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viernes, 30 de septiembre de 2016

Pastores según mi corazón (Hombres de Dios para el mundo) | Capítulo XVIII Edit. San Pablo - Nada me falta


XVIII - Nada me falta


Poco conocimiento tienen de la historia aquellos –y son muchos- que afirman que el mundo está herido de muerte por su intento de desplazar a Dios de su ámbito; que nuestra sociedad, el hombre, ha alcanzado lo que podríamos llamar su mayoría de edad, por lo que no necesita de ningún dios que le tutele. Cuando digo que los que afirman esto tienen un escaso conocimiento de la historia no es porque no sea cierto lo que sostienen, sino porque, en realidad, el hombre nunca ha dejado de rivalizar con Dios; y esto desde los primeros albores de la creación. El intento de sofocar su Presencia ha sido y es una constante en la historia. Ya en las primeras páginas del Génesis se nos dice que la humanidad proyectó la empresa, el intento, de edificar una ciudad levantando en ella una torre cuya cúspide alcanzase los cielos (Gé 11,1…).

Toda una declaración de intenciones del hombre de todos los tiempos que viene a decir que el que Dios exista o no, no es lo realmente importante. Lo que importa es que, suponiendo que exista, no hay que darle mayor importancia; le haremos ver que también nosotros podemos llegar a ser dioses (Gé 3,1-6). La pretensión de aprender a vivir sin la tutela de Dios tanto abiertamente como de forma encubierta, es decir, reduciéndolo a formulismos, hace parte de nuestra historia, de nuestra humanidad.

Sin embargo y aunque parezca increíble, todos los intentos llevados a cabo para “destutelar” al hombre de un Dios hacia quien crecer, en quien encontrar la plenitud por la que clama nuestro ADN, han sido vanos. Por mucho que nos elevemos por encima de nuestras limitaciones, siempre nos resistiremos a aceptar que la muerte física sea el punto sin retorno, el abismo incomprensible en el que se estrella lo que hemos vivido, soñado, alcanzado, proyectado, intuido, amado…

El hecho es que en nuestro ADN tenemos unas como “células rebeldes”: así es como llamaremos al alma. Éstas reclaman, con gritos desesperados, nuestra atención al verse envueltas en la más servil de las enajenaciones: la deserción de la Trascendencia. El yo incorpóreo se resiste, no acepta que le estrechen en los ínfimos límites de la sola corporeidad, en el más que insuficiente mundo sensitivo.

Pues bien, nuestras “células rebeldes”, abanderadas de nuestra incorporeidad, son especialmente sensibles en aquellas personas en las que vive Dios. Me explico. Son esos hombres y mujeres de los que hizo mención el salmista que, sin alardes ni pretensiones aleccionadoras, marcó con un sello bien legible: “Dios es mi Pastor, nada me falta” (Sl 23,1). Hombres para quienes Dios no es un rival, no les pesa su tutela porque, desde ella, Él les ha dado alas para volar a su altura; hombres que difunden en los entresijos del aire pesado de su entorno “el suave olor de Jesucristo” (2Co 2,15).

El Señor es mi Pastor, nada me falta, proclamó el salmista en una clara referencia al Mesías, quien se dejó conducir, instruir, consolar y fortalecer por su Padre a lo largo de toda su misión, como podemos comprobar en los Evangelios. El Señor es mi Pastor, nada me falta. He ahí el sello de calidad y de misión que caracteriza e identifica a los pastores de Jesucristo, aquellos que, dejándose formar por Él en la escuela del Evangelio, aprendieron, tras mil tropiezos, dudas y miedos, a confiar y depositar su vida en Dios con la seguridad de que cuida de ellos…, también de sus necesidades materiales: “…Que por todas esas cosas se afanan los gentiles del mundo; que ya sabe vuestro Padre que tenéis necesidad de todo eso” (Lc 12,30).

La esperanza de confiar en Alguien

Dios es mi Pastor, nada me falta. He aquí al hombre y también al Dios de quien la humanidad entera está, en realidad, hambrienta y sedienta. La misma humanidad que, generación tras generación, ha ideado mil formas para desatarse de la “supervisión de Dios”, ve desarmados todos sus postulados, debilitado el pulso que pretende echar con Él, ante el asombro que le provoca encontrarse con hombres que tienen bastante con su Pastor. Dios, a su vez, les cuida como a las niñas de sus ojos (Dt 32,10b). Los aparentemente increyentes asisten atónitos al milagro de conocer personas que confían realmente en Dios… Asombro que, con no poca frecuencia, da paso al deseo de conocer a este Dios en quien poder confiar su propia vida.

No es en absoluto una vida ascética lo que ejerce poder de atracción sobre todo aquel que ignora a Dios. El mundo en general está curado de las figuras ejemplarizantes que en demasiadas ocasiones mostraron que detrás de sus fachadas no existía verdad alguna. Sin embargo, son vulnerables a la atracción que ejerce sobre ellos la diáfana libertad que irradian estos hombres y mujeres, a quienes la mano de Dios acaricia y envuelve de tal forma que toda su vida es una proclamación de que se sienten amados por Él, y con Él tienen bastante.

