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sábado, 31 de agosto de 2019

LLAMADOS A SER LUZ

Muchas veces hemos recibido clase en el colegio o en la Universidad de verdaderos sabios, y otras tantas nos hemos quedado “in albis” porque recibíamos “clases magistrales”. El alumno no necesita eso; necesita entender de forma sencilla y adaptada a su conocimiento del momento que vive, la materia de que se trate. El buen profesor, se pone en el lugar del alumno, acordándose de cuando él ocupaba ese asiento, recordar las dudas que le suscitaba este o aquel problema…preguntarse las mismas cosas que se le presentan a los que reciben su enseñanza…y entonces será capaz de asimilar los conocimientos, no para aprobar hoy y olvidarse mañana, sino para siempre.
El profesor sabio es el que hace fácil lo difícil. Jesucristo, Dios y Hombre, el Gran Pedagogo por excelencia, enseñaba su Reino con palabras y acontecimientos sencillos, de forma que todos lo entendieran.
Como dice el apóstol Pablo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios. Al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo pasando por uno de tantos (Fp 2, 6 y ss.).
Y Él nos pide que seamos “luz”. Él es la Luz del mundo, y nos pide seguir su camino. “Nadie enciende una lámpara y la pone en un sitio oculto, sino sobre el candelero, para que todos la vean” (Lc 11,33)
Y ¿Cómo somos luz, para el mundo? El Señor nos lo dice muy claramente: “… el ojo es la lámpara de tu cuerpo; si tu ojo está sano, todo tu cuerpo está sano; pero si tu ojo está enfermo, ¡qué oscuridad habrá en tu cuerpo! Mira, pues, que la luz que hay en ti no sea oscuridad…” (Lc 11,33-37)
Al hilo de esto, hay un Evangelio muy esclarecedor: “…Si uno mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Así pues, si tu ojo te escandaliza, sácatelo; más te vale entrar tuerto en la Vida Eterna, que ser arrojado con todo tu cuerpo a la gehena…” (Mt 5, 27-31)
Son palabras dichas por Jesucristo en lo denominado “DISCURSO EVANGÉLICO” que comienza con las Bienaventuranzas, y continúa en todo este capítulo 5.
Evidentemente no se puede entender al pie de la letra, arrancándose el ojo, y resto de miembros que te puedan hacer pecar. Dañar el propio cuerpo también sería pecado. Podríamos acudir al refranero castellano para decir: “No hay peor ciego que el no quiere ver”.
O también aquel otro de “tomar el rábano por las hojas”. El demonio tiene la facultad de engañar tanto al hombre, que éste puede quedar hasta embrutecido de una forma tal, que busque infinidad de motivos para no convertirse. Por ejemplo, buscamos y rebuscamos preguntas para justificar lo injustificable…y es que, el que pregunta mucho es que no se quiere convertir.
En definitiva, el ojo nos puede hacer pecar y apartarnos de Dios. Pero no solo en el tema sexual, - que también-, sino en el deseo desordenado de las cosas en el orden determinado por Dios, no por ti, o por mí.
Como bien decía san Agustín: “…vaciarse de lo que se está lleno, para llenarse de lo que se está vació!”, que, naturalmente es Dios.
(Tomás Cremades)
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viernes, 30 de agosto de 2019

Toque Saltar de gozo

Cuando Jeremías  escribe que saltaba de gozo cuando encontraba Palabras de Dios entre las palabras (Jr 15,16), nos está diciendo que su corazón estaba siendo atravesado por Dios con su Fuego.

Reflexiones sobre el Evangelio del 22 Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C (Lc 14,1.7-14) 01-09-2019

Llevamos en nuestros genes el impulso de sobresalir ante los demás y de esto nos habla Jesús. Impulso que alcanza también a sus discípulos a quienes vemos a veces discutiendo acerca de quién es el primero, hasta que un día Jesús les dice : "El que quiera ser el primero, que se haga el último" (Mc 9,35). No está Jesús invitándoles a anularse como personas, les y nos está mostrando el camino para triunfar en la vida. Él mismo, como nos dice Pablo, se hizo el último, aceptando un juicio inicuo y una muerte vergonzosa, sin embargo hoy toda lengua le confiesa como Señor-Dios (Fil 2,7-11). Pablo entendió muy bien que nuestras perspectivas de grandeza se realizan desde Dios y que son un fracaso desde quien las busca a ras del suelo. El mismo Pablo que dice que Jesús ha asignado a sus discípulos el último lugar en el mundo.. repito que vive a ras del suelo..(1 Co 4,9), proclamó gozoso que Jesús le ha concedido la gracia, el poder de anunciar por medio del Evangelio su inexcrutable riqueza (EF 3,8).
No hay mayor riqueza y encumbramiento que poder, movidos por el Espíritu Santo, penetrar el Misterio de Dios oculto en el Evangelio, ni mayor satisfacción que compartirlo con los hombres por medio de la predicación.
(Antonio Pavía-Misionero Comboniano)
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miércoles, 28 de agosto de 2019

LA PRISA DEL HOMBRE (O ¿POR QUÉ DIOS NO ME HACE CASO?)

