“Jesús dijo entonces a los Doce: ¿también vosotros queréis
marcharos?. Le respondió Pedro: Señor, ¿dónde quién
vamos a ir?, tu tienes palabras de vida eterna.”
Jn 6; 67-68
¡Qué manera más hermosa
de revelarnos que existes!
A través de tