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jueves, 31 de enero de 2019
Pasos
AL FINAL DEL CAMINO
Nuestra búsqueda trae al mundo tu presencia porque nos miran y nos preguntan a dónde vamos
Nuestros pasos, dirigidos siempre por tu rostro, a veces pasos firmes, otros, vacilantes, pero siempre impregnados del deseo de encontrarte
Caminar, caminar sin descanso y hacer de la vida este camino que deja a nuestro lado brisa de Tí, brisa empapada de Tí, para los hombres que no te conocen
Encontrarte en el camino y, otras veces, sólo ver sombras de Tí, pero tener dentro del corazón un fuego que nos impulsa, que no nos permite parar
Caminar, peregrinar hacia Tí, caminar y creer para ser contigo uno…………..al final del camino
(Olga Alonso)
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martes, 29 de enero de 2019
“…ACOSTADO, MEDITA EL CRIMEN…”
Meditación al Salmo 35
Me haría esta pregunta: ¿Cuántas veces, acostado, he pensado en vengarme? ¿Cuántas veces he deseado en mi corazón tener la posibilidad de devolver el mal recibido, y si puede ser, duplicado?
A lo largo de la vida se presentan circunstancias en las que se recibe el mal, por parte de personas, amigos, compañeros de trabajo, e incluso de la familia. Naturalmente que si esto sucede, es en el entorno de nuestra vida, en el círculo de nuestras relaciones.
Está presente en nuestra naturaleza caída, por el pecado original, el “ojo por ojo y diente por diente”. La Ley del Talión. Y, si se puede, devolver el mal por duplicado. Incluso está en la Escritura, en el antiguo Testamento. Se puede ver en los siguientes textos: (Ex 21, 23-25); (Lv 24, 18-20); (Dt 19,21). La denominación de “talión” viene de la expresión latina “lex talionis”, que se refiere al principio jurídico de justicia retributiva.
Desde la antigüedad ha estado presente: nos podemos referir al Código de Hamurabi, en el antiguo Egipto, la Ley de las XII Tablas de Roma, la llamada “ley Blutrache”, en los países germánicos, e incluso hoy en día en algunos ordenamientos jurídicos de algunos países musulmanes.
Tiene que venir Jesús, para poner paz en el corazón humano. “…”No he venido a abolir la Ley, sino a darle cumplimiento…” (Mt 5, 17) Y no solamente lo dice: con su Pasión y Muerte, no siendo culpable, canceló la deuda pendiente de la Humanidad caída (Rom 6, 6-7), nos recuerda Pablo.
El Salmo 35 nos dice: “…El malvado escucha en su interior un oráculo de pecado: No tengo miedo a Dios ni en su presencia, porque se hace la ilusión de que su culpa no será descubierta ni aborrecida. Acostado, medita el crimen, se obstina en el mal camino, no rechaza la maldad…”
Así somos, o hemos sido tantas veces…en pequeñas cuestiones, pues nuestro crimen parte de nuestra murmuración – es lo que en la Escritura dice: tener las manos manchadas de sangre -, del excesivo valor del “ego”, del orgullo, la prepotencia… y muchos etcéteras. E incluso, alardeamos de ello, y, orgullosos, lo comunicamos a los demás buscando el aplauso.
Así somos o, por Gracia de Dios, ya hemos dejado de serlo. Es la influencia aún del pecado original. Por eso, es importante ponerse en las Manos de Dios, sin el cual, es imposible lavar esta mancha. El salmista continúa: “… ¡Qué inapreciable es tu Misericordia, oh Dios! Los humanos se refugian a la sombra de tus alas...”
Como hemos dicho tantas veces, las alas de refugio, donde han de lavarse nuestras maldades, son los Brazos de Cristo, abiertos en la Cruz, cual alas de águila.
Por tanto, “dejemos las actividades de las tinieblas, y pertrechémonos con las actividades de la Luz”. (Rom 13,11-14ª)
(Tomás Cremades)
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lunes, 28 de enero de 2019
El modelo y el modelador
domingo, 27 de enero de 2019
Salmo 34(33).- Loa de la justicia divina
Un hombre justo, abre su corazón y, bendice a Dios. Su bendición no está entresacada de ninguna oración piadosa; se basa en su vivencia personal: él ha buscado a Dios, le ha encontrado y le ha librado de todos sus temores. Como hemos visto, quiere que su testimonio lo escuchen los humildes que, son aquellos que son probados a causa de su fe; son los perseguidos a causa del Evangelio, que han aceptado como fuente donde reposa el Dios de las aguas vivas, el manantial donde se refleja, en toda su intensidad, el rostro de Dios.