La pregunta está en el aire. ¿Es que Dios no me escucha? Queremos que Dios resuelva nuestras peticiones y nuestros caprichos, sin pensar siquiera si esto realmente lo quiere Dios. Y, claro, cuando no se cumple nuestra voluntad:… ¡Dios no me hace caso…! 
“…Cuando oréis decid así: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos deje caer en tentación…” (Lc 11, 1-4)
En el Evangelio de Jesús según Mateo, se nos dice también: “…Y al orar no habléis mucho como  los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo…” (Mt 6,7)
Es muy clarificador el encuentro de Jesús en Cafarnaún con el centurión romano: “…Señor, dice el centurión, mi, mi criado yace en casa paralítico con muchos sufrimientos.” Le dice Jesús: “Yo iré a curarlo. Replicó el centurión: Señor, no soy digno que entres en mi casa basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano…” (Mt 8,5-11)
Cuando tenemos una necesidad, no un capricho, pensemos primero si lo que pedimos es bueno, sobre todo para nuestra alma en orden a la salvación. Si es así, meditemos si es voluntad de Dios, y, ya que Él lo puede todo, tengamos la confianza que Él nos lo concederá en su momento, no en el nuestro. A lo mejor, incluso, no lo llegamos a ver, pero tengamos la seguridad que Él nos lo dará.
Seguro que Dios lo concede, como nos dice Juan: “…En verdad os digo: lo que pidáis al Padre os lo dará en mi Nombre…Aquel día pediréis en mi Nombre y no os digo que pediré al Padre por vosotros, pues Él mismo os quiere porque me queréis a mí, y creéis que salí del Padre… (Jn 16, 23-29)
Por ello, teniendo la confianza en Dios, en Jesucristo, nuestras plegarias serán escuchadas. Es Palabra de Jesucristo, y Él es fiel, es decir, cumple sus promesas.

(Tomás Cremades)
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lunes, 26 de agosto de 2019

DESDE NUESTRA LIBERTAD

Comienza la mañana, te hablo y tu compañía silenciosa, da paso a tu presencia.

Frente a mi, soplas y tu aire llena mis velas de amor para navegar por el mar de la Vida

Sé que, si te busco, si no pierdo tu mirada, todo mi día respirará ese amor porque Tú no puedes renunciar a quien eres.

Pero nos hiciste aves con las alas extendidas para que voláramos por el cielo de nuestra libertad.

Y el día pasa,  volamos en el aire de nuestros pensamientos que, a veces, tantas veces no son los tuyos.

Tú nos miras, recordando nuestro encuentro esta mañana y nos dejas que volemos, que acertemos y que nos equivoquemos, que regresemos y te busquemos de nuevo, pero siempre desde nuestra voluntad, desde nuestra libertad.

Volar cada día con la huella de tu presencia en nuestro corazón , con el sonido de tu Palabra en nuestro interior.

Explorar el mundo, descubrir la vida, actuar y ser para saber que, a nuestro regreso, estarás Tú aguardando nuestra vuelta.

Tú, esperando a escuchar nuestro paso por el mundo, nuestras idas y venidas, con las dos manos abiertas para poder recostarnos  y después de descansar, preparar juntos el vuelo que nos espera mañana.

(Olga)
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sábado, 24 de agosto de 2019

Reflexiones sobre el Evangelio del 21 Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C (Lc 13,22-30) 25-08-2019

Un hombre pregunta a Jesús si son muchos o pocos los que se salvan. Jesús le dice, a él y a todos, que nos dejemos de cabalas, suposiciones, sensacionalismos.. etc y que nos preocupemos por entrar por la puerta estrecha que lleva a la Vida. Esta misma puerta un día se cerrará a aquellos que vivieron su relación con Dios desde la tibieza y la mentira. Se les cerrará por más que la aporreen gritando ¡Señor, ábrenos que te conocemos, hemos rezado, escuchado tu Evangelio. Jesús sin embargo les dirá: ¡Yo no os conozco, no sé quiénes sois! Y es que Jesús conoce muy bien a los suyos, a sus discípulos.. les llama mis ovejas. Su relación con ellos es de mutuo conocimiento..   "Yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mi.." (Jn 10,14). Por eso tienen siempre  abierta la Puerta de la Vida. Estas ovejas permanecen con Jesús porque saben que tiene para ellas "Palabras de Vida Eterna" (Jn 6,68) Saben que Él es el Buen Pastor que las apacienta en prados de fresca hierba (Sl 23,1-2)..San Agustín llama a estos prados: " Las verdes praderas de las Escrituras"

