viernes, 16 de abril de 2021

III Domingo de Pascua (Lc 24,35-48)

Ábrenos a Ti, Señor

Hoy vemos a los dos de Emaús volviendo a paso ligero a Jerusalén. Jesús, el Buen Pastor se ha encontrado con ellos y necesitan compartir con los demás discípulos está Buena Noticia. Esto nos da pie para hablar de algo que es de capital importancia o más aún la razón de ser de toda comunidad cristiana apuntando ya su esencia: la comunidad cristiana es creada por la Palabra. Fundamentamos este reconfortante postulado. La mayoría de los biblistas, ya desde la antigüedad, inciden en que Jesús no celebró la Eucaristía con los discípulos de Emaús sino que les partió la Palabra prendiendo en sus corazones el Fuego de Dios que surge de Ella. Es así como tenemos acceso a la comprensión del Misterio de Dios inaccesible a la mente desnuda, sin más. Cuando sentados a la mesa les partió el pan… les estaba dando el Pan de Vida que Jesús antepuso al pan material al decir a Satanás: "No solo de pan vive el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios (Mt 4,4). Recordemos el testimonio de los dos de Emaús: ¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos interpretaba las Escrituras? (Lc 24,32). A continuación dice Lucas que fueron al encuentro de los demás discípulos para compartir con ellos la Buena Noticia, el Fuego que Jesús Resucitado encendió en sus corazones conforme les iba partiendo sus palabras. La Palabra hecha Fuego en el corazón y así, como Fuego, compartida es lo que crea la comunión en una Comunidad llevándola a su mayoría de edad, es decir al Discipulado adulto. Consciente de que la Palabra es la creadora de la comunión en la comunidad cristiana, Pablo hace esta exhortación a los discípulos de Colosas: " Que la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza, enseñaos mutuamente, amonestaos..." (Col 3, 16) P. Antonio Pavía - comunidadmariamadreapostoles.com

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