"Bendice, alma mía, al Señor...nunca olvides sus beneficios" (Salmo 102).
Para que teniendo esto presente, no tenga yo miedo y no me desvíe de tu Evangelio. Que yo sé que ahí está la verdad. Aunque hay muchas cosas que para mí son imposibles, aún donde yo no llego, que llegues Tú y me cures.
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