(Antonio Pavía-Misionero Comboniano)
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ESPERANZA

Cuando me inunda la tristeza y solo soy un manojo de nervios, te pido ayuda Señor, pues he caído en un lugar profundo feo y oscuro, en el que paso mucho miedo, me nubla la mente, me paraliza mi cuerpo, me ahogo.. es imposible vivir así.
Tú me dices que haga un esfuerzo para poder salir, de ese lugar tan profundo triste y oscuro, pues si salgo es fácil que pierda la tristeza, y vuelva a casa totalmente renovada y feliz.
Yo quiero salir, ¿pero cómo salgo de esta profundidad que me nubla la mente, y no veo el camino por donde poder salir?.
Es difícil atravesar este umbral, cuando tu cuerpo te dice que no, no hay manera de sacarlo, aunque en este esfuerzo me deje el corazón.
Yo no dejo de hablar contigo, hablar y hablar, Tú me sigues diciendo que salga, yo no pierdo la esperanza de poder salir, pero no puedo con mi cuerpo y otra vez me quedo atrapada en esta fea y oscura profundidad.
Tú me quieres ayudar y me dices que salga a pasear, y vaya a mi rincón especial,  ese rincón que Tú y yo conocemos, para allí poder orar, lo he intentado Señor, pero me faltan fuerzas y en casa me he vuelto a quedar.
Me digo que más tarde lo haré, pero si no aprovecho este momento me temo que se quede, en un querer y no poder.
Tú insistes en que salga, que no me quede en esta oscura profundidad, ésta le está haciendo daño a mi Alma pues la tiene atrapada y no me deja orar, Tú me dices que si salgo volveré sin carga alguna, sin que yo me dé cuenta, ésta la iré perdiendo por el camino y se irá quedando por ahí.
Yo te creo Señor, pero cuantas veces lo intento sin poderlo conseguir y poco a poco voy perdiendo la esperanza que tenía para poder salir.
Señor, estos miedos que tengo cuando estoy tan triste te los ofrezco a Tí, te pido que me protejas del mal pues estoy tan débil, que  sería una presa fácil para poderme embaucar. Lo dejo todo en tus manos..yo ya no puedo más.. cuando llegue el momento, Tú me quitarás la tristeza y así podré salir, correr, cantar, amar, pues ya Tú me has liberado de ese manojo de nervios que me han llevado a esta tristeza y a esa fea y oscura profundidad.

(Elia)
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viernes, 23 de agosto de 2019

LA INTELIGENCIA Y LA SABIDURÍA

En la actualidad se habla mucho de la inteligencia, y es hasta posible, que se confunda con la sabiduría. Un hombre sabio es un hombre inteligente y viceversa; o no. Pueden ser incluso conceptos antagónicos.
Incluso aparece la figura de la persona “lista”. Es tan rico nuestro lenguaje español, que varias ideas, cuando queremos expresarlas, encontramos palabras que nos pueden parecer sinónimas, y en realidad, no lo son.
Hoy en día se habla de una “inteligencia artificial”, propia de la técnica actual, tan desarrollada…se habla de los teléfonos inteligentes…los ordenadores…las ondas que circulan por nuestro entorno. Y han sido descubiertas - no creadas, pues la Creación solo es de Dios-, por el hombre. Por el hombre que también es un ser “inteligente”.
La sabiduría es otra cosa; la sabiduría es hija de la Sabiduría, que con mayúscula, es un atributo de Dios.
“…aunque uno sea perfecto entre los hijos de los hombres, sin la Sabiduría que procede de Ti, será estimado en nada…” (Sb. 9)
Nos lo recuerda el Libro de la Sabiduría, atribuido al rey Salomón, erróneamente, pues éste fue posterior a la redacción del citado libro. Fue escrito probablemente por un judío helenizado en la segunda mitad del siglo I.
Es muy esclarecedor el libro de los Proverbios, que en su Capítulo 2 dice así:
“…Hijo mío: si aceptas mis palabras y retienes mis mandatos, prestando atención a la sabiduría, y abriendo tu mente a la prudencia; si invocas a la inteligencia y llamas a la prudencia; si la buscas como al dinero, y la invocas como a un tesoro, entones comprenderás el temor de Yahvé y encontrarás el conocimiento de Dios.
Porque Yahvé es el que da la Sabiduría y de su boca brotan el saber y la prudencia…entonces comprenderás la justicia, el derecho y la rectitud…” (Pr 2,1-7., 9)
Al principio decía que un hombre sabio es un hombre inteligente o viceversa; o no. Y es que hay personas, que quizá no sepan ni leer, que tiene un don especial concedido por Dios, para ajustarse a Él; son los ”justos” del Evangelio, que “ajustan” su vida al Señor. No son los “sabios” de este mundo. Son los “anawin”, los pequeños de Dios.

