Es muy normal que quienes han sido llamados por Dios en vistas a una misión sufran crisis y desalientos; a veces son tan golpeados que son tentados a tirar la toalla.Fijemonos en Jeremías a quién podemos llamar el profeta de la ternura pues si es cierto que sufrió persecuciones y humillaciones enormes también lo es que Dios derramo sobre el ternuras indescriptibles. Oigamos lo que le dice cuando el pobre ya no puedes más: " Si te vuelves porque yo te haga volver,estarás ante mi presencia...serás como mi boca.." ( Jr 15,19) Jeremías sintió que Dios ponía sobre el su mano y volvía su rostro hacia El. Este hecho tan bello como impactante me lleva a María Magdalena que una vez sepultado Jesús sale de madrugada hacia el sepulcro.Sale sola arriesgando su integridad,no la importa.Quiere verificar si las palabras de Jesus: " Resucitaré al tercer día" son verdad o una simple pretensión de un pobre soñador.Llega al lugar donde fue sepultado y llora y busca y busca y llora hasta que - como a Jeremías - Jesús la volvió hacia El..pronunciando su nombre: ! María ! ( Jn 20,15...) Bienaventurado aquel que entrando apasionadamente en el Evangelio buscando,hasta con lagrimas al Dios Vivo llega a percibir un movimiento en su alma que le vuelve irresistiblemente hacia El.
P.Antonio Pavia
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