Todo en Tí permanece, no cambia.
En un mundo donde todo se consume, todo se diluye, todo pasa, Tú permaneces.
Permaneces como todo lo que has creado y permaneces en mí, me afianzas, creces en mí y me sostienes, alimentas mis raíces que son las tuyas y las extiendes por el suelo de tu Eternidad.
Ser uno de esos árboles que a lo largo de la historia vivieron deseando crecer en tus atrios, ser parte del jardín de tus delicias.
Árboles que cada mañana despiertan a la luz del sol de tu mirada; árboles que viven y crecen alimentados por Ti.
Árboles que no mueren porque son tus elegidos, tus obras y por eso, permanecen.
Si me dejas elegir, Señor, quiero escoger esta vida.
Déjame ser uno más de esos árboles que cuidas con tus manos y en los que te recreas cuando levantas cada día tu mirada.
Déjame ser vida para ti y sentir tu vida corriendo por mis ramas y sintiendo mis raíces abrazando la tierra de tu Palabra.
(Olga Alonso)
comunidadmariamadreapostoles.com
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