(Tomás Cremades)
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lunes, 19 de agosto de 2019

Salmo 50.- El verdadero culto a Dios

El Señor, Dios de los dioses, habla,
convoca la tierra de Oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece: viene nuestro Dios y no se callará.
Lo precede un fuego devorador,
y lo rodea una tempestad violenta.
Desde lo alto convoca cielo y tierra,
para juzgar a su pueblo:«¡Reunid junto a mí a mis fieles, que sellaron mi alianza con un sacrificio!».
Proclame el cielo su justicia,
pues Dios en persona va a juzgar.
«Escucha, pueblo mío, lo que voy a decirte, Israel, voy a dar testimonio contra ti.
¡Yo soy Dios, tu Dios!
No te acuso por los sacrificios,
pues tus holocaustos están siempre ante mí.
Pero no aceptaré ningún novillo de tu casa, ni siquiera un cabrito de tus rebaños; pues mías son todas las fieras de la selva,
Y los animales de los montes, a millares.
Conozco todos los pájaros del cielo, y las bestias de los campos me pertenecen.
Si tuviera hambre, no te diría nada,
pues el mundo es mío, y todo lo que en él existe.
¿Es que voy a comer carne de toros o a beber sangre de cabritos?
Ofrece a Dios un sacrificio de confesión, y cumple tus votos al Altísimo.
Invócame en el día de la angustia:
yo te libraré y tú me darás gloria.
Pero al malvado Dios le dice:
¿De qué te sirve recitar mis preceptos y tener siempre en la boca mi alianza, si detestas la corrección y rechazas mis palabras?
Cuando ves un ladrón, te vas con él
y te mezclas con los adúlteros.
Sueltas tu lengua para el mal,
tus labios traman el fraude.
Te sientas para hablar contra tu hermano, y deshonras al hijo de tu madre.
Así te comportas, ¿y tengo que callarme?
¿Crees que soy como tú?
¡Yo te acuso y te lo echo en cara!».
iTenedlo presente, los que os olvidáis de Dios.
De lo contrario os destrozaré, y nadie os salvará!
El que me ofrece un sacrificio de confesión me glorifica;
y al que sigue el buen camino,
le haré ver la salvación de Dios. 

Reflexión: El culto que agrada a Dios

Dios, partiendo de Israel, convoca a todos los habitantes de la tierra para llamarles a conversión: «El Señor, Dios de los dioses, habla, convoca la tierra de oriente a 
occidente. Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece». Con el propósito de enseñar a todos los pueblos, Yavé denuncia el culto vacío que Israel le está ofreciendo. Culto simplemente formalista que puede ser hasta grandioso, mientras que el pueblo entero vive de espaldas a la palabra de Dios. Por eso les dice: «¿De qué te sirve recitar mis preceptos y tener siempre en la boca mi alianza, si detestas la corrección y rechazas mis palabras?».

El profeta Jeremías denuncia esta relación de Israel con Dios, basada en las apariencias que proporcionan los holocaustos y sacrificios, que pueden ser muy suntuosos pero llevan al pueblo a vivir de espaldas al Dios que habla 
y convierte. Porque la conversión no acontece en el hombre por el culto exterior sino por el interior, allí donde Dios con su Palabra transforma el corazón del hombre y le lleva a cumplir su voluntad.

Escuchemos al profeta Jeremías: «¿Por qué el país se ha perdido, incendiado, como el desierto donde no pasa nadie? Yavé lo ha dicho: Es que han abandonado mi Ley, que yo les propuse, y no han escuchado mi voz ni la han seguido; sino que han ido en pos de la inclinación de sus corazones tercos, en pos de los baales que sus padres les enseñaron» (Jer 9,11-13).

Dios ya había alertado al pueblo de Israel, antes de entrar en la tierra prometida, que su grandeza como pueblo de su propiedad, iba a depender de que mantuviese su relación con Él por medio de la escucha de sus mandamientos, es decir, de sus palabras, pues en la Escritura, el término mandamiento equivale a palabra: «Si escuchas los mandamientos de Yavé tu Dios, que yo te prescribo hoy, si amas a Yavé tu Dios, si sigues sus caminos y guardas sus mandamientos, preceptos y normas, vivirás y te multiplicarás; Yavé tu Dios te bendecirá en la tierra a la que vas a entrar para tomarla en posesión» (Dt 30,16).

Jesucristo, palabra de Dios y luz del mundo, denuncia, en su conversación con Nicodemo, el pecado que supone vivir de espaldas a la luz de Dios, y le instruye acerca de este pecado: «El juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios»( Jn 3,19-21). 