La vida del salmista es un continuo buscar a Dios Por eso el Príncipe de este mundo intenta disuadirle con multitud de pruebas. Él sabe que Dios es poderoso sobre todas las fuerzas del mal y da testimonio de su solicitud y cuidado sobre él, aun cuando las pruebas sean continuas. Jesús anuncia claramente que todo tipo de persecución recaerá sobre todos aquellos que serán sus testigos. «Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio... con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas, recibiréis la vida eterna para la cual habéis sido creados.
Vida que el príncipe de este mundo quiere arrebataros infringiendo en vuestra alma, miedos y temores; y es que, Satanás tienta al hombre haciéndole ver la importancia de lo inmediato, es decir, de lo que puede ver, oír y tocar, sea esto el dinero, el poder, la fama a cualquier coste. Los primeros cristianos vivían esta realidad. La Carta a los Hebreos dice: «Mi justo vivirá por la fe; pero si es cobarde, mi alma no se complacerá en él. Pero nosotros no somos cobardes para la perdición, sino creyentes para la salvación del alma» Más adelante, refiriéndose a Moisés, comenta: «Por la fe Moisés prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar el efímero goce del pecado, estimando como riqueza mayor que los tesoros de Egipto el oprobio de Cristo, porque tenía puestos los ojos en la recompensa... Se mantuvo firme como si viera al invisible»
«Los ojos fijos en la recompensa como si viera al invisible», es decir, los ojos fijos en Dios, que es la recompensa del hombre que le busca; el hombre que fija sus ojos en Dios queda divinizado por la luz de su rostro; luz de Dios que brilla en toda su plenitud en el Evangelio, por lo que podríamos traducir «fijos los ojos en el Evangelio».
«Los que a él se acogen no serán castigados».Brillarán con la misma luz de Dios porque participan de ella. Por eso dice el salmista que estos hombres no se avergonzarán en su presencia, pues todo pecado de la tiniebla ha sido disipado por el resplandor de Dios.
Adán y Eva, en cuanto se hicieron hijos de las tinieblas por dar más crédito a la palabra de Satanás que a la misma palabra de Dios, no pudieron soportar la presencia de Dios a causa del miedo y, corrieron a esconderse. Dios preguntó a Adán: ¿dónde estás?
Y así es la vida del hombre, siempre escondiéndose de Dios o encubriéndose delante de Él con mil prácticas que no le ponen en la verdad. Nuestra fe nace y se apoya en Jesucristo. Él es el Camino, la Verdad y la Vida
(Antonio Pavía.- Misionero Comboniano)
Salmo 32(31).- El reconocimiento del pecado obtirne el perdón
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
cuyo pecado ha sido sepultado.Dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta ningún delito.
Mientras callé, se consumían mis huesos, rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano pesaba sobre mí.
Mi corazón se había vuelto como un haz de paja en pleno calor del verano.
Te confesé mi pecado,
.no te encubrí mi delito.
Yo dije: «¡Confesaré
mi culpa al Señor!».y me absolviste de mi delito, perdonaste mi pecado.
6 Por eso, que todo fiel te suplique
en el tiempo de la angustia:
aunque se desborden las aguas caudalosas, nunca lo alcanzarán.
Tú eres mi refugio,
tú me libras de la angustia,
y me rodeas de cantos de liberación.
Te instruiré e indicaré el camino que has de seguir. Con los ojos puestos en ti, seré tu consejero.
No seáis como caballos o mulos, que no tienen ni rienda ni freno, hay que avanzar para domarlos, sin que se acerquen a ti.
¡Gritad de alegría todos los rectos de corazón!
«¡Dichoso el que está absuelto de su culpa, cuyo pecado ha sido
sepultado! Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta ningún delito».
Nuestro hombre sabe que es pecador, que muchas obras de sus manos aun
pareciendo justas, no dejan de ser tendenciosas Pero se siente perdonado por
Dios por esta causa: «Te confesé mi pecado, no te encubrí mi delito.
Dios juzga al hombre por medio de la palabra que es luz en el corazón, allí
donde residen las últimas intenciones de todo obrar humano, donde el pecado
original marca con su sello nuestro decidir y actuar.
Hay muchos ejemplos de esta realidad en los Evangelios. Jesús hace una
predicación asombrosa ante la muchedumbre en el Sermón de la Montaña,
capítulos cinco, seis y siete de Mateo. En esa predicación Jesús va iluminando
el corazón de los oyentes.
