Un hombre, deslumbrado por la figura de Jesús, se acerca
a Él y le dice que quiere ser discípulo suyo. Jesús le advierte que las zorras
tienen madrigueras mientras que Él no tiene donde reposar su cabeza. Es
cierto...ni siquiera la pudo reposar en la Cruz, pues la tenía coronada de
espinas. La buena noticia es que así como Él reposaba su cabeza en el regazo del
Padre , nosotros, los que envueltos en debilidades queremos seguirle, tambien
tenemos a punto el regazo de nuestro Padre.
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