Y, efectivamente, toda obra del hombre, incluidas las propias del culto y de la piedad, son inútiles por su vaciedad cuando no están iluminadas por la luz de Dios, luz que Él envió al mundo en su propio Hijo, y que brilla en todo su esplendor para nosotros por medio del Evangelio. 

Volvemos al salmo y oímos del propio Dios cómo debe ser el culto que le agrada: «El que me ofrece un sacrificio de confesión me glorifica; y al que sigue el buen camino le haré ver la salvación de Dios».

La acción de gracias no es formalista ni cultual puesto que nace de un corazón agradecido por lo que Dios ha hecho en el hombre. Éste, que tiene un nombre y una historia concreta, alaba a Dios porque ha hecho una experiencia de liberación y salvación que solo Él podía hacer.

Podemos transmitir experiencias concretas de estas acciones de gracias. Vemos cómo, por ejemplo, el apóstol Pablo da gracias a Dios porque el testimonio de Jesucristo ha enriquecido con inmensos dones espirituales a la comunidad de Corinto: «Doy gracias a Dios sin cesar por vosotros, a causa de la gracia de Dios que os ha sido otorgada en Cristo Jesús, pues en Él habéis sido enriquecidos en todo, en toda palabra y en todo conocimiento, en la medida en que se ha consolidado entre vosotros el testimonio de Cristo» (1Cor 1,4-6).

Podemos referirnos también al encuentro que tuvieron los apóstoles Pedro y Juan con el paralítico que estaba pidiendo limosna a la puerta del templo. El buen hombre les miró con la esperanza de recibir algo de ellos, pero estos tenían algo mucho más importante que darle, por lo que Pedro le dijo: No tengo plata ni oro pero lo que tengo, te doy: en nombre de Jesucristo levántate y anda. Sabemos que este hombre se levantó. Efectivamente, Pedro tenía algo que darle mucho más importante que lo que pedía: Le abrió el acceso a Dios, simbolizado en que, si antes estaba a la puerta del templo, ahora le vemos entrar andando, saltando y alabando a Dios (He 3,1-10). Esta es la acción de gracias que Dios quiere.

Mi fuerza y mi poder es el Señor..

MI FUERZA Y MI PODER ES EL SEÑOR (del libro del Éxodo)…Caballos y carros ha arrojado en el mar… (Ex 15,1-4. 8-13. 17-18)
Así se expresa el autor sagrado en el Libro del Éxodo, en los versículos indicados. Al margen del acontecimiento histórico, en el que tras la persecución del faraón al pueblo israelita capitaneado por Moisés, se abre el Mar rojo, por el soplo del Señor, lo que realmente nos vale a nosotros, no sólo es reconocer el Poder del aliento del Señor, y su amor por su pueblo elegido; hemos de tratar de encontrar lo que es válido en nuestra vida en orden a nuestra propia salvación. Con este fin quiso el Señor que nos sirvieran estos acontecimientos, para nuestro avance en el camino de fe que él nos ofrece cada día. Y esto se consigue meditando, día y noche, en palabras de la Escritura, la Palabra de Dios.
Estos carros y caballos representan nuestros propios dioses que nos acompañan, que comienzan por nuestro propio “ego”, continúan por el orgullo, que justificamos como “amor propio”, la prepotencia, la vanidad espiritual, mucho más peligrosa que la vanidad material… el poder del dinero, siempre presente en nuestra vida, no tanto por su maldad, que en esencia no la tiene, sino, sobre todo, por el mal uso que se puede dar de él.
Y dice el autor, que los arrojó en el mar. Ya sabemos que el mar representa en la Escritura el poder de las tinieblas, donde habita el Leviatán (Sal 104, 26)  el Maligno, el Enemigo, el diablo.
Y es este mar sobre el que anduvo Jesucristo, (Mt 14, 27), dando fe cierta de su Poder sobre el mundo de las tinieblas.
Continúa más adelante: “…Al soplo de tu nariz se amontonaron las aguas…”. Es decir, con el Aliento del Señor, con la efusión de su Santo Espíritu, con la fuerza de su Palabra, las aguas de perdición se amontonan, se sublevan, se disuelven…y “…las olas se cuajaron en el mar…”
“…Guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado, los llevaste hasta tu santa morada, lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, santuario que fundaron tus Manos…”
Hermosa, bellísima, que nos introduce de lleno en el Misterio de la Cruz, la Santa Morada edificada sobre el Monte Santo del Calvario, donde estuvo “clavada la salvación del mundo”, fundado sobre sus Manos.

