi cansancio y así poder seguir con mi ruta después.
Gracias a este caminante, pude sobrevivir... el calor, la sed, el cansancio, estaban haciendo mella en mí, y pensaba en abandonar esta búsqueda, pues me estaba resultando muy ardua y mi cuerpo parecía que no lo iba a resistir.
Tenía tan vacía mi alma, que necesitaba llenarla, ¿pero de qué?, y levantándome comencé a caminar otra vez.
Noté que algo había cambiado en mí, quizás ese caminante me había enseñado lo que buscaba, esta idea comenzó a revolotear dentro de mí y entonces comprendí, yo me encontré contigo, Jesús, y después de haberte ido fue cuando yo te reconocí, había algo en tí que me deleitó, esa ternura que irradiabas, ese amor y esa paz que me transmitiste, los cuidados que me diste, no tuve duda de que eras Tú lo que yo buscaba, eras a quien necesitaba para llenar de amor mi alma, mi vida, mi ser...
A veces pienso si te habrás olvidado de esa persona tan insignificante, que un día te encontraste y la ayudaste para que siguiera buscando algo para llenar su alma y su ser, ese algo que no sabía que era, hasta que en el camino te encontró y fue cuando descubrió que lo que buscaba era amor, amor para su alma y esa fuente de amor, solo puedes ser Tú, Jesús.

(Elia)
comunidadmariamadreapostoles.com

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