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viernes, 26 de junio de 2020

Reflexión al Evangelio del Domingo XIII del Tiempo ordinario Ciclo A (Mt 10,37-42)

https://youtu.be/GdIidbnjweU

Leemos en el Evangelio éstas palabras  bellísimas de Jesús a sus discípulos : "Quien a vosotros recibe, me recibe a mí y a mi Padre" (Mt 10,40). Se refiere a recibir a unas personas concretas que ondean en su corazón y en su mirada la bandera de la libertad. Son libres por el Evangelio que anuncian, libres porque son conscientes de que Jesús ha puesto sus "palabras de Espíritu y Vida" (Jn 6,63) en sus labios, libres porque mientras sean fieles al Evangelio que su Señor les ha confiado, no tienen que plegarse a nadie que les incite con favores y reconocimientos a desvirtuarlo. Son libres porque quien les envía es el Señor que ha vencido a la muerte.

Al decirnos  Jesús que quien les reciba es a Él y a su Padre a quien reciben, está señalando implícitamente que únicamente los que acojan el Evangelio que les predican, tendrán el corazón lo suficientemente purificado como para reconocerle a Él en sus enviados. Este es uno de los más brillantes dones que Jesús legó a su Iglesia: que haya hombres que tengan la Gracia de hablar en su Nombre y que haya personas que, reconociendo en sus rostros la Luz de Jesús, los reciban mucho más que por amistad, los reciban porque saben que reciben a Jesús y al Padre.

P.Antonio Pavía comunidadmariamadreapostoles.com

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