Es una atracción que podríamos incluso llamar irresistible, porque, dada la precariedad y contingencia de todo el hacer humano, sí les gustaría a estos espectadores entrar en contacto con “un Dios” en quien y a quien confiar la propia existencia, tantas veces llevada de una parte a otra como si fuera una marioneta. El corazón de estos hombres se alegra al ver a personas que, al igual que el apóstol san Pablo, pueden decir con la sencillez de quien desborda gratitud: “sé en quién he confiado” (2Tm 1,12).

Todos ellos -que han vivido y viven entre nosotros a lo largo de la historia- provocan de una forma u otra la atención de todo su entorno, al margen de su creencia o increencia. Llaman poderosamente la atención porque se les ve poseedores de lo que todo ser ambiciona más o menos conscientemente: “la piedra filosofal de la existencia”. Hombres y mujeres a quienes Jesús hizo sus discípulos y que, como tales, irradian el don que han recibido: “la vida en sí mismos”, como dice Juan (Jn 5,25-26).

  La pregunta que aletea, irreprimible, entre las azoteas de estas líneas que configuran la intuición de Dios más profunda que el hombre puede albergar, no es otra que ésta: ¿quién nos enseñará a creer así en Dios, a confiar en Él más allá de los parámetros de prudencia que nos impone una sociedad tan sistematizada? En última instancia, ¿quién nos enseñará a ser de Dios?

Su mismo Hijo nos responde: “El que es de Dios, escucha las palabras de Dios” (Jn 8,47a). Por medio de la escucha a Dios, de sus palabras, entramos como discípulos en la escuela de la confianza que es el Evangelio. Ya no necesitamos que nadie testifique acerca de nosotros. El Evangelio, sus palabras de vida eterna (Jn 6,68) que hemos escuchado y hecho nuestras al guardarlas… (Lc 11,28), ellas testifican de quién somos, quién es nuestro Padre. Él es quien da testimonio de nosotros, el único testimonio que su Hijo consideró irrefutable: “El Padre es el que da testimonio de mí, yo sé que su testimonio es válido” (Jn 5,32).

Os daré pastores según mi corazón, había prometido Dios (Jr 3,15). Id y anunciad el Evangelio al mundo entero. Id, vosotros sois los pastores que mi Padre prometió por medio de los profetas. Id y enseñadles a guardar la Palabra como yo os he enseñado a vosotros. Id, porque el hombre que tiene todo menos a Dios en su alma, no es nadie. Id con mi Evangelio en el corazón; él os testificará, un día tras otro, que no estáis solos, que yo estoy con vosotros. Id con mis palabras, sólo con ellas venceréis la tentación, siempre latente, de querer hacer vuestra obra. Id…

Empaparé vuestra alma

Los apóstoles recibieron este envío. Por supuesto que era toda una novedad. Nadie había hablado así, nadie les había abierto las puertas hacia un espacio de libertad sin horizonte alguno. Nadie les había hecho señores sobre todos los miedos que amenazan y coartan al hombre: inseguridades,  las penumbras del futuro, el ser amados por y para siempre, no cansarse nunca de amar a quien amas y, por supuesto, saber acoger lo que es considerado un espectro: la enfermedad y la muerte. Puesto que todos estos miedos son reales, comprenden la urgencia de Jesús: ¡id hacia el hombre!

La voz del Señor y Pastor resuena más en sus almas que en sus oídos; saben que ni van ni están solos. Confían en quien les envía porque en Él han podido comprobar que el Dios de la Palabra es veraz, por lo que creen en la confesión de fe del salmista: “El Señor es mi Pastor, nada me falta”. ¡Fueron y llenaron la tierra entera de palabras de amor y libertad!, palabras que se abrieron hacia los que las acogieron, en forma de Camino, Verdad y Vida. Fueron y demostraron al mundo que eran más fuertes que la muerte. Y así, pronto el mundo empezó a martirizar a los primeros testigos de Jesús: Esteban, Santiago, Pedro, etc. Ningún poder fue capaz de detenerlos; su Señor estaba con ellos, por lo que nada les faltaba. Y aquellos que creían que les arrebataban la vida no sabían que les estaban abriendo las puertas hacia el Todo. Nada les faltó, y el Todo al que aspiraban, alcanzaron.

Aunque sea un poco por encima, nos apetece entrar en el corazón de Pedro, la piedra escogida por Jesús para edificar su Iglesia: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18). Recojamos la historia desde el principio. En el primer encuentro  miró a sus ojos y lo hizo suyo, grabando en su corazón un amor indescriptible: “Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas…” (Jn 1,42). Nunca los ojos del Hijo de Dios dejaron de acariciar a este su pastor, ni siquiera cuando  cayó estrepitosamente vencido por su debilidad. ¡Qué fuerza irradió la mirada de Jesús en esa noche de su pasión, que el pobre pescador naufragó en sus propias lágrimas! “El Señor se volvió y miró a Pedro, quien recordó sus palabras: “Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces”. Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente” (Lc 22,61-62).

