sábado, 14 de diciembre de 2019

Reflexión del Evangelio del Domingo III de Adviento ciclo A Mt 11,2-11

Antes de ser encarcelado, Juan Bautista no tenía la menor duda de que Jesús fuese el Mesías, el Hijo de Dios. Habia visto con sus propios ojos como el Espíritu Santo, en forma de paloma, descendía sobre Él en las aguas del Jordán y había oído la Voz del Padre testificando sobre Él: "Este es mi Hijo amado en quien me complazco" ( 3,16-17). Sin embargo, ahora encarcelado y viendo que aparentemente Jesús no hace nada por él, le surgen dudas hirientes que le mueven a enviar a sus discípulos donde Jesús, con esta pregunta: ¿Eres tú el Mesías o hemos de esperar a otro? 
Qué fácil es creer en Jesús con el viento a favor, más no así cuando lo tenemos en contra justamente por seguirle.. cuando nos dejan de lado por vivir abrazados al Evangelio... cuando sin despreciar la fiesta de la vida, ponemos cada vez más nuestros ojos en el Dios de la Fiesta permanente. Juan Bautista tembló al tener el viento en contra, y esta experiencia la tenemos todos los que pretendemos.. aún con mil debilidades, llegar a ser discípulos de Jesús el Señor.
Recordemos el pasaje de los Apóstoles en la tormenta.. gritaron despavoridos porque tenían el viento en contra, sin embargo fue gracias a esa terrible tempestad que pudieron saber y reconocer que Jesús, al que seguian, era el Hijo de Dios.(Mt 14,22-33).

(Antonio Pavía-Misionero Comboniano) comunidadmariamadreapostoles.com

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