miércoles, 16 de febrero de 2022

Somos preciosos a los ojos de Dios

Isaías describe la Pasión de Jesucristo de esta forma tan descarnada como real. Inicia su texto profético en estos términos: "¿Quien dio crédito a nuestra noticia? ¿A quién se le reveló la Fuerza de Dios? Creció como un retoño delante de Él, como raíz de tierra árida no tenía apariencia ni presencia... (Is 53,2...). Así, despreciado por todos transcurrió la vida pública de Jesús. Despreciado, ninguneado por los hombres pero arropado por la mirada amorosa del Padre. He ahí el sello inexorable de los discípulos de Jesús; Despreciados por los hijos del mundo pero, como dice también Isaías, preciosos a los ojos de Dios, nuestro Padre: "Eres precioso a mis ojos, valiosísimo; yo te amo” (Is 43,4). Si nos acercamos a Jeremías le oímos decir: "Con amor eterno te he amado, por eso he reservado gracia para ti' (Jr 31,3). A la luz de estas y tantas otras profecías semejantes entendemos esta sublime inspiración de Juan Bautista: "Conviene que Él crezca y yo disminuya" (Jn 3,30). Dejemos que Jesús crezca en nosotros y que nos diga: Eres precioso para mí, yo te amo. 

P. Antonio Pavía

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