Han pasado los años. Vemos a Pedro pastoreando su rebaño con el amor que ha recibido de su Señor y Pastor. Nada le falta, nunca había tenido tanto, su Señor lo es todo para él. Y se sobrecoge ante otro misterio: ¡nunca había dado tanto! No da de lo que tiene, sino de lo que recibe ininterrumpidamente de Dios. Al igual que su Hijo, y porque ha sido formado y moldeado por Él, puede confesar, con la sencillez de quien ha sido gratuitamente rescatado y amado: “…llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre…” (Jn 14,30-31).

No nos extraña, pues, que Pedro, así enriquecido por el Señor Jesús, tenga la capacidad de confortar y fortalecer a sus ovejas con exhortaciones como éstas: ¡Alegraos de ser discípulos de nuestro Señor Jesucristo! “…a quien amáis sin haberle visto; en quien creéis, aunque de momento no le veáis, rebosando de alegría inefable y gloriosa…” (1P 1,8).

Pedro ha gustado, ha soberado  a Dios. Tal y como profetizaban las Escrituras, tiene empapada el alma, rebosa de la miel de sus palabras: “Sus palabras son más dulces que la miel, más que el jugo de panales. Por eso tu servidor se empapa de ellas, gran ganancia es guardarlas…” (Sl 19,11b-12). Justamente de esta su abundancia es de donde saca para dar de comer a sus ovejas, lo había profetizado Jeremías: “Empaparé el alma de los sacerdotes de grasa, y mi pueblo se saciará de mis bienes” (Jr 31,14).

Por supuesto que todo esto nos da una idea de la sobreabundancia de Dios y de la sobreabundancia del alma de Pedro. Mas es necesario completar esta descripción con un broche de oro: pudo afirmar con autoridad, sin asomo alguno de falsedad, ni ridículo moralismo que tan a rancio huele: “¡El Señor es mi Pastor, nada me falta!” Sólo desde la enorme riqueza que recibió de Jesús podemos apreciar sus exhortaciones a los primeros pastores de la Iglesia: “Apacentad el rebaño de Dios que os está encomendado, vigilando, no forzados, sino voluntariamente, según Dios; no por mezquino afán de ganancia, sino de corazón…” (1P 5,2). Exhortación que no ha perdido nada de su valor. Más aún, como ya hemos dicho antes, éstos son los pastores que “nuestra sociedad autosuficiente” pide a gritos.

jueves, 29 de septiembre de 2016

AMAR LA EUCARISTÍA- ¡ANUNCIO!




 A partir del 4 de Octubre, la Comunidad publicará semanalmente ésta nueva sección que comprenderá:
 
I.- Historia del Santísimo Sacramento según el libro del mismo título del historiador D.Francisco Menchén quien  amablemente ha autorizado su difusión  a la Comunidad.

II.- GRANDES CONVERSIONES.-Testimonios de grandes convertidos por la conmoción interior y belleza que experimentaron en la Adoración al Santísimo y la Eucaristía a lo largo del último siglo.

¿Eres consciente de que la Eucaristía fué instituida por el mismo Jesucristo en la última cena y que supone una infinita riqueza que da a su Iglesia para que todos podamos vivir intensamente nuestra comunión con Él?.

¿Sabías qué la Adoración del Santísimo surgió en la Iglesia primitiva gracias a que en las primeras comunidades personas escogidas llevaban el Cuerpo del Señor a los cristianos prisioneros para que pudieran comulgar y así ser fortalecidos en su fe y amor hacia Él?

¿ Y que como no era posible visitar diariamente a estos encarcelados, les llevaban, en un recipiente digno, múltiples porciones del Cuerpo del Señor, suficientes para varios días y que los prisioneros, conscientes del tesoro que la Iglesia había puesto en sus manos, empezaron a adorar al Santísimo por las noches gozosos de poder adorar a su Señor. Eran unos condenados a muerte que caminaban hacia la Vida.

Os animamos, pues, a hacer partícipes de ésta, creemos, bella iniciativa
a todas las personas, contactos, grupos parroquiales, de oración, etc., que podáis, pues esto es también evangelizar.
 
Un abrazo en el Señor
P. Antonio Pavía 
 

Los ojos del Señor (por Carmen Pérez)

"Los ojos del Señor están puestos en los que lo buscan, en los que esperan en su misericordia...
Con Él se alegra nuestro corazón...
En su santo nombre confiamos..." (Del Salmo 32)

Como a los dos de Emaús, cuando iban tristes y pensando que todo había terminado, se te abre el entendimiento leyendo la Escritura. Como cuando se la explicaba a ellos.... Y tu corazón arde de esperanza, y se llena de una alegría .que no se puede comparar a nada de este mundo.
Ese es nuestro Dios; no tengamos miedo;  nos busca siempre y camina con nosotros.

BENDITO SEAS SEÑOR

Poemas II.- INGRATITUD.- (por Olga Alonso)


 Jesús volvió a preguntarles:
–¿A quién buscáis?
Repitieron:
–A Jesús de Nazaret.
 Jesús les dijo:
–Ya os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad que los demás se vayan.


