*CAMINANTE*
Caminante, tú fuiste tras los pasos de Jesús, sabías que tenías que subir montañas, por senderos con arduos desniveles y andar por tierras áridas por caminos tortuosos, tu corazón es el que tenía que latir cada vez más deprisa para que tu pudieras subir.
Caminante, tu corazón siempre ha estado cuidando de ti para que no te faltara alimento para que pudieras vivir, pero al vivir de la forma que lo has hecho, le has forzado mucho y ya está cansado de latir.
Caminante, tu corazón te dijo que ya no quería estar en este mundo en el que le ha tocado latir cada vez más deprisa para que tu pudieras subir, no le dejabas descanso, pues tenías que seguir subiendo por esas sendas tan arduas, y a él ya le costaba latir.
Caminante, no diste a tu corazón una vida facil, ahora está tan desgastado que ya apenas puede latir, está triste, pues ha sido tu compañero de viaje y ahora ha llegado la hora de dejarte, pues él ya no puede seguir.
Caminante, tu corazón no puede seguir latiendo, pero está lleno de amor hacia ti, ese amor lo llevaba bien guardado para no perderlo en los momentos de desesperación que tenía cuando le costaba tanto latir.
Caminante, se te va la vida, se te va tu corazón, se te va tu alma, ellos están sedientos de Dios, despídete de ellos, pues te dejan, pero no estés triste ellos te quieren, están contentos de haber formado parte de tu vida y han pedido a Dios su misericordia, para que mueras en paz, en gracia y amor a Dios.
Caminante, tu alma y tu corazón se van al Cielo, allí encontrarán descanso, ese descanso que en la tierra no pudieron tener, allí serán felices, ellos encontrarán la Vida Eterna, esa Vida que a todos nos gustaría tener.
Caminante, tenías un corazón y un alma tan especial, que ellos cuidaron de ti, pues cuando terminaba el día siempre estabas tan cansado que te olvidabas de rezar, pero ellos te lo recordaban para que nunca perdieras la fé, y no te faltará la paz, el amor y la alegría para poder seguir yendo tras los pasos de Jesús.
Caminante, tu querías a Jesús, siempre hablabas de Él, por eso quisiste ir tras sus pasos, sabías que tenías que recorrer montañas por senderos con arduos desniveles, caminos tortuosos, siempre recorriendo senderos yendo de un lado a otro, y por querer seguir sus pasos te costó la vida, pero no te importo pues conseguiste llegar hasta el Árbol de la Cruz.
(Elia)
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