17-08-2015
TOQUES DEL ALMA
(Por el P. Antonio Pavía Martín-Ambrosio)
Cuando el discípulo llega al ocaso de su vida da testimonio de que la muerte pierde en él su rostro terrible, mostrando su parte sorprendentemente amable y amistosa; es como si, en complicidad con Dios, participase en el resplandor con que Él reviste a sus amigos, aquellos que Pablo llama los “hijos de la Luz”.
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