Jn 18; 7-9

INGRATITUD


Aquel que murió por mi escuchó de Dios la miseria de mi alma y subió a la  cruz para que yo pudiera ver.
Cada día de mi vida me pregunto qué hago yo para responder a tal gesto de amor.
¿Está mi vida a la altura de Jesús?
¿Sirvió que el mismo Dios muriera para convertirnos de nuestra miseria y abrirnos la puerta a su grandeza?
Aquí estoy, arrodillada frente a Ti, con los ojos abiertos, incapaz de entender que he hecho yo para merecer la muerte de mi Señor.
Para comprender por qué se entregó por mí y por qué mi vida no responde hace tiempo respirando cada segundo gratitud hacia Dios.
Imagino  que en su muerte, Dios contempló esta inmensa ingratitud y también murió por ella…. para redimirla,


¿Cómo podré pagar al Señor todo el bien que me ha hecho?
 ¡Levantaré la copa de la salvación e invocaré su nombre!
Sl 116; 12-13


 

martes, 27 de septiembre de 2016

Jesucristo y Barrabás, dos formas de mesianismo enfrentadas (TomásCremades)

Toda la muchedumbre se puso a gritar: ¡fuera ése, suéltanos a Barrabás! (Lc 23, 18). A estas alturas del conocimiento, por poco que se tenga de los Evangelios, todos hemos oído algo sobre este preso que Mateo le define como “famoso”: “…Tenían, a la sazón, un preso famoso llamado Barrabás…” (Mt 27,16). Sería famoso, probablemente, porque sería muy conocido en los ambientes de aquel tiempo por la guerra de guerrillas que los más exaltados del pueblo judío mantenían con el invasor: el pueblo de Roma. Los Evangelios tratan este encuentro recordando la profecía de Isaías: “…Fue contado entre los malhechores…” (Is 53,12)
¿Era casualidad el encuentro entre Jesús y Barrabás? Hemos de prescindir de la casualidad. Y mucho más cuando el tema que nos ocupa trata directamente con la historia de la salvación de la humanidad. Realmente la casualidad no existe, es palabra pagana que trata de explicar lo inexplicable a los ojos de los hombres, ni debe formar parte del lenguaje cristiano. Para nosotros, es Providencia Divina, ya que todo está previsto por Dios. 
Si vamos a la etimología de la palabra Barrabás, Bar-Abbas significa “hijo del padre”, concepto de carácter mesiánico, en cuanto a libertador del oprimido pueblo de Israel. Al hilo de esto, la gran guerra mesiánica del año 132 fue acaudillada por un tal Bar-Kokebá, que significa “hijo de la estrella”, con una composición etimológica similar y con la misma intención (Joseph Ratzinger, Jesús de Nazaret, cap2).
Orígenes, uno de los Padres de la Iglesia Primitivanos añade un concepto realmente curioso: en muchos de los manuscritos de los Evangelios hasta el siglo lll, el nombre del citado revolucionario era nada más y nada menos que el de “Jesús Barrabás, Jesús hijo del padre”. Es, como si dijéramos, el doble de Jesús, con una misión similar, pero defendida totalmente diferente. Jesús es el Príncipe de la Paz, atributo que nunca fue, ni sería, del tal Barrabás. 
Aquí, pues, hay un mesías, un libertador, que acaudilla un pueblo esclavo por el poder romano, que llevaría al tal libertador a un caudillaje puramente humano, con toda la violencia que nos cuenta la historia, frente al verdadero Mesías Jesucristo, Hijo de Dios Padre, que libera al hombre de todo mal en la tierra pero sobre todo en el camino hacia el Cielo, que se inmola voluntariamente para la remisión de los pecados de todos los hombres en aras de su salvación.
Siguiendo el razonamiento, podríamos inferir que: “…Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni mis caminos son vuestros caminos…” (Is 55, 8-9).
El tal Barrabás en su concepto mesiánico, en nada tiene que ver con el Mesías prometido por Dios, Jesús de Nazaret
 
Alabado sea Jesucristo

Del salmo 50 (Por Carmen Pérez)

Reconstruye mis murallas que muchas veces se desmoronan..
Cuando me desaliento porque me parece que siempre estoy en lo mismo que no avanzo en mi camino hacia Tí .... Tú sabes que los afanes de la vida me llevan por otros caminos ... necesito que me reconstruyas ... solo Tú puedes hacerlo  
Señor te pido lafuerza de David no mis armas ... las tuyas para vencer el miedo el desánimo y todo lo que me aparta de Tí.

 

lunes, 26 de septiembre de 2016

Del Libro de Jeremías: (Tomás Cremades)


Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión
Afluirán hacia los bienes del Señor:
Hacia el trigo, el vino y el aceite… (Jer 31, 10-14)
 
Hermosa semejanza con la Sagrada Eucaristía; los bienes del trigo y el vino, como símbolo inequívoco de Cristo oculto en las especies de pan y vino, ungidos con el aceite como símbolo del Espíritu Santo del Señor. Hermosa y bella profecía del Profeta Jeremías.
Más tarde lo recogerá Jesucristo en la Parábola del “Buen Samaritano”, curando las heridas con aceite y vino, vendándolas con las vendas que abrazan ambos Sacramentos: la Palabra de su Santo Evangelio y la Oración. Sin estas “vendas”, los Sacramentos aun siendo válidos pueden no ser eficaces para tu vida.
 
