domingo, 2 de julio de 2017

Poemas II.-ESTE MINUTO (Olga Alonso)

Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. 

Jn 6;37
 
 
ESTE MINUTO
Este minuto, este instante mínimo de tiempo ocupado por ti, es obra tuya.
No permitas que yo le arrebate su gloria con mi mente y mis pensamientos. 
Invade Tú con tu eternidad cada esquina de este instante y conviértelo en un destello de tu luz en el mundo.
Que mi mente, como potro desbocado, no arrebate la eternidad de este aire que envuelve y abraza, de este instante que te pertenece mucho más que otros instantes de mi vida.
Así, deslizándote dentro de mi y conquistando mi mente.
Así, ganando la batalla al tiempo y a la tierra, a los pensamientos de la tierra, a las ataduras de esta tierra que sujeta nuestros pies.
Así, en un instante, sólo en un instante, vivir tu presencia. Vivirla de forma que valga por una vida entera.
Yavé se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. 
Jr 31; 3
 
 
 
 
 
 

sábado, 1 de julio de 2017

¿Quien eres Señor? Hch 9,5 para el Evangelio del Domingo 2 de Julio de2017

A lo largo de nuestra vida no es raro que hayamos rendido culto a grandes de este mundo con el fin de ser dignos de su atencion, favores..etc. 
Demasiada merma de nuestra dignidad para conseguir, si es que lo conseguimos, unos resultados que el tiempo y los intereses humanos terminan por reducir a la mínima expresión. Pregunto: ¿Cuantas dificultades, muros e incluso prejuicios hemos vencido por llegar a ser dignos de Jesucristo? La cuestion es que la perla única y preciosa del discipulado, que reside oculta en el Evangelio, solo está al alcance de aquellos que, yendo a contracorriente del canon de felicidad del mundo, se lanzan en su búsqueda sean cuales sean los muros que haya que remover.

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viernes, 30 de junio de 2017

Os contaré lo que ha hecho conmigo (Carmen Pérez )

"Fieles De Dios, venid  a escuchar, os contaré lo que ha hecho conmigo, a Él gritó mi boca  y lo ensalzó mi lengua." (Salmo 23)


Cuando decimos a los demás lo que Dios ha hecho por nosotros ... cómo nos liberó de nuestras angustias ... cómo sentimos que nos saca de las penas y tribulaciones ... cómo está siempre esperando que volvamos a sus brazos  para acariciarnos  y curar nuestras heridas, las que nos hicieron por no hacer  lo que Él nos pide .... cómo está esperando para hacernos resurgir de nuestros escombros  ...   

Cuando contemos esto a nuestros hermanos también ellos creerán o al menos dirán: vamos a ver ... como  los discípulos cuando preguntaron: ¿donde moras? y Jesús les dijo:  venid y lo veréis... Fueron y vieron ... Y se quedaron con Él.

¡Bendito seas Señor!

miércoles, 28 de junio de 2017

DIOS NOS RIEGA CON SU PALABRA (por Tomás Cremades)




