Leemos está intuición espiritual sobre la oración que Dios suscitó a este salmista: "Como están los ojos de los siervos fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos fijos en el Señor esperando su misericordia" (Sl 123, 2b). Dios, se sirve de este israelita para decirnos cómo es la oración que le agrada, que no tiene nada que ver con la mucha palabrería como dice el mismo Jesús (Mt 6, 7). Este salmista nos muestra la forma de orar de los verdaderos buscadores de Dios; hablamos de la oración que ardiendo primero en el alma sale como chispas de fuego por nuestros labios. Es un contactar con Dios esperando su misericordia; es la oración por la que, como decían los primeros cristianos, conectamos con Dios quien a su vez nos llena de su Espíritu partiéndonos sus palabras... por ejemplo de un Salmo. Al partirnos así, amorosamente, su Palabra vivimos un anticipo de las alegrías eternas prometidas por Jesús ya que como dice Juan en su primera carta vemos, oímos, tocamos y palpamos ya en este mundo, la Palabra de Vida (1 Jn 1,1…). Es así como Jesús nos introduce paulatinamente en su Misterio… es decir en la Intimidad por excelencia… y los es porque no tiene fin.
P. Antonio Pavía - comunidadmariamadreapostoles.com
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