(Tomás Cremades)
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viernes, 16 de agosto de 2019

Reflexiones sobre el Evangelio del 20 Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C (Lc 12,49-53) 18-08-2019

"He venido a traer fuego a la tierra y cómo desearía que ya estuviese ardiendo", nos dice Jesús hoy. El Antiguo Testamento identifica frecuentemente a Dios con el fuego, que como puntualiza Isaías es devorador (Is 33,14..).
Dios se encarnó en Jesús para ser devorado por el pecado, rehén de la muerte, y vencer a ambos. Desde la Cruz, proclamó su sublime victoria, al asegurar la entrada en su Reino al ladrón que había creído-confiado en Él (Lc 23,43,). Con su victoria puso a nuestra disposición el Fuego, que ya no es devorador, sino participación en su Divinidad. Este Fuego tiene nombre: El Santo Evangelio.Todo el que lo guarda en sus entrañas, no solo no pierde la vida, al contrario, se hace con la Vida ahora y después de su muerte. Lo dijo el mismo Jesús: "El que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará (Mc 8,35 ).  Sin embargo.. por eso de que más vale pájaro en mano que muchos volando, no son pocos los que orillan el Evangelio y lo cambian por largas oraciones y pesadas prácticas que dudo que les llenen de la Presencia de Dios con todo lo liberador y sublime que ello conlleva. Estos pobres hombres se engañan a sí mismos y no parece que les importe mucho.. viven de rezos.. pero sin El Fuego.

(Antonio Pavía-Misionero Comboniano)
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lunes, 12 de agosto de 2019

Toque bbbn

Señor, Tu que eres la Vid Verdadera, abrázame otra vez.. "no contengas tu ternura conmigo"  (Sal 40,12)

AMEMOS LA LITURGIA: 15.-PEQUEÑOS GRANDES DETALLES

En la Eucaristía que celebramos los cristianos católicos, hay multitud de detalles que nos pueden pasar desapercibidos, y que, con la ayuda de Dios, paso a enumerar:

-Al entrar en la Iglesia y enfrentarnos a la imagen de Cristo crucificado, NO hay que hacer la genuflexión, sino una leve inclinación de cabeza en señal de respeto. La genuflexión al Cristo SOLO se realiza una vez  al año en la tarde del Viernes Santo.

-Cuando el celebrante comienza a leer el Evangelio, dice: “Lectura del santo Evangelio según…”
No seré yo quien ponga “pegas” a los dictados de la santa Madre Iglesia, ni es mi intención. Pero hay sacerdotes dotados de una especial sensibilidad, que lo dicen así: “Proclamación del santo Evangelio según…”  Y es que el santo Evangelio es la única oración de la Iglesia que “se proclama”. Es la oración por excelencia, pues el Evangelio es la Palabra revelada por el Padre al mismo Jesucristo.
En  esos momentos el sacerdote hace el signo de la Cruz sobre el mismo libro del Evangelio. Es en estos momentos en que los fieles también la hacen sobre su cabeza, hombros y pecho.
No debe ser así. Hay que esperar a que se haya hecho sobre el libro del Evangelio, y, al mismo tiempo que el sacerdote lo hace sobre su cuerpo, nosotros también.
-En el acto de “la paz” que se anuncia a los fieles: “…la paz esté con vosotros. Daos como hermanos la paz o un símbolo de paz”; la paz se da a los hermanos más próximos, a un lado y a otro, o delante y detrás; pero NO recorrer la iglesia buscando a los amigos. Es un símbolo de paz, no como la da el mundo, sino como la da Cristo Jesús.

-Al finalizar la Eucaristía, el sacerdote dice:”…podéis ir en paz…”. Antiguamente se decía: “…Ite, Misa est” que el pueblo llano, no conocedor del latín, entendía: Id, la misa ha terminado.
NO es así. La palabra “misa” viene del verbo latino “mittere” que significa “envío”. Por lo que realmente significa es: ID, SOIS ENVIADOS. Enviados a anunciar el Evangelio.

-Y se termina con un canto a la Virgen María, momento en el cual los fieles comienzan a marchar, casi siempre SIN TERMINAR el canto.
¿Es que no podemos esperar a terminar el canto a nuestra Madre? ¿No parece una descortesía hacia ella? ¿No podemos “perder” quince segundos a que acabe?
Probablemente no lo hayamos pensado nunca, pero es el momento de tener “esa sensibilidad” hacia Ella.
Pues poco a poco vayamos entrando en la belleza de nuestra fe, meditando la Palabra de Dios que es su Evangelio, y meditando en sus signos que nos acercan a ella.