Alabado sea Jesucristo

¿Quien eres Señor? Hch 9,5 (para el evangelio del domingo 25 deSeptiembre de 2016)

El pobre hombre rico de ésta parábola se sirvió de su riqueza para levantar un muro infranqueable entre él y los pobres. Fue a parar a un lugar de tormentos y desde allí suplicó a Abraham que alertase a sus hermanos; éste le responde que escuchen a Moisés y a los Profetas que simbolizan la Palabra dada por Dios a Israel. Esta catequesis de Jesús es fortísima: ningun milagro, ni siquiera la resurreción de un muerto, tiene poder para cambiar el corazón del hombre; tan solo su Palabra, el Evangelio. Con esta respuesta el Señor nos invita a dejarnos de rodeos..insiste: Escuchadme y encontrareis en mis palabras la fuerza para una verdadera y liberadora conversion.

Del Salmo 135 (por Carmen Pérez)

 
El sol que gobierna el dia 
porque es eterna su misericordia.
Y la luna que gobierna la noche 
porque es eterna su misericirdia.(Salmo 135)

Cuando el sol gobierna nuestros dias Dios está y lo sentimos cerca.
Cuando es la luna, no es tan clara la luz y nos lo sentimos lejos .... o no sentimos que está con nostros.esto pasa a veces... a mi me pasa.... pero no tengamos miedo, el SEÑOR prometió que esa lucecita no se apagará y volverá a ser de día .y brillará de nuevo el sol... Éll no dejará que se apage esa luz ...

¡Gracias Señor por hacerme ver esto!

LA JUSTICIA DE DIOS (por Tomás Cremades)

Entre los múltiples atributos de Dios, la Justicia resuena mucho en nuestro corazón. El hombre se encuentra perseguido por multitud de problemas a los que no encuentra solución inmediata, la justicia humana brilla por su ausencia, y reclama con prontitud la ayuda de Dios
 
     Hazme justicia, oh Dios, Defiende mi     causa, contra gente sin piedadDel hombre traidor y falso Líbrame  (Sal 42,1)
 
Pero, en general, cuando hablamos de “justicia”, entendemos como “justicia distributiva”, en el sentido de dar a cada uno lo que le corresponde. El trabajador demanda el salario que le corresponde en justicia según lo pactado con el patrono…
 
Hay otra vertiente catequética que nos ayuda a encontrar a Dios: La palabra “justicia” viene de “ajustar”, de la misma forma que una mano se ajusta a otra cuando las enlazamos. Ajustar es ajustarnos al Plan de Dios en nuestra vida, y así lo expresó Jesús cuando fue bautizado por Juan en el río Jordán: “…Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?
Jesús le respondió: “Deja ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia” (Jn 3, 14-15)
Es decir, “conviene que así, siendo yo – Jesucristo - bautizado por ti Juan -, nos ajustemos al plan de Dios para Mí” 
 
Alabado sea Jesucristo

jueves, 22 de septiembre de 2016

Ilumíname Espíritu Santo (por Mila)

Ilumíname Espíritu Santo 
Para que mi alma escuche 
lo que no pueden escuchar mis oídos 
Para que mi alma vea 
lo que no pueden ver mis ojos
Para que mi alma sienta 
lo que no puede sentir mi mente
Para que mi alma huela 
lo que mi nariz no puede oler
Para que mi alma paladee 
lo que mi boca no puede paladear
Ilumíname Espíritu Santo
Te pido humildad para comprender
Te pido paciencia y amor
Te pido que en mis últimos alientos recuerde las palabras del Santo Cura de Ars: "Cuando mi boca no pueda decir lo que te quiero, dame unos momentos para que te lo pueda decir mi corazón "

¡Misericordia Señor, Misericordia!

¿Por qué te quedaste en la Eucaristía? (Por José Luis Díez Soto)

¿Por qué te quedaste en la Eucaristía?

Pensando en que me ibas a necesitar
Que me ibas a visitar
Que me vendrías a adorar
Que me podrias olvidar
Y poder estar junto a ti
Mirarte y que me puedas mirar
Y luego estar amandonos los dos
Toda la eternidad.

Toques del Alma 231



 
Cuando nos viene a la mente el daño
u que hemos hecho a alguien y no hay cómo repararlo, podemos mirar al Crucificado y pedirle que sane las heridas a quien se las hemos causado.

