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lunes, 6 de septiembre de 2021

Domingo XXIII del Tiempo Ordinario (Mc 7,31-37)

Al aire de Jesús

Llevan donde Jesús a un sordomudo que en vez de sanarle sin más como suele hacer con otros enfermos realiza una especie de ritual para que pueda oír y hablar. Por cuestión de brevedad expongo solo el ritual que desarrolla con este hombre. Mete sus dedos en la oquedad de sus oídos, eleva sus ojos al cielo, es decir, a su Padre y emite un grito: ¡Effeta! es decir: ¡Ábrete! Con este ritual Jesús señala el punto de partida del Discipulado. No se puede llegar a ser discípulo de Jesús si no nos dejamos abrir el oído por Él a fin de acoger sus palabras como Él acogió las palabras de su Padre (Jn 12,49-50). Oigamos esta profecía de Isaías sobre Jesús: "El Señor me ha dado lengua de Discípulo... mañana tras mañana me abre el oído." (Is 50,4 ). El alma que decide escuchar la Palabra empieza por inclinar - obedecer- su oído hacia ella (Sl 45,11). Los que así actúan ya no van a su aire sino al aire de Jesús.
P. Antonio Pavia - comunidadmariamadreapostoles.com

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