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martes, 2 de marzo de 2021

Descansando en Dios

Todos quisiéramos, como Juan en la Última Cena, recostarnos en el pecho del Señor. Sí, y Él nos dice: ¿Quién os lo impide? Sepamos que Las Escrituras  preparan a recostarse en el pecho de Jesús a quienes realmente lo desean. Por ejemplo el Salmo 23, profetiza que Jesús, el Buen Pastor, conduce a sus ovejas a recostarse en los verdes prados, es decir en la Palabra, que es Él mismo, como puntualiza San Agustín. La Espiritualidad de la Palabra enriquece y ennoblece tanto a sus ovejas, que dejando de lado ambiciones y vanidades que un tiempo las deslumbraron ,aprenden a recostarse en el regazo de Dios, como proclama también este salmista (Sl 131). Vayamos ahora al Cantar de los Cantares y hagamos nuestro el testimonio que nos ofrece esta mujer - imagen de toda alma- de su encuentro Dios su Amado: "...Así es mi amado entre los mozos (los demás amores) a su sombra apetecida estoy sentada... me ha llevado al banquete… Confortadme que estoy enferma de amor... su izquierda está bajo mi cabeza y su diestra me abraza (Ct 2,3-6). En fin... que no envidiemos al Discípulo Amado... llegan a serlo los verdaderos buscadores de Dios... os doy una pista… aunque ya lo sabéis: ¡¡En el Evangelio está nuestro verdadero descanso; en sus divinas páginas encontramos  el pecho de Jesús en el que podemos recostarnos!!
P. Antonio Pavía - comunidadmariamadreapostoles.com

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