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viernes, 30 de julio de 2021

Domingo XVIII del Tiempo Ordinario (Jn 6, 24-35)

El Pan de la Palabra

Jesús multiplicó unos panes, dio de comer a miles de personas y se retira con sus discípulos, sin embargo esta multitud va en su búsqueda hasta que le encuentran. Entonces Jesús les da una catequesis para que puedan pasar de la fe infantil a la adulta; les dice: "Vosotros me buscáis no porque habéis vistos signos sino porque habéis comido copiosamente. Respecto a los signos, Jesús se refiere a la enseñanza  que los rabinos impartían en el Templo y sinagogas; que el Mesías repetiría en Israel las maravillas que Dios hizo con sus antepasados en el desierto. El signo de multiplicar unos panes apuntaba directamente al "pan del Cielo", el maná con el que Dios alimentó a Israel en su camino hacia la Tierra Prometida. El milagro-signo de Jesús fue evidentísimo; testificaba que Él era el Mesías. No se enteraron; visto el milagro sus corazones fueron a lo suyo… que poco tenía que ver con convertirse a Dios. Este Evangelio nos pone en la verdad; pidamos a Dios que nos cure de de la tentación de la "milagritis" porque no hay mayor milagro para nuestra conversión que encontrar en el Evangelio, por obra y gracia del Espíritu Santo, las Palabras de Vida Eterna (Jn 6,8) que crean en nosotros un corazón nuevo.
P. Antonio Pavía - comunidadmariamadreapostoles.com

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