Y Dice el Salmo 64: “Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida…”. Los Salmos, la oración que rezaba Jesucristo, se cumplen en Él y en todos los que queremos llegar, por su Gracia, a ser sus discípulos. Él, el gran Pedagogo, enseña a su pueblo con los temas sencillos de la tierra en la época en que estuvo en ella. Así nos habla de las labores del campo, los animales al cuidado del hombre, como las ovejas y las cabras; nos habla de las vides del campo y sus sarmientos, del agua y del pan…del Vino nuevo que ha venido a traer al mundo…Y en el lenguaje de los Salmos, el salmista inspirado por Dios se adelanta, sin saberlo, al tiempo de Jesús.
La tierra creada por Dios ha sido masacrada por el Maligno. Y Dios envía a su Hijo para hacerse Hombre con los hombres, tomando de nosotros, toda persona humana, con sus padecimientos y necesidades, pero sin estar sujeto al Mal.
Y en la tierra anunciada en este Salmo, quiero ver el mundo actual, con todas sus características y circunstancias que le rodean en el día a día. Pero Él cuida esta tierra, que el Señor Yahvé se apropió como heredad suya. Y la va enriqueciendo sin medida. Y para ello, a través de su Evangelio, de la Palabra de Vida, Jesucristo, la compara como la acequia por la que circula el Agua Viva, acequia que va llena, colmada de Agua. Y para su alimento, va poco a poco preparando el terreno de nuestra alma, de nuestra vida pequeñita; va regando los surcos con que la vida, con sus sufrimientos, va marcando en nuestro rostro.  Va “igualando los terrones” que nos aparecen cual piedra de escándalo que nos podría hacer tropezar, de tal manera, que su llovizna, metáfora de su Palabra, los deja mullidos con una medida rebosante, remecida, abundante, en palabras de la Escritura.
Y así, con la bendición de Dios, aparecen pequeños brotes verdes de esperanza, de forma tal, que ya los carriles, los surcos de nuestro rostro, rezuman abundancia. Y los valles, que en otro tiempo fueron montes donde se aposentaban nuestras idolatrías, se han convertido en oasis, que se visten de miesesque cantan la Gloria de Dios.
Entonces podremos ver hermoso el rostro de santa Teresa de Calcuta, lleno de surcos que delatan el sufrimiento entregado por los pobres en los que ella vio al Señor Jesús.
Es entonces cuando estas arrugas se llenan de vida entregada por amor al que es Amor, cuando las ha regado la Acequia de Dios con el agua limpia, pura, purísima de su santo Evangelio, Jesucristo.

“…La acequia de Dios va llena de agua. Tú riegas los surcos, igualas los terrones, tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes, coronas el año con tus bienes, tus carriles rezuman abundancia…” (Sal 64)

Alabado sea Jesucristo.

martes, 27 de junio de 2017

Poemas II.- EXTRAÑOS.- (por Olga Alonso)


Jesús le contestó:

–Marta, Marta, estás preocupada e inquieta por muchas cosas; sin embargo, solo una es necesaria. 
María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará.
Lc 10, 41-42
EXTRAÑOS
Dicen que somos extraños, nos miran perplejos.
No entienden detrás de qué vamos y piensan que hemos claudicado de buscar razones para explicar la vida y que hemos preferido alienar y adormilar nuestras almas inventándonos un Dios.
Pero, si te detienes y les observas, buscan con su mirada, hacia dónde miras tú.
Quieren saber por qué hay algo en ti que les provoca y, a la vez, les da paz.
Tu libertad, tu dignidad, tu alegría, tu luz, tu bondad, tu lealtad, tu amor de cristiano, en fin, todo lo que tienes por el hecho de haber acogido su Palabra, son el espacio donde los hombres con los que te encuentras, se encuentran con Dios.
Tus acciones, Señor, son mi alegría, y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.


Sl 92, 5-7

lunes, 26 de junio de 2017

COMENZAR LA MAÑANA CON LA ORACIÓN (recuerdos de la niñez) por TomásCremades




Recuerdo cuando era niño que, la clase por la mañana se iniciaba con una oración. Y recuerdo que en el estrado del profesor, en la pared, en formato grande, había pintado un teléfono. Eran tiempos en que el teléfono de pared, negro, no estaba implantado en todas las casas. Y comenzábamos la oración con la señal de la Cruz. Y nos decía el profesor: “la señal de la Cruz es como cuando marcas el número de teléfono para comunicar con alguien. En este caso, con esta señal, te pones en contacto con Dios”.
Creo que es bueno comenzar con la señal de la Cruz nuestras oraciones, aunque lo hagamos de forma inconsciente. Pero yo siempre recordaré este símbolo del teléfono que me lleva necesariamente a la comunicación con el Señor.
Y después, creo que es importante rezar la oración del “Señor mío Jesucristo…”, en la que pedimos perdón por nuestros pecados y nos abre las puertas para la oración posterior.
Y pedimos“…Señor, ¡ábreme los labios! Y mi boca proclamará tu alabanza…”. Y es que, de la misma forma que con la boca cerrada no podemos recibir el alimento, con la boca del alma, si está cerrada, tampoco podemos recibir el alimento de la oración.
No en vano dirá el salmo:”…Yo soy Yahvé, tu Dios, que te saqué del país de Egipto¡abre tu boca que te la llene!…” (Sal 81,11)
Es curiosa esta forma de pedir al Señor: “…mi boca proclamará tu alabanza…” La única Palabra que se proclama es precisamente la Palabra, el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Es decir, mi boca estará en disposición de alimentarse con el Evangelio. Fijémonos que en la celebración de la Eucaristía, el celebrante al abrir el Evangelio dice: “proclamación del santo Evangelio según…”
Pues comencemos la mañana en la presencia del Señor, que él se cuidará de nosotros durante el día, para que también “nuestro pie no tropiece en piedra de escándalo (Sal 90)
Alabado sea Jesucristo

