viernes, 8 de febrero de 2019

REFLEXIONES SOBRE EL EVANGELIO DEL V Domingo del Tiempo Ordinario CicloC. (Lc 5,1-11) 10-02-2019

Los apóstoles han pasado la noche entera echando las redes en el lago de Genesaret sin resultado alguno. Al llegar a la orilla,  encuentran a Jesús predicando la Palabra a la gente que, como dice Lucas,  se agolpaba junto a Él. Finalizada la predicación, dice a los apóstoles que vuelvan a enfilar la barca adentro del lago y echen nuevamente las redes. Pedro inicia un amago de resistencia, pero termina cediendo. Lo que es realmente importante para nuestra fe, quizás aún inmadura, es la razón de porqué Pedro hace caso a Jesús: porque cree en la Fuerza que tiene su Palabra. Pedro no cede ante Jesús, ni por quedar bien, ni por hacer méritos ante Él, ni siquiera por un plus de generosidad, todo esto se desvanece en una situación cómo ésta, Pedro hace caso a Jesús porque intuye, repito, en qué poderosa es su Palabra para dar la vuelta a su lógica, que la tenía, pues era pescador y de esto sabría más que su Maestro. Pedro está actualizando lo que dijo María a aquellos criados que en la boda de Cana de Galilea no podían servir más vino en las mesas porque se había agotado: ¡Haced lo que Él os diga!. La única medida, repito, la única fiable que tenemos para saber si confiamos en Dios es nuestra adhesión a la Palabra, al Evangelio que Dios Padre puso en los labios de su Hijo. Pedro, el pescador experimentado, ¡confíó! y las redes se llenaron de peces. Al llegar a tierra se arrodilló ante Él cosa que no puede hacer ningún judío que solo se arrodillan ante Yavhe. Pedro lo reconoció como Dios, porque sus palabras, contra toda lógica, se habían cumplido. Así es como el Hijo de Dios crea nuestra fe. El problema es si nuestra esplendorosa cabeza es más lógica que la suya.

(Antonio Pavía)
www.comunidadmariamadreapostoles.com

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