Los que te pertenecemos, vimos un día tu luz y entendimos tu Palabra
Se abrió ante nosotros otro mundo en el mundo donde sólo necesitamos que Tú nos miraras.
Extenuados, casi todos de buscarte y atónitos por haberte encontrado, elegimos pertenecerte y arriesgar todo lo que teníamos, entregártelo.
Contra el instinto de guardar y proteger, sentimos la libertad de poner nuestra vida ante ti, abrir las puertas de nuestra alma y confiarte todo nuestro ser.
Algo nos dijo, en esa luz que nos diste, que tú querías quedarte atrapado en esa debilidad que escondíamos; que necesitabas estar allí en nuestro interior para salvarnos.
Descubrimos entonces lo que se gana cuando ya no se tiene nada que perder y experimentamos la libertad de entregarte aquello que , con tanto afán, protegíamos
También tú, en ese rayo de luz que nos diste nos mostraste que el camino comienza cuando miramos a nuestro corazón doliente y no nos gusta lo que vemos
Y en esa debilidad, la de cada uno, se produce el encuentro íntimo entre los hombres y Dios , se comienza a entender y se accede a un nuevo mundo en el mundo.
Luego vendrán muchos días de oscuridad y de dudas, de fracasos, de tristezas pero ya no volveremos a custodiar el tesoro vacío e inútil de nuestra debilidad, que siendo inútil para mi , se convirtió en tu casa. La casa de mi Señor.
(Olga)
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