domingo, 25 de junio de 2017

Por muy fuerte que sea el ruido (por Carmen Pérez)


"..más que el ruido de aguas caudalosas​,más imponente que​ las olas del mar,es imponente en el cielo el Señor" (Sal 92)

Por muy fuerte que sea el ruido .... Más potente es la voz del Señor dentro de mí. Por más que las voces que  resuenan a nuestro alrededor, que nos aturden y a veces nos confunden, la voz del Señor dentro de nosotros resuena haciéndonos volver la mirada y el corazón al Dios de bondad .... que sale a nuestro encuentro como el padre del hijo pródigo,.... que lo vió de lejos y corrió para abrazarlo y darle la bienvenida ... Siempre, cuándo nos desviamos del camino .... Esa voz que está en el corazón nos hace ver que nuestro Padre nos espera con los brazos abiertos para , consolarnos y curar nuestras heridas .... Las que nos hemos hecho lejos de Él por hacer caso de otras voces que​ no son las del buen pastor... Nunca tengamos miedo de volver .... El amor nos espera ...

 ¡Ese es nuestro DIOS!

sábado, 24 de junio de 2017

¿QUIEN ERES SEÑOR? 9,5 para el Evangelio del Domingo 25 de Junio de 2017

No hay duda de que existe una presión para relegar a los cristanos al ámbito de lo privado. Vano intento. Como leemos en el Evangelio de hoy, los discípulos de Jesús se declararán por Él con el testimonio de su vida y, llegado el caso, confesarán  su fe verbalmente sin aleccionar a nadie y sin fanatismos. Los discípulos de Jesús estan llenos de Vida y nadie podrá acotar la Alegría que irradian. No se puede tapar el sol con un dedo, menos aun la Luz de Dios que irradian estos hombres. Muy a pesar de quien le pese, la luz de los discípulos de Jesús brillará en las tinieblas, lo quieran éstas o no.

jueves, 22 de junio de 2017

Texto catequético Salmo 23.- "Tu vara y tu cayado me sosiegan”.- (porel padre Antonio Pavía)

No creo equivocarme si digo que el salmo 23, el que conocemos como el del “Buen Pastor”, es el más popular no sólo para nosotros los cristianos, sino también para innumerables personas de otras o ninguna creencia; de hecho nos encontramos con él en multitud de libros, películas, poesías, etc. 
Su riqueza es inagotable, como es propio de todo texto de la Palabra de Dios. Me voy a centrar en dos manantiales catequéticos con el deseo de que nuestra alma sea pausadamente regada por ellos; riego siempre eficaz para todo aquel que tiene hambre y sed de Dios. En el texto publicado ayer, nos fijábamos en el grito de gozo con que da comienzo el salmo: “El Señor es mi pastor, nada me falta”. En el presente texto de hoy, pasamos del grito al susurro confiado que emerge del alma del salmista dirigido hacia Dios: “Tu vara y tu cayado me sosiegan”.

