TEXTO DEL EVANGELIO
...Dijo Jesús a los sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores, y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su Hijo, diciéndose: “Tendrán respeto a mi Hijo”. Pero los labradores, al ver al Hijo, se dijeron: “Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con la herencia”. Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y, ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿Qué hará con aquellos labradores? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el Reino de los Cielos, y se dará a un pueblo que produzca sus frutos”
REFLEXION (POR TOMÁS CREMADES)
Comienza este Evangelio de Jesús diciendo: “Escuchad otra parábola”. Jesucristo inicia la catequesis con las palabras del Shemá: ¡Escucha, Israel! Israel, el pueblo de la escucha, ha de estar atento a las palabras que salen de la boca de Dios. Y es la primera recomendación del Señor, escuchar.
Es sobradamente conocido, y los personajes se identifican con facilidad, por ello, ya que toda la Escritura tiene infinidad de vertientes catequeticas.
El propietario de la viña es Dios, y los servidores son los profetas de todos los tiempos. Profeta NO es el que adivina el futuro, eso es un adivino; profeta es el que ANUNCIA la Palabra de Dios. Los viñadores representan en esta alegoría a los judíos infieles. El otro pueblo que recibirá los frutos representa a los gentiles. Podríamos vernos encuadrados nosotros ahí. El Hijo es Nuestro Señor Jesucristo, que fué asesinado por todos nosotros.
Alabado sea Jesucristo
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