Unida a ti, muy dentro, siempre acompañada.
Parte de mí, nunca sola, tú siempre inseparable.
A quien acudo, a quien llamo, a quien suplico y consulto.
Tú mi confidente, mi luz, mi refugio ante el dolor y el miedo.
Tú mi apoyo, mi lugar desde donde miro el mundo.
Tú la distancia para ver con claridad.
Tú que contienes mi ira y mi voz.
Tú maestro de la espera, tú siempre calma y serenidad.
Tú que dibujas mis días y en quien pongo mi mañana.
Tú siempre, Señor, bendita elección, bendito por siempre a tu lado, mi Dios.
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