(Tomás Cremades)
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domingo, 11 de agosto de 2019

Toque bbbm

Recogernos en el Hijo de Dios, igual que el grano de trigo en la tierra y esperar amorosamente hasta recibir la Pasión Inmortal por su Evangelio. Es entonces cuando damos el fruto que El quiere

sábado, 10 de agosto de 2019

Reflexiones sobre el Evangelio del Domingo XIX Del Tiempo Ordinario Ciclo C (Lc 12,32-48) 11.8.2019

Jesús nos habla en el Evangelio de hoy que en su Venida preguntará a quienes le seguimos: Os he elegido para ser la Luz del mundo ( Mt 5,14 ) ..¿Qué habéis hecho con la Luz?  Sí, el Hijo de Dios funda su Iglesia y la envía al Mundo con su  Luz, su Palabra que "ilumina a todo hombre que viene a este mundo" (Jn 1,9). El Apóstol Pablo define magistralmente la misión que hemos recibido de Nuestro Buen Pastor: "que todos nos tengan como servidores y administradores del Misterio de Dios" (1 Co 4,1). Lo que Dios quiere de un administrador de su Misterio no es que ejerza como gestor, por muy excelente que sea, de obras que cualquier otro puede hacer, sino que se adentre por medio del Evangelio en su Misterio y aprenda a recogerse en Él. Solo así se hará con su Luz. A estos administradores Jesús les califica fieles y sabios y es así como llegan a ser... ¡Igual que Él! Luz de las naciones. Luz de las naciones, este fue el Nombre profético dado por Isaías al Mesías (Is 42,6). Misión que el mismo Jesús traspasa a sus discípulos. No, no somos gestores de nuestras obras.. ¡Somos la Luz del mundo!

(Padre Antonio Pavía)
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viernes, 9 de agosto de 2019

REDIMIDOS

Hay que sentirse redimido para poder dar amor
Hay que haber experimentado tu paso limpio por nuestra debilidad
para poder explotar en misericordia
“Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo”, dijiste a Pedro
La razón de tu venida es pasar por nosotros , derramando tu agua
Tu agua, o Palabra que limpia, que libera
Damos amor porque lo recibimos de Tí cuando nos habitas
Cuando, arrodillados, te pedimos que nos salves
Cuando dentro de nosotros te escuchamos trabajar para volver a nacer
Solo después de que Tú nos muestres nuestra miseria, estamos preparados
para salir a las calles, y ver en nuestros hermanos, la tristeza de esa carga
La misma que un día fue nuestra y de la que, sin nada a cambio
fuimos y somos liberados por un Padre que sólo aspira
a habitar nuestro pobre cuerpo, a fundirse en nuestra alma
a ser sus portadores y a conquistar otras almas, que, lo mismo que nosotros,
necesitan redención.

(Olga)
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lunes, 5 de agosto de 2019

Toque bbbl

El salmista anuncia proféticamente que el Mesías será el más bello de los hombres porque de sus labios se derrama la Gracia ( Sl 45,3) Sepamos también que aquel de cuyos labios se derrama la Gracia del Evangelio de Jesús,participa de su Belleza

Salmo 49.- Porqué prospera el malvado

Oíd esto, pueblos todos;
prestad atención, habitantes del orbe,plebeyos y nobles, ricos y pobres:
Mi boca hablará sabiamente,
y mis reflexiones serán inteligentes.
Prestaré oído al proverbio,
al son de la cítara propondré mi enigma.
¿Por qué he de temer los días aciagos, cuando me cercan y vigilan los malvados,que confían en su fortunay se jactan de sus inmensas riquezas?
El hombre no puede comprar su propia salvación,ni pagar a Dios su rescate.
Es tan caro el rescate de la vida
que nunca le bastará para vivir perpetuamente sin conocer la fosa.
Mirad: los sabios mueren,
perecen junto a los necios y los insensatos,dejando su fortuna a otros.
¡El sepulcro es su morada perpetuay su casa, de generación en generación,aunque hayan dado nombre a países!
El hombre no perdura en su esplendor, es como animal que perece.
Este es el camino de los que en sí confían, el destino de los hombres satisfechos.
Son como rebaño destinado a la fosa: la muerte es su pastor,
van derechos a la tumba;
Se desvanece su figura,
y el sepulcro es su morada.
Pero Dios rescata mi vida,
me saca de las garras de la muerte, y me toma consigo.
No te preocupes cuando alguien se enriquece, cuando se multiplica el lujo de su casa.
Cuando muera no se llevará nada,
su lujo no bajará con él.
Mientras vivía, se felicitaba a sí mismo: ¡Todos te aplauden, porque todo te va bien!».
Irá a reunirse con sus antepasados, que ya no verán nunca la luz.
¡El hombre rico sin inteligencia
es como animal que perece!

