La Fe es algo más que un pasaporte estático y seguro para la vida eterna. La Fe es la certeza de creer y vivir en Dios. Desde su Palabra Encarnada, que es Jesucristo, felizmente Resucitado y asistidos por la fuerza operante de su Espíritu Santo, sentir su viva Presencia, en nosotros. Así pues, la Fe, por Él y en Él, tiene en sí misma tal dinamismo vital, es tan operativa y realiza tanta creatividad en nuestro corazón y entendimiento, conjuntamente; que ofrece Luces para todo. Descubriendo nuevos nutrientes o fuentes energéticas, que nos llegan de lo “alto” y actúan en perfecta sintonía con la naturaleza, dejando atrás las materias energéticas actuales procedentes de “abajo”, del subsuelo, altamente contaminantes. Como inspirando espacios de relaciones efectivas y afectivas entre personas y pueblos, con el fin de posibilitar idénticos niveles de desarrollo para la vida humana, en los Cinco Continentes de nuestro planeta. La Fe, justifica, acredita, capacita y es fuente transformadora del mundo.
Diría más, la Fe se comporta como un motor nutrido del Amor de Dios, concedido para continuar colaborando en su Obra Creacional Cósmica, no concluida. Capacitándonos no ya para rehabilitar con urgencia nuestro mundo, sino para adentrarnos en nuevos mundos o planetas. Y así reconocernos al fin, y sanarnos de ese falso orgullo de ser los únicos seres humanos inteligentes, por Dios creados. Valorando mucho más nuestra “Casa Común” donde iniciamos la aventura de nuestra peregrinación humana, cuya meta y destino es, el regreso o la vuelta a su Presencia gloriosa y eterna. Concluyendo, la Fe pues, no es ese pasaporte estático aludido, sino dinámico; que permite pasar con seguridad al conocimiento de nuestra antropología de origen divino, capaz de engendrar una Cosmovisión Universal o Cósmica. Fe que logra penetrar en ese estado o Reino de Dios, capacitado para amarnos mucho más, al descubrir nuestra verdadera identidad. Logrando por esa Fe vincularnos responsablemente y por su Gracia, a la acción y los planes creativos y eternos de Dios, nuestro Padre y Creador. Quien “hace las cosas nuevas” por su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo y se complace mucho con el hombre y en la mujer ya renovados, pues son la OBRA MAESTRA SALIDA DE SUS MANOS.
TRES CANTOS a 6 de Mayo del 2016. Manuel Armenteros Martos.
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