viernes, 17 de diciembre de 2021

IV Domingo de Adviento - Lc 1, 39-45

María, Presencia de Dios

Recibido el Anuncio del ángel, María siente el impulso de ir al encuentro de su prima Isabel, mujer de Zacarías, escogidos ambos por Dios para traer al mundo a Juan Bautista, precursor de su Hijo. María se pone en camino. Su fe, fuerte como una roca no la exime de ciertas angustias internas. Su embarazo es un secreto entre ella y Dios; bien sabe que no le toca a ella darlo a conocer sino a Él, sobre todo a José su esposo. He hablado de cierta angustia, sí, pero su confianza en Dios prevalece sobre sus zozobras. Al llegar a casa de Zacarías ve con sus propios ojos que Dios sale garante del Anuncio recibido al provocar un salto de gozo en Juan  en el seno de su madre al oír el saludo de María. Digo que Dios sale garante de la situación  angustiosa de María al revelar el secreto de su maternidad mesiánica a Juan Bautista haciendo que salte de alegría ante el Mesías y  podemos decir, con más nitidez aún, al inspirar a Isabel la confesión de fe quizás más luminosa acerca de la Divinidad de Jesús que encontramos en la Escritura; llena del Espíritu Santo proclamó: “¿De dónde que venga a mí la madre de mi Señor?”. Hemos leído bien; llama a la criatura que María lleva en su seno: "Mi Señor". Por eso hemos titulado este texto así: María, Presencia de Dios.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com

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