El cayado y la cruz
El salmista manifiesta su plena confianza en Dios porque "su vara y su cayado le sosiegan". En la vertiente catequética publicada ayer, insistimos en esa faceta de los discípulos de Jesús de dejarse cuidar por Él. En la que publicamos hoy, nos apetece verle cumpliendo su misión apoyado en su Padre que le envía al mundo para salvarlo. El cayado que sirve de apoyo a los pastores, nos habla de Jesús apoyándose una y otra vez, y hasta su ignominiosa muerte, en su Padre. 
Veamos esto catequéticamente adelantando así esta bellísima noticia: El cayado que sostiene y fortalece nuestra relación con Jesús es imagen y figura del suyo con el que se apoyó en el Padre. Jesús, como fue profetizado,es sostenido por su Padre: “He aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma…” (Is42,1). Hemos leído bien. Su Padre que le sostiene es su cayado, de ahí la continua referencia que hace Jesús al Padre, llegando incluso a afirmar que el Evangelio que sale de sus labios salió antes de los labios de su Padre. “…Yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar… Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí” (Jn 12,49-50).
Su Padre le habla, se le manifiesta y testifica ante el pueblo reunido en el Jordán, que es su Hijo amado en quien se complace, testimonio que ratifica en el Tabor (Mt 17,5). Efectivamente, Jesús puede decir: Yahveh es mi Padre y mi Pastor, también mi Cayado, la Fuerza que me sostiene. Nos invade el asombro al ver que lo que Jesús llama su Cayado bendito, Israel, el pueblo elegido, lo convierte en maldición. Recordemos que, a lo largo de su misión, fue considerado ignorante, endemoniado, embaucador; por último y como razón para poderle condenar, blasfemo (Mt 26,65-66). 
Ahí está la mentira y su Príncipe convirtiéndose como única “verdad” del pueblo elegido. Recordemos que todo el pueblo, a coro con los sumos sacerdotes y escribas, blasfemaron contra el Hijo de Dios y el Cayado que según Él le sostenía: “…Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de verdad le quiere; ya que dijo: Soy Hijo de Dios” (Mt 27,43). El Príncipe de la mentira se adueñó del corazón de Israel, quien convirtió el Cayado del Hijo de Dios en la cruz en la que fue crucificado. Hicieron de Él, como dice Pablo, un maldito. “Maldito el que está colgado de un madero” –de una cruz-. ( 3,13).
Los discípulos de Jesús tenemos su mismo Cayado que nos sostiene; y el mundo, cuyo corazón está sometido al Príncipe de la mentira, al igual que a Él también nos llama malditos. Nuestro Cayado nos convierte en el blanco del odio de Satanás. Somos malditos para el mundo, sí, pero… ¡Benditos para Dios! ¡Nunca un Padre estuvo tan orgulloso de sus hijos como Dios Padre de nosotros en cuanto discípulos de Jesús y de su Evangelio!
 

 

Texto catequético Salmo 23.- Él Señor Es Mi Pastor (por el padreAntonio Pavía)

No creo equivocarme si digo que el salmo 23, el que conocemos como el del “Buen Pastor”, es el más popular no sólo para nosotros los cristianos, sino también para innumerables personas de otras o ninguna creencia; de hecho nos encontramos con él en multitud de libros, películas, poesías, etc. 
Su riqueza es inagotable, como es propio de todo texto de la Palabra de Dios. Me voy a centrar en dos manantiales catequéticos con el deseo de que nuestra alma sea pausadamente regada por ellos; riego siempre eficaz para todo aquel que tiene hambre y sed de Dios. En el texto que publicamos hoy, nos fijamos en el grito de gozo con que da comienzo el salmo: “El Señor es mi pastor, nada me falta”.
En el texto que publicaremos mañana, pasaremos del grito al susurro confiado que emerge del alma del salmista dirigido hacia Dios: “Tu vara y tu cayado me sosiegan”.

"El Señor es mi pastor, nada me falta"

