martes, 7 de agosto de 2018

Jn 19, 25-27 “Junto a la cruz de Jesús estaba su madre.. (II)


Breve comentario a  Jn 19, 25-27

“Junto a la cruz de Jesús estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” Luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre” Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa”

“El camino de conversión del discípulo amado hasta la cruz”

2ª Parte: “Dios transforma el corazón del discípulo amado”
Dios conoce el corazón del hombre cuando está lejos de Él: Y así el corazón de los humanos está lleno de maldad y hay locura en sus corazones mientras viven, y su final ¡con los muertos!” (Qo 9,3b) Por eso, la necesidad de ser probado por Dios hasta que pueda confiar en él, tenga un corazón entero con ÉlEl corazón es lo más retorcido; no tiene arreglo: ¿quién lo conoce? Yo, Yahvé, exploro el corazón, pruebo los riñones, para dar a cada cual según su camino, según el fruto de sus obras (Jr 17, 9-10) 
Dios, también, sabe que debido al corazón que el hombre tiene, le cuesta mucho obedecer, dejarse instruir e ir por el camino marcado por Él: “Bien pronto se han apartado del camino que yo les había prescrito: se han hecho un ídolo de fundición… He visto a este pueblo y es un pueblo de dura cerviz” (Dt 9,12b-13) “Os rebelasteis contra la orden de Yahvé vuestro Dios, no creísteis en él ni escuchasteis su voz” (Dt 9, 23) Le halagaban con su boca, con su lengua le mentían; su corazón no era fiel, no tenían fe en su alianza (Sal 78, 36-37) . “¡Mil veces se rebelaron en el desierto, lo irritaron en aquellas soledades! otra vez a tentar a Dios volvían, a exasperar al Santo de Israel, incapaces de acordarse de su mano, del día que los salvo del adversario (Sal 78,40-42).
Pero tú, Dios nuestro, eres bueno y fiel, eres paciente y todo lo gobiernas con misericordia (Sb 15,1) ; Pero tú eres indulgente con todas las cosas, porque son tuyas, Señor, amigo de la vida, (Sb 11,26) pues tu aliento incorruptible está en todas ellas. Por eso corriges poco a poco a los que caen y los reprendes recordándoles sus pecados, para que se aparten del mal y crean en Tí, Señor (Sb 12,1-2) “Yahvé da firmeza a los pasos del hombre, se complace en su camino; aunque caiga, no queda tirado, pues Yahvé lo sostiene por la mano” (Sal 37,23-24) Él reprende, adoctrina y enseña, y guía, como un pastor, a su rebaño. Se compadece de los que acogen su enseñanza, y de los que se esfuerzan por cumplir sus preceptos (Si 18, 13b-14)
Hasta que llega el momento y  el tiempo de Dios “Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo… Él ha hecho todas las cosas apropiadas a su tiempo; y también ha puesto el conjunto del tiempo en sus corazones” (Qo 3, 1; 11a) y se fía del corazón del discípulo amado. Y lo lleva al desierto para tener intimidad con él.  “Por eso voy a seducirla; voy a llevarla al desierto y le hablaré al corazón. Allí le daré sus viñas, convertiré el valle de Acor en puerta de esperanza y ella responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que subía del país de Egipto. Y sucederá aquel día – oráculo de Yahvé – que ella me llamará: “Marido mío”, y no me llamará más: “Baal mío” Retiraré de su boca los nombres de los Baales, y nunca más serán invocados por su nombreYo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en amor y en compasión, te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a Yahvé(Os 2, 16-19. 21-22).

(Susana Jiménez)





















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