Reflexión: El Pastor de la Vida

Un sabio intenta iluminar a los fieles acerca del fin de los días del hombre. Hace hincapié en la
vanidad de toda persona que vive con los ojos puestos en acumular riquezas:
«Los malvados que confían en su fortuna y se jactan de sus inmensas riquezas. El hombre
no puede comprar su propia salvación».
Conducir la propia vida bajo este prisma es tener marcada la existencia por la necedad y el absurdo, ya que lo que es acumulado con tanto esfuerzo y sobresalto, no sirve para pagar rescate alguno ante el inexorable encuentro con la muerte:
El sepulcro es su morada perpetua y su casa, de generación en generación, aunque hayan dado
nombre a países. El hombre no perdura en su esplendor, es
como animal que perece».
Nuestro salmista considera que el hombre que vive así, está siendo conducido por un pastor denominado con un nombre: la muerte:
«Son como rebaño
destinado a la fosa: la muerte es su pastor, van derechos a
la tumba; se desvanece su figura, y el sepulcro es su morada».
En contraposición, este hombre sabio nos da su testimonio: «Pero Dios rescata mi vida, me saca de las garras de la muerte».
El salmista es figura del único que venció a la muerte: Jesucristo. El único que se dejó pastorear por Dios, haciendo su voluntad.
«He bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado»
Jesús, a lo largo de su misión, no pierde de vista en ningún acontecimiento cuál sea la voluntad de su Padre.
Como cordero mudo, acepta ser entregado a la muerte.
Sabe que Aquel que permitió su entrega en manos del mal, también le rescatará de las fauces de la muerte resucitándole:
«Mirad que subimos a Jerusalén y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y
escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse de Él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará
A partir de su resurrección, Jesucristo es constituido pastor de la vida, en contraposición al pastor de la muerte, como vimos antes.
Jesucristo es Buen Pastor, es pastor de la vida, porque sí puede rescatar y rescata.
El apóstol Pablo da testimonio de que Jesús es el
«Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre
Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, que se
entregó a sí mismo como rescate por todos. Este es el testimonio dado en el tiempo oportuno.
Este acontecimiento salvador, solamente lo podía hacer Dios.
Acontecimiento de salvación que es centro y razón de ser de la predicación del apóstol: «Y de este testimonio –digo la verdad, no miento– yo he sido constituido heraldo y apóstol, maestro de los gentiles en la fe y en la verdad».
Jesucristo nos pastorea para vivir más allá de la muerte con Él; exhorta y anima a sus discípulos con estas palabras:
«Cuando me haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y
os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también
vosotros»
Jesús se une al itinerario del hombre, que es vivir con el Padre; por eso es Buen Pastor. Le vemos con uno de sus ojos puestos en el Padre, en el cumplimiento de su voluntad; y con el otro, puesto en el hombre para atarle a su gloria que es estar con Dios.
La vida eterna, los años sin término; he aquí la herencia que ha conquistado para nosotros nuestro Buen Pastor. Él ha sido glorificado por el Padre; por su victoria ante la muerte, también ha conquistado para el hombre su glorificación, que consiste en estar para siempre con Dios. «Padre, los que tú me has dado quiero que donde yo esté, estén también conmigo...»

viernes, 2 de agosto de 2019

Reflexiones sobre el Evangelio del Domingo XVIII Del Tiempo Ordinario Ciclo C ( Lc 12,13-21) 3.8.2019

Hace unos años, un periodista que entrevistaba a un millonario americano, le pregunto que cuanto dinero necesitaba tener para ser feliz; éste le respondió que siempre un millón de dólares más que lo que tuviera. Esta respuesta nos podría parecer anecdótica sino fuera porque Jesús, 2000 años antes, hace alusión a ella indicando así la pobreza existencial a la que uno puede llegar. Dice Jesús, estamos en el Evangelio de este domingo, que un hombre - ya rico- ante la excelente cosecha de sus tierras, se dijo: "Voy a demoler mis graneros y construiré otros más grandes y reuniré en ellos mi trigo y...y ¡Necio!, dice Jesús. Con todas tus riquezas no puedes comprar ni un solo día de tu vida. Al decir esto, Jesús no está censurando que preveamos nuestro futuro; nos está haciendo saber que este pobre hombre se está desviviendo solo por el arco de años, aunque fueran cien, que pueda vivir en el mundo. Le llama Necio, porque se preocupó tanto, de sus años en este mundo, que no tuvo ni quiso tener tiempo para labrarse, no un futuro, sino su Eternidad junto a Dios. Por eso le llama Necio, por su pobreza de perspectiva.

(Padre Antonio Pavía. -Misionero Comboniano)
comunidadmariamadreapostoles.com

jueves, 1 de agosto de 2019

Toque bbbk

A quien aún " no ha tenido tiempo"de leer amorosamente el Evangelio,le diría que se resume en que Jesús vino a encontrarse con quiénes están perdidos; y que es el Evangelio el lugar de este Encuentro