Hace unos años, un periodista que entrevistaba a un millonario americano, le pregunto que cuanto dinero necesitaba tener para ser feliz; éste le respondió que siempre un millón de dólares más que lo que tuviera. Esta respuesta nos podría parecer anecdótica sino fuera porque Jesús, 2000 años antes, hace alusión a ella indicando así la pobreza existencial a la que uno puede llegar. Dice Jesús, estamos en el Evangelio de este domingo, que un hombre - ya rico- ante la excelente cosecha de sus tierras, se dijo: "Voy a demoler mis graneros y construiré otros más grandes y reuniré en ellos mi trigo y...y ¡Necio!, dice Jesús. Con todas tus riquezas no puedes comprar ni un solo día de tu vida. Al decir esto, Jesús no está censurando que preveamos nuestro futuro; nos está haciendo saber que este pobre hombre se está desviviendo solo por el arco de años, aunque fueran cien, que pueda vivir en el mundo. Le llama Necio, porque se preocupó tanto, de sus años en este mundo, que no tuvo ni quiso tener tiempo para labrarse, no un futuro, sino su Eternidad junto a Dios. Por eso le llama Necio, por su pobreza de perspectiva.
(Padre Antonio Pavía. -Misionero Comboniano)
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