El traje de fiesta (Tomás Cremades)

En el Evangelio de Mateo, se relata algo que podríamos decir, sorprendente. Y cuando la Palabra de Dios sorprende, porque se aparta de nuestros parámetros, hay que pararse a meditar, e implorar del Espíritu que sople en la dirección adecuada a nuestra necesidad…
Habla de un rey que celebra un banquete de bodas de su hijo e invita a los comensales. Ninguno quiso ir, todos tenían importantes negocios que atender. Volvió por segunda vez a invitar, anunciando que la mesa está preparada, y obtuvo la misma respuesta. Envió a sus criados a los caminos, e invitó a todos los que encontraron. Buenos y malos. Y comenzó el banquete. El rey fue saludando a cada uno, y al reparar a uno que “no llevaba traje de fiesta”, le preguntó“Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?” Éste no contestó. Entonces el rey mandó que le echaran a las tinieblas. Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos. (Mt 22,1-14)
El Padre Dios nos invita a la boda de su Hijo Jesucristo. Son las Bodas del Cordero Pascual, la metáfora del Cielo que Dios nos quiere regalar. Pero nosotros estamos demasiado ocupados, para tener que ocuparnos de los asuntos de Dios: ¡ya me convertiré!, pensamos. Y Dios envía profetas, anunciadores de su Palabra, envía mensajeros…no escuchamos. Y cuesta creer que alguien no esté interesado en acudir a una fiesta donde hay vino, música, buena comida, alegría…Pero es que la fiesta que nos ofrece Dios no es nuestra fiesta. Queremos todo eso, ¡sí!, pero a nuestro modo. Queremos una fiesta como la quería el hijo mayor del Evangelio del “Hijo Pródigo”; una fiesta con mis amigos, en donde no tiene que estar mi Padre.
Y el rey sale a los caminos, sale a buscar quién quiere asistir a su fiesta. Por eso dirá Jesús: “…Si alguno me ama guardará mi Palabra…( Jn 14,23).Ya Jesús cuenta con que a lo mejor, alguno guarda su Palabra. Y el Rey sale a ver si hay alguno que quiere ir a la boda. ¿Hay mayor humildad? Él es el Rey de Reyes, y duda del amor de todos!!!
Y sale al encuentro de los nuevos invitados. Y los recibe uno a uno; Dios los llama por su nombre, uno a uno, como el Buen Pastor-Jesucristo-, que llama una a una a sus ovejas, y las conoce por su nombre. Y encuentra a uno que no llevaba el traje de fiesta. No estaba preparado para la fiesta, no estaba en Gracia de Dios. Y le saluda con las mismas palabras con que Jesucristo recibió a Judas el momento de la traición: le llama Amigo. 
Realmente, muchos son los llamados, pero pocos los que oyen su Menaje, su Evangelio, su Palabra; son pocos los elegidos.
Procuremos llevar siempre este traje de fiesta del Señor, que es su Gracia santificante, para entrar en el Banquete del Reino, en el Banquete de las Bodas del Cordero, de Jesucristo con nuestra alma.
Alabado sea Jesucristo
 
 

lunes, 19 de septiembre de 2016

Buscar a Dios (Carmen Pérez)

Encomienda a Dios tus afanes que Él te sustentará; No permitirá jamás que el que le busca caiga.. 

Si de verdad buscamos a Dios  como María Magdalena, sin desanimarnos por todos los obstáculos que encontremos,y como ella hasta llorando porque no lo veia... Él se deja encontrar. Y entonces podemos decir: Dios escucha mi voz y su paz rescata mi alma ..... Dios es el único que puede hacer esto por nosotros.. ¡BENDITO SEA!.

La forma de orar al Señor (Tomás Cremades)

Nuestra oración de súplica y de petición al Señor, se dirige con frecuencia de esta manera:  “…Hazme justicia, oh Dios, ¡defiende mi causa! Contra gente sin piedad, sálvame del hombre traidor y malvado…” (Sal 42)

Sin darnos cuenta, exponemos nuestras angustias al Señor diciéndole lo que tiene que hacer.

La Virgen María, Madre y Maestra de la Iglesia, nos enseña a rezar: “…No tienen vino…” (Jn 2,1-12).

Y esta forma de orar a Dios, que de sobra sabe lo que nos hace falta, la refleja el Salmo 5 así:

"A ti te suplico, Señor
Por la mañana escucharás mi voz
Por la mañana te expongo mi causa
Y me quedo aguardando…".
 
 

sábado, 17 de septiembre de 2016

¿ QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5 para el Domingo 18 de Septiembre de 2016

Necio es el que sirve al dios Dinero pues no prevee que llegado el tiempo de la desgracia: pruebas, desilusiones, enfermedad.. el Dinero a quien sirvió, no le sirve de nada. El sabio no sirve al Dinero sino que lo tiene a su servicio. La única forma de saber si somos servidores de Dios o del Dinero es exponer nuestro corazón a ls diáfana Luz del Evangelio. Únicamente el Evangelio detecta la Verdad o Falsedad que hay en nuestro interior; su Luz es como la de un detector de metales que distingue sin margen de error un diamante de un simple cristal, por muy pulido que esté.

www.comunidadmariamadreapostoles.com

viernes, 16 de septiembre de 2016

LUCAS 14-25,33 (Carmen Pérez)

¿Quién de vosotros si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular sus gastos a ver si tiene para terminarla?

