En la noche de su Pasión, Jesús anuncia a sus discípulos que se van a escandalizar de Él; inmediatamente saltó Pedro: "Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré" (Mt 26,33). Sabemos la respuesta de Jesús: Esta noche me negarás tres veces. Así fue. Analicemos este hecho. Pedro sí ama, y mucho, a Jesús pero aún no ha recibido la Gracia de dar su vida por Él, por eso flaqueó a la hora de la prueba. Veamos la debilidad de Pedro a la luz de este texto de Juan: " Amemos a Dios porque Él nos amo primero " (1 Jn 4,19). Extrapolamos este pasaje. Pedro aún no puede dar su vida por Jesús porque éste aún no la ha dado por él; es decir que Él tiene que adelantarse dándola primero. Una vez que la entrego por él, y por todos, revistió todo su ser de su Espíritu de Fuerza y de Gracia. Resucitado va a su encuentro y posando su mirada en él, que la tenía huidiza, le pregunta tres veces: "Pedro, ¿me amas? (Jn 21,15...). Le estás anunciando que sí, que no necesita sus promesas, que el tiempo desgasta; ¡que ya puede dar su vida por Él! Pedro queda sobrecogido... ¡¡Se da cuenta de que Jesús ha tomado sobre sus espaldas sus incoherencias y ha sembrado en su alma!! Su Fuerza, ¡¡la de Dios!! Ahora sí... ya puede declarar su amor incondicional al Hijo de Dios, ya puede decirle, y así lo hace: ¡Señor, tú lo sabes todo, sabes que te amo! Has infundido en mi tu Espíritu, ya puedo dar mi vida por ti y recuperarla, como tú. (Jn 10,18). A ti que lees esto; si ya eres consciente de que Jesús ha dado su vida por ti, ya estás en condiciones de que te pregunte cómo a Pedro: ¿Me amas...?
P. Antonio Pavía
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