Terminado el Sermón de la Montaña, un hombre leproso se acercó, se postró
ante él y le dijo: «Señor, si quieres puedes limpiarme»
«El leproso», dejó entrar la luz hasta su corazón, se dio cuenta de que era
impuro; es lo mismo que hemos escuchado antes en el
salmista: «Y me absolviste de mi delito, perdonaste mi pecado».
Jesucristo nos dirá el porqué las obras de los escribas y fariseos están viciadas
en su raíz por más que aparentemente sean buenas: «Todas sus obras las hacen
para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien
largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes...»
Juan nos cuenta la curación de un ciego de nacimiento, y nos dice que el
rechazo a este milagro de los dirigentes religiosos de Jerusalén fue total; y ello
porque Jesús le había curado en sábado
Terminan expulsando hombre de la sinagoga. Jesús dice: «Para un juicio he
venido a este mundo: para que los que no ven vean; y los que ven se vuelvan
ciegos.
Algunos fariseos le dijeron: ¿es que también nosotros somos ciegos? Jesús
respondió: si fuerais ciegos no tendríais pecado; pero como decís: vemos,
vuestro pecado permanece»
Toque aaaan
Solo hay una forma de relacionarse con el Evangelio que es la locura.Si,solo los locos por el Evangelio se adentran en sus interiores hasta que dan con el Rostro del Dios vivo.
viernes, 25 de enero de 2019
REFLEXIONES SOBRE EL EVANGELIO del III Domingo del tiempo Ordinario. Ciclo C (Lc 1,1-4.4,14-21) 27-01-2019
Jesús entra en la Sinagoga de Nazaret. Le dan un texto de Isaías que proclama la misión del Mesías en todas sus dimensiones, y Jesús, anuncia solemnemente: "Éstas promesas se cumplen hoy.", es decir, ¡se cumplen en Él!. ¡Sí!, Jesús es el Enviado del Padre como Camino,Verdad y Vida de todo hombre. Podemos creer mucho o poco en Jesús, Hijo de Dios que nos da la Vida, lo que si es evidente es que en un cierto momento de nuestra existencia, necesitamos como un revulsivo que nos impulse a la conquista de metas jamás imaginadas y menos aún alcanzadas. Este Hoy de Jesús que oímos en éste Evangelio, es como una suave brisa que nos despierta e invita a ir al encuentro de este Hoy que realza nuestra vida. Zaqueo lo buscó y lo oyó. Era jefe de publicanos en Jericó y a los ojos de todos había alcanzado metas bien altas. No era tan evidente para él, no sabía explicarlo bien, pero sabía que le faltaba algo. Ese algo que conforme pasan los años llega a ser mucho. Un día, Zaqueo oye una algarabía en la calle, se informa y resulta que Jesús está entrando en la ciudad. Se entabla un combate en su interior sobre si debe o no salir a su encuentro. Decide ir, total si Jesús es solo un hombre, poco es lo que pierde, pero si es el Hijo de Dios, como se oye por ahí,lo gana todo en esta vida y también después de su muerte. Fue a su encuentro, Jesús que como a todos, ya le esperaba, le dijo: Hoy ha llegado la salvación a tu casa, mis huellas están tatuadas en tu alma.
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jueves, 24 de enero de 2019
ME MIRAS
Me miras desde enfrente
Y me muestras tus brazos, levantados hacia el cielo
“Mis brazos en forma de alas”, me dices
Y siento que me invitas: ”volemos juntos, separa tus manos, álzalas hacia el cielo, siente como tus pies se despegan del suelo y ……..volemos”
“Volemos porque ya nada te pesa, porque has elegido soltar lo que te ataba, volemos cada día sin mirar al lugar donde tus pies se aferraban al suelo”
“Levanta la mirada, observa el horizonte. Tienes todo un cielo por volar. Volar hacia la Vida, volar hacia la Luz”
“Si me miras y lo quieres, yo te haré ligera como las aves y volaré delante de ti. Sólo tienes que mirarme y seguirme”
Y, cada vez que te miro, Señor, ansío volver a escuchar esas mismas palabras y probar otra vez a elevarme contigo, con los brazos abiertos, respirando profundamente, por encima de tu Cruz, que nos hace despegar hacia la Eternidad.