La torre ... es nuestra vida, y ¿cómo la edificamos? Sería terrible que el Señor nos dejara solos con nuestro esfuerzo, ya nos dijo: sin mí no podeis hacer nada ... por eso dice también que si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles.... también dicen los Hechos de los Apóstoles que Él terminará en nosotros lo que empezó ..... no nos deja solo a merced de nuestras fuerzas ..... ¡Ese es nuestro Dios!  ¡no tengamos miedo!

El Éxodo de todo hombre (Tomás Cremades)

Al igual que el pueblo de Israel, en su Éxodo durante cuarenta años por el desierto, la vida de todo hombre es una peregrinación. Si ésta encuentra en Dios su fuerza, será bienaventurado: cuando atraviese áridos valles, los convertirá en oasis, gracias a la Palabra – Evangelio -, incubada en su corazón.
En la vida encontramos constantemente estos valles que no poseen alimento ni Agua Viva – Jesucristo -, para alimentar su sed de Dios. Son los áridos valles, las cañadas oscuras de que nos habla el Salmo 23: “…Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo porque Tú vas conmigo…”
Sólo la Luz de su Palabra ilumina nuestro camino: “…Lámpara es tu Palabra para mis pasos, Luz en mi sendero…” (Sal 118, 105)
 
Bienaventurados los que encuentran en Ti su fuerza
Al preparar su peregrinación:
Cuando atraviesan áridos valles los convierten en oasis 
Como si la lluvia temprana los cubriera de bendiciones (Sal 83)
 

jueves, 15 de septiembre de 2016

Poemas II.- FIJAR EN PALABRAS TU PASO POR MÍ.-(por Olga Alonso)


Vuelve a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas Dios ha hecho por ti. Y él se fue, proclamando por toda la ciudad cuán grandes cosas Jesús había hecho por él. 


Lc 8,39


FIJAR EN PALABRAS TU PASO POR MI
Cierro los ojos y busco palabras que sellen en el papel tu paso por mí: lo que siento, lo que me enseñas, lo que se queda para siempre dentro de mi corazón y construye el lugar donde he aprendido cada día a sentarme y mirar a tu infinito.


Estas palabras convierten tu lenguaje, que ahora pertenece solamente a mi corazón, en sonidos del mundo, para el mundo y, si no las pongo sobre papel, siento que pierdo la oportunidad de guardar entre los dedos de mi alma, tu paso por mí.
Correr, coger un lápiz y escribir en cualquier momento del día.
Sujetar sobre el papel, el insólito milagro de tu aliento en mi alma, en este momento concreto, hoy, ahora, cuando Tú quieres.
Fijar en palabras tu historia conmigo para que otros las lean y revivan, y sientan que Tú abres la puerta a quien llama. 
Siempre aguardando y buscando cazadores de nubes de Eternidad que surcan el cielo, a la espera de que alguien las quiera convertir en Palabras para el mundo.


A toda la tierra alcanza su pregón

y hasta los límites del orbe su lenguaje. Salmo 18, 5

martes, 13 de septiembre de 2016

La palabra "EVANGELIO" (Tomás Cremades)

Desde niños sabemos que la palabra Evangelio significa Buena Nueva. Sin embargo, la palabra evangelio la empleaban los emperadores romanos cuando, llenos de soberbia y de poder terrenal, con ampulosidad y grandilocuencia se llenaban de las buenas noticias que llegaban de los triunfos bélicos en sus campañas; y se arrogaban el beneficio de ser dioses, sin derecho alguno.

Es decir, todo lo opuesto al mensaje de Jesús: efectivamente Evangelio es por excelencia la “Buena Nueva”, la “Buena Noticia” que Dios nos envía por medio de su Hijo Único Jesucristo, 
El Evangelio no es una proclama a título informativo; es la Fuerza de Dios para salvar y transformar el mundo. En Jesucristo se cumple lo que los emperadores pretendían y no podían cumplir: es la acción eficaz de Dios en el mundo.
Alabado sea Jesucristo
 

lunes, 12 de septiembre de 2016

Señor sigue (Mila)

Señor sigue dándome el amor que Tú me das, para que cuando yo tenga el alma llena, lo pueda compartir con mis hermanos,
Padre Bueno, ya que Tú me puedes llenar de ese amor infinito .



Me adelanto a la aurora (Del salmo 118) (Carmen Pérez)

"Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras.." (Salmo 118)

A veces nos parece que el SEÑOR no nos escucha, tarda demasiado,..  sin pensar que para Él , el tiempo no es como para nosotros.... que Él da la comida a cada uno a su tiempo.

Él nos ve cuando estamos buscándole, dice en un evangelio..