Con temor y temblor, como diría Pablo, acariciamos estas palabras;toda una confesión de fe a la luz de la enseñanza de la Iglesia, que nos dice que los salmos son profecías que se cumplen en Jesucristo y en sus discípulos. Dicho esto, acogemos la bellísima promesa de que nada falta ni faltará a los discípulos de Jesús, que lo son por el hecho de haber puesto su vida en sus manos. Aclaremos un punto: no hay adhesión a Jesucristo sin la misma intensidad de adhesión a su Evangelio. Hablamos con propiedad y anunciamos que la medida de nuestro amor a Jesús es la misma que nuestro amor a su Evangelio. Jesús, el Señor y su Evangelio son indisolubles.
Un discípulo de Jesús es llevado a confiar absolutamente en Él; confianza que va creciendo conforme vivimos experiencias bellísimas de amor y solicitud hacia nosotros por parte de Él como Buen Pastor. Sólo siendo sus ovejas que seguimos sus pasos podremos decir un día con el salmista: es verdad, nada me ha faltado.
Hablando del seguimiento a Jesús y su relación con hacer la experiencia de que nada me falta, vemos cómo Él da un giro de ciento ochenta grados en lo que respecta a la fidelidad de todo aquel que quiera ser discípulo suyo; es un giro de ciento ochenta grados en lo que se refiere a las seguridades que todos buscamos y procuramos como hijos del mundo. Jesús dice a sus discípulos que son infinitamente más valiosos a los ojos de su Padre que las aves del cielo  a quienes alimenta y que los lirios del campo a quienes viste esplendorosamente (Mt 6,25…).
Al hacerles este anuncio no les está imponiendo una vida de renuncias y privaciones. No se está refiriendo a esto en absoluto, sino que les está dando la buena noticia de que su Padre lo es también de sus discípulos y que, por lo tanto, cuidará de ellos. Fijémonos en la bellísima promesa que como broche de oro cierra lo que podríamos llamar: La Providencia de Dios Padre para los que viven amorosamente abrazados al Evangelio. “…No andéis preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los paganos; pues ya sabe vuestro Padre Celestial que tenéis necesidad de todo eso” (Mt 6,31-32).
Un punto de referencia respecto a vivir en la precariedad de depender de Dios  y de su promesa lo encontramos en esta pregunta que hace Jesús a sus discípulos cuando les envió de misión de dos en dos sin bolsa ni alforja. “Les dijo: Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿os faltó algo? Ellos dijeron: Nada” (Lc 22,35). La precariedad evangélica no tiene que ver nada con la pobreza; implica la confianza de ser amorosamente cuidados por Dios que es Padre de todos aquellos que intentamos seguir los pasos de su Hijo.

martes, 20 de junio de 2017

Bondad para sus fieles (por Carmen Pérez)

"Qué  bondad tan grande, Señor, reservas para los que te son fielesy concedes a los que a Tí se acogena la vista de todos" (Sal 30)

Así es,  los que no tienen miedo de decir a todos. que Tú eres el hijo De Dios, de anunciar que solo Tú eres .el Camino, la Verdad y el único que das la Vida... Eterna.

Señor, dices también que hay que ser fuertes y valientes de corazón .. como tus discípulos después de  llenarlos de tu Espíritu Santo, les llenaste de valor .. y ya nada los​ detenía de anunciarte ... aunque les costase pasar por todas las cosas que antes temían.

Dame Señor algo de tu Espíritu ... Para decir sin temor  que Tú eres mi DIOS .. que estando  en tus manos es ldonde  me siento protegida y feliz como un niño en brazos de su madre.
 
¡BENDITO SEAS!

lunes, 19 de junio de 2017

María, la zarza ardiendo.- (Ex, 3) por Tomás Cremades

Sucedió que Moisés pastoreaba los rebaños de su suegro Jetró, sacerdote de Madián. Estando en el desierto observó a lo lejos que una zarza ardía sin consumirse. Seguramente habría visto en el monte Horeb esta situación muchas veces; es un acontecimiento normal en zonas de desierto que al efecto del calor, de repente los matorrales puedan ser víctimas del fuego.

