Buscar un corazón empapado de la paz de Dios.
Desear descargarse de ataduras, de limitaciones y buscar sin descanso el lugar donde el corazón encuentra su espacio natural, donde no hay ruido y descubrir así que no necesitamos nada, nada más que contemplar la luz de quien nos creó.
Resistir a la tentación de la voz que, desde dentro, nos intenta convencer que las vanidades y triunfos son comparables con la paz que trae tu Palabra.
Danos Señor fuerza y luz, no permitas que las cosas que sostienen este mundo confundan nuestra visión y traten de convencernos que merece la pena dedicarles nuestro tiempo.
Déjanos vivir en ti, tu como origen, tu nuestro destino.
Llena de sabiduría a este pobre corazón que fue creado por ti y que se equivoca si no te ve.
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