De qué me conoces y Él contesta: "cuando estabas debajo de la higuera te ví" ,es decir, cuando en la palabra me buscabas....

domingo, 11 de septiembre de 2016

La venganza (Tomás Cremades)

¿Quién no ha oído alguna vez que la venganza es el placer de los dioses? ¡Pues es verdad! Es totalmente cierto: pero de los dioses con minúscula. Porque los dioses existen, ¡vaya si existen! Los tenemos dentro de nuestro corazón, hablándonos constantemente, día y noche y hasta en sueños. Y se alimentan de eso: de la venganza.
Cuando alguien o algo te han hecho un mal, salen a relucir de forma inmediata, como con un resorte. En nuestra cultura, decimos: El que da primero, da dos veces. Así que: ¡ánimo! ¡Que no se nos adelanten! ¡Demos primero!
Y esto da placer a esos dioses, que son por ejemplo, nuestro YO, nuestro orgullo, nuestra soberbia…
“Sabéis que los jefes de las naciones las dominan, y los grandes las oprimen. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera ser el primero sea vuestro servidor, de la misma manera que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir, y a dar su vida como rescate por muchos…” (Mt 20, 25-28). Sabias y prudentes palabras de Jesús. 
Nos dice la Escritura: “…De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos, para reprimir al adversario y al rebelde…” (Sal 8). Esa es la forma de reprimir al que nos hace mal: por medio de alabanza y el perdón; y nada menos que como si saliera de la boca de un niño.
“…Habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será reo ante el Tribunal. Pues yo os digo: todo aquel que se encolerice contra su hermano será reo ante el Tribunal; pro el que llame a su hermano “imbécil” será reo ante el Sanedrín; y el que le llame “renegado” será reo de la gehena de fuego…” (Mt 5, 21-22) 
San Pablo pone la guinda al decirnos: “…Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis; con los que ríen estad alegres; con los que lloran llorad. Tened igualdad de trato unos con otros…” (Rm12, 14-16)
Estos hermosos textos de la Escritura, apoyados en la Sabiduría de Jesucristo, nos enseñan a no ser vengativos, a amar a los que no nos aman, a entregar la vida por todos. Esta es la belleza de nuestra fe católica, única religión que perdona al enemigo, amándole como Jesús hasta el extremo de dar la Vida por él.
 
Alabado sea Jesucristo

sábado, 10 de septiembre de 2016

¿QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5 (para el Evangelio del Domingo 11 deSeptiembre de 2016)

Mal le fué al hijo pródigo alejarse de la VIDA para tejer su vida; mal y de mal en peor porque el plan de vida que tan ensoñadoramente habia dibujado en su imaginación se fué estrechando más y más dando paso a la axfisia. Así hasta que tuvo la audacia de escuchar los ecos de su corazón:  "En la casa de mi Padre hay Pan hay Vida en abundacia...."  y se encaminó hacia su Padre. Apenas éste le vió acercarse, sus entrañas, espoleadas por la conmoción, tomaron forma de brazos y se fundieron con las entrañas dolientes pero buscadoras de su hijo.. Ni un reproche, ni un solo reproche...solo unas entrañas que se encuentran cara a cara.

www.comunidadmariamadreapostoles.com

viernes, 9 de septiembre de 2016

Amemos la liturgia 5. La modestia en el vestir (Tomás Cremades)

A veces ocurre que no somos conscientes del Misterio que vamos a celebrar en la Eucaristía; o incluso, en la visita, fuera de ella, a cualquier iglesia.
Son muchos los fieles que en esta época estival, con los rigores del calor, se presentan con descuido ante el Señor, siempre presente en el Sagrario, y bajo la Especies Sacramentales del pan y del vino.
Los hombres usan del pantalón corto sin el más mínimo recato; la moda manda, y, seguramente sin maldad, no tienen la sensibilidad de saber que estánen la presencia de Dios. Si tuviéramos una entrevista con su majestad el Rey de España, seguro que llevarían el mejor traje y la mejor corbata. ¿No es Dios REY DE REYES? Pues démosle todo el honor merecido.
Llevemos ese “traje de fiesta” que nos relata Mateo en Mt (22,14), que no es sino la Gracia de Dios. Pero tengamos ese amor a Dios con la sensibilidad y el respeto que Él merece.
Alabado sea Jesucristo
 

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Poemas II.- La cruz a la que tanto miramos estos días.- (por OlgaAlonso)

Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro lo increpaba, diciéndole: «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino». Él le respondió: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso».


Lc 23,39-43


LA CRUZ A LA QUE TANTO MIRAMOS ESTOS DÍAS


Tu sabías que tu Palabra salvaba
La misma palabra que te acercaba a la Cruz cada día, tejía el libro que salvaría a los hombres.
Cada frase pronunciada y salida de tu boca, el Evangelio que sostiene nuestras vidas, fue el que te llevó a la Cruz.
Y, como sabías que todos estábamos bendecidos por Dios en Ti, caminaste tu Camino sin dudar
Desde el principio de tu vida, amaste tanto esa misión, que hablaste a los hombres sin importar que tus palabras rasgaran el alma y la conciencia de los que las escuchaban: tus palabras herían y tus palabras salvaban.
Y siguen salvando hoy a cuantos acudimos a ellas para oxigenar nuestro alma, para descansar en ti.
La Cruz a la que tanto miramos en estos días es el lugar al que llegaste por no renunciar.
Tu triunfo es la Cruz y el nuestro también.
¡Bendita Cruz que nos salvó de perder la oportunidad de conocer cara a cara a Dios!


Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro».
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.



Salmo 26 II,8