(Olga Alonso)
martes, 22 de enero de 2019
Ojalá te escuche, Señor
viernes, 18 de enero de 2019
REFLEXIONES al Evangelio del II Domingo del Tiempo Ordinario OrdinarioCiclo C 20-01-2019 (Jn 2,1-11)
CARGAR CON LA CRUZ
Siempre la Palabra de Dios, revelada en su Evangelio es una “Buena Noticia”. Pero en esta situación, no parece serlo tanto, ya que Jesús nos indica algo sorprendente: Posponer, cuando no “odiar” a los familiares más cercanos. Todo según las diversas traducciones. La más suave es, quizá, la de Mateo (Mt 10,37); cuando dice: “…El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de Mí…”
Cuidado con la interpretación de las palabras. Dios-Jesús, paradigma del Amor, no puede predicar odio!! Es el abandono a otros dioses a lo que se refiere
Mucha gente acompañaba a Jesús; Él, se volvió y les dijo: “Si alguno viene a Mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío”. (Lc 14, 25-33)
Efectivamente mucha gente acompañaba a Jesús; pero, ¿era por conocer su doctrina, o era por conseguir algún tipo de prebenda adicional? Porque sabemos que la madre de los Zebedeos, Santiago y Juan, le pidió un puesto a la derecha y otro a la izquierda de Jesús, en su Reino.
Mucha gente le seguía a Jesús cuando realizó el milagro de los “panes y los peces”. Comieron hasta saciarse. En otras ocasiones pedían curaciones, milagros…Y ya que el hombre es incapaz de convertirse, tiene que ser el Maestro el que se vuelva (que es lo que significa convertirse, “volverse hacia”) a ellos.
Llama la atención la humildad de Jesús: “…si alguno viene a Mí…”. De sobra sabe que le siguen por interés, como nosotros quizá…Y esta frase la repetirá en otro momento cuando dice: “...si alguno me ama guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él…”
Y dice “haremos morada”. Y es que el verbo “hacer” es sinónimo en la Escritura del verbo crear. No hay más que leer el Génesis, cuando Dios “hace “…el mar, los montes, los ríos, los animales…el hombre. Dios “hace”, que es lo mismo que “crea”. De ahí que “hacer morada en nosotros” es crear de nuevo, es cambiar el corazón de piedra por uno de carne, como dice el profeta Ezequiel.
Pero el punto central de esta catequesis es el del abandono de la familia, bienes, etc.
No se trata de abandonar a los padres, la familia…incluso los bienes materiales, salario, trabajo…NO. A veces, incluso con buena voluntad, decimos: “… para mí, Dios es el primero…”. Dios no ha de ser el primero, sino el ÚNICO. Si no es así, fácilmente habrá un segundo, un tercero, un cuarto…que en algún momento pasarán a ser el primero.
Cada cosa, cada situación, debe estar controlada, y éstas no pueden apartarnos de Dios. “no podéis servir a Dios y al dinero” nos dice Jesús. No podemos tener dos señores. No se puede hacer cualquier cosa por dinero, por lograr un mejor puesto.
Y nos dice estar dispuestos – pero de verdad -, a cargar con la cruz. Hay otro Evangelio que nos dice: “…mi yugo es suave y mi carga ligera…” Y ésta interpretación puede ser más clara: el yugo se lleva entre dos. Si tiramos de nuestra vida contando con el Otro, y ese Otro es Él, la cruz= la carga, es más suave y ligera.
Por último, dice el Señor: “…el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío”. Se trata de tener la confianza de que todo está bajo las Manos bondadosas de su Providencia. “Pedid el Reino de Dios y su justicia, y el resto,- lo que nos falta, lo que pedimos con tanta insistencia, los bienes terrenales…-, se os dará por añadidura…” Y aquí la palabra “justicia” se refiere a “ajustarse” a Dios. Esto es: buscar el Reino de Dios, pero ajustándonos a Él, acoplándonos, como una mano se adapta a la otra en perfecta armonía.
Hubo un santo que decía: “… Haz todo como si dependiera de ti, sabiendo que todo depende de Él…”
Pues tengamos esa “confianza” en Jesús, nuestro Divino Maestro. Confianza que tiene la misma raíz etimológica que “fiar”, e igual que “fe”.
(Tomás Cremades)
jueves, 17 de enero de 2019
Romper Amarras
lunes, 14 de enero de 2019
Toque aaaam
Tus obras, Señor
viernes, 11 de enero de 2019
*Reflexiones para el Evangelio del Domingo 13-01-2019 Fiesta delBautismo del Señor Ciclo C Lc 3,15-16; 21-22*
jueves, 10 de enero de 2019
En tus campos Señor..
Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. Lc 12,35-37 Abre de nuevo hoy mis ojos, Señor. Y entrégame el trozo de tierra que has reservado para mí. Ponme frente a ella al rayar el sol el horizonte. Y háblame sobre tus planes para este día. Pero antes, déjame, durante unos minutos darte gracias. Por haber creído que yo soy digna de trabajar tus campos. Entrégame un día más tus herramientas y dime qué quieres de mí. Dame un corazón apasionado por hacer bien mi trabajo. Y quítame la tentación de pensar que soy más importante que el agua o el sol o las semillas que me pides depositar en la tierra. Deposita en mí tu fuerza, para que no desfallezca si el frío, la lluvia o el viento dificultan mi trabajo. Enséñame que el fruto está en hacer tu voluntad, y que el resultado solamente te pertenece a ti. Los días en que el cansancio y el tedio inunden mi alma, ten paciencia conmigo y dame una razón para seguir trabajando. Cuando algunos pájaros que surcan el cielo del mundo arrebaten las semillas que he plantado, dame perseverancia para volver a empezar. Aunque algunas mañanas mire a mi alrededor y no encuentre a nadie en los campos que rodean mi vida, dame fe para saber que, aunque yo no los vea, millones de hermanos comienzan su labor en los campos que Tú tienes repartidos por el mundo. De cuando en cuando, Señor, regálame tu fragancia, para reparar mis fuerzas y, avísame cuando veas que me olvido de que el campo es tuyo y no mío. Cuando haga planes para decidir qué hacer en el futuro cuando llegue el frío o el calor. Hazme comprender, Señor, que tú siempre estás pendiente de mi trabajo, aunque no te vea. Y que eres tú quien haces planes: yo simplemente trabajo, confío y .así, descanso mi alma en ti. Muéstrame que la libertad verdadera viene de ti, y que lo que siembre dará fruto si te escucho. Y, al final del día, Señor, déjame de nuevo unos minutos para darte gracias. Acompaña de nuevo mis sueños en paz y, cuando despunte el nuevo día, comencemos de nuevo el trabajo juntos frente a tus campos. Hasta el día en el que me permitas hacerlo junto a ti en el cielo. Hazme oír por la mañana tu misericordia, Porque en ti he confiado; Hazme saber el camino por donde ande, Porque a ti he elevado mi alma Salmo 143,8 |
domingo, 6 de enero de 2019
Obras De Dios...
CUARENTA CENTÍMETROS
Hay cuarenta centímetros desde la cabeza hasta el corazón. Cuarenta años perdidos en el desierto el pueblo de Israel. Cuarenta días de ayuno en el desierto…
Y estos cuarenta centímetros de distancia hasta nuestro corazón, se me hacen más largos aún que los cuarenta años por el desierto…Hay que ver lo que cuesta andar por estos cuarenta centímetros, es decir, pasar del intelecto al corazón. Cuando la Palabra de Dios entra por los sentidos sensibles del cerebro, podemos hacer dos cosas: aceptarla o rechazarla. Si la aceptamos, podemos hacer dos cosas: pensar que es cierta o falsa. Si aceptamos que es cierta podemos hacer dos cosas: rechazarla porque nos complica la vida, o abrir nuestro corazón a ella.
Si la rechazamos, hemos terminado de sufrir. Ya no tenemos que pensar en ella, ni en los problemas que nos presenta. Pero queda un sabor amargo en la conciencia, sabiendo, en lo más íntimo, que hemos seguido la técnica del avestruz.
Y Dios mientras tanto se fija en el corazón humano. No nos pide holocaustos, no pone un listón para saber cuánto tenemos que saltar…no pide héroes, - no los encontraría -, conoce nuestro barro como ya denunciaran los libros sagrados:
…”…Antes de haberte formado Yo en el vientre te conocía…” (Jer 1, 5)
“… Yahvé desde el seno materno me llamó, desde las entrañas de mi madre recordó mi nombre…” (Is49, 1)
“…Fuiste tú quien del vientre me sacó, a salvo me tuviste en los pechos de mi madre…” (Sal 22,10)
Por tanto, formemos nuestro corazón en el Espíritu de Cristo, dejemos entrar su “buen olor”, como dice san Pablo: “...Pues nosotros somos para Dios el buen olor de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden; para los unos, olor de muerte, que mata, para los otros, olor de vida que vivifica…” (2 Cor 2,15)
(Tomás Cremades)