Pero este caso era algo distinto: la zarza no se consumía. Era un fenómeno extraño, y Moisés quiso acercarse para verlo. Oyó una VOZ que le llamaba por su nombre: “Moisés, Moisés”. Heme aquí, respondió. Le dijo: Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar es suelo sagrado
Luego continúa con la Teofanía de Dios al manifestar que es el Dios de su padre, el Dios de Abrahán,  el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.
Me llama la atención la forma en  que el exégeta explica el acontecimiento: la Voz, con mayúscula, la Palabra de Dios, le llama por su nombre. Esto ya nos recuerda al Buen Pastor-Jesucristo, que a cada oveja-nosotros- la llama por su nombre. A Moisés también le llamó por su nombre, para encomendarle una misión; sacar a su pueblo de la esclavitud de Egipto.
Moisés responde como el niño Samuel, en casa de Elí: “Habla Señor, que tu siervo escucha” (1 S 3,1-10).
Así debe ser la actitud del discípulo: Habla Señor. No pongo en duda tu Palabra, no pregunto o cuestiono si seré o no capaz de llevar adelante la misión que me encomiendas. Y es que el Señor habla para encomendarte grandes o pequeñas misiones. Es una gracia de Dios el encomendarte llevar su Palabra, a tu modo, a tu estilo, con tus características dialécticas, con tus carismas, con tus circunstancias, a los demás.
Sabemos que luego se entabla un diálogo entre Dios y Moisés al encontrarse éste incapaz de la misión. Siempre igual: nos vemos sobrepasados por la petición del Señor. Nos falta fe y confianza en Él.
Yahvé le contesta: “¿Quién le ha dado la boca al hombre? ¿Quién hace al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? Vete que Yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que debes decir” (Ex 4, 10-13)
Por eso, no tengamos miedo de dar nuestro testimonio ante los demás; Él hablará por nosotros. ¡Qué gran diferencia con nuestra Madre, María de Nazaret: ella dijo sí al anuncio del ángel (que representa la Palabra de Dios mismo, el Anunciador de la Buena Nueva).
Por eso María es como la zarza ardiente de Moisés, que lleva al Señor y no se consume.
Pidamos que Ella, dispensadora de las gracias, provoque en nosotros ese amor a Dios que nunca se consume.
 
Alabado sea Jesucristo
 

viernes, 16 de junio de 2017

¿QUIEN ERES SEÑOR? Hch 9,5 para el Evangelio del Domingo 18 de Junio de2017

"Yo soy el Pan Vivo" dice Jesús en el Evangelio. Es un Pan que no está en venta pues todo el dinero del mundo no da para hacerse con él. Es por eso mismo que Dios se encarnó, para ponerlo a nuestro alcance. Lamentablemente no todos sienten la urgencia y necesidad de acogerlo y saborearlo. Es una pena porque sabe a.. ¡Dios!  Lo buscan y terminan encontrándolo los que liberan el clamor que emerge de las intuiciones de su alma. Esas intuiciones les llevan a estar cara a cara con el Dios Vivo, y su Pan... el que da la Vida en abundancia Jn 10,10

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miércoles, 14 de junio de 2017

Poemas II.-CORREDORES HACIA EL CIELO (por Olga Alonso)

¿No sabéis que en las carreras del estadio todos corren, mas uno solo recibe el premio? ¡Corred de manera que lo consigáis!

Los atletas se privan de todo; y eso ¡por una corona corruptible!; nosotros, en cambio, por una incorruptible.
1 Co 9; 24-25
 
CORREDORES HACIA EL CIELO
Corramos sin descanso y ganemos el pulso a la desesperanza de este mundo que nos asalta a cada paso y nos golpea diciendo que no existes.

Corredores del infinito, fijos lo ojos en la Voz que un día escuchamos y que se ha convertido en nuestra música interior.
Palabras de esperanza que no permiten dejar de correr a un corazón que no se conforma con lo que sintió ayer y pide más.
Acortando el camino entre el que ciñó nuestra cintura aquel día de sombras, convertido en luz por su decisión y voluntad.
Corredores de la vida, arrebatándole al mundo la quietud de los indolentes, llenando de pasión lo que miran y buscando en cada brizna de tiempo , ver a Dios.
Equivocados, tantas veces, pero llenos de pasión por el que abrió la puerta a nuestra existencia atrapada y nos lanzó a correr hacia su morada, punto final de nuestra existencia y comienzo de nuestra vida junto a Él.
 
 
Llévame en pos de ti: ¡Corramos! El Rey me ha introducido en sus mansiones; por ti exultaremos y nos alegraremos. Evocaremos tus amores más que el vino; ¡con qué razón eres amado!
Ct 1,4