lunes, 16 de enero de 2017

NUESTRA META, NUESTRO PREMIO ES CRISTO (por Paloma Sebastián)



“¿No sabéis que en el estadio todos los corredores cubren la carrera, aunque uno sólo lleva el premio? Pues corred así para ganar. Pero un atleta se impone toda clase de privaciones, ellos para ganar una  corona que se marchita, nosotros en cambio, una que no se marchita. Por eso corro yo, pero no al azar, lucho pero no contra el aire; sino que golpeo mi cuerpo y lo someto, no sea que habiendo predicado a otros, quede yo descalificado.”
En el estadio, los corredores corren y buscan conseguir un premio. En el estadio de la vida , los discípulos de Jesús buscamos alcanzar nuestro premio, nuestra herencia que no es otra sino Dios mismo.
Dice San Pablo que los atletas tienen privaciones para ganar su corona; una corona que al fin y al cabo se marchita. Los discípulos de Jesús en nuestra carrera por conquistar el Reino de Dios, también tenemos que ejercer privaciones, sobre todo hemos de morir al ego, al yo. Para ello contamos con la Gracia de Dios, pero también es necesaria nuestra colaboración, un esfuerzo que ayudado del Espíritu Santo, dará sus frutos. El proceso de cristificación dura hasta el final de nuestros días. Para los discípulos de Jesús es una gran satisfacción comprobar cómo Dios nos va modelando a su imagen, porque el  Señor responde a nuestras súplicas diarias en las que nos dirigimos a Él,  para que nos cambie el corazón. Cuando tenemos muy presente a Jesús en nuestra conciencia  gracias a la oración, por amor a nuestro Salvador vamos dando pasos de obediencia al Evangelio y con su Fuerza , nuestras soberbias,  orgullos, egoísmos, rencores, envidias, avaricias, iras, ansiedades, miedos…etc van  reduciéndose , retirándose. Todo esto lo va haciendo el Señor que nos sana y nos cristifica.
La meta de los discípulos de Jesús es Dios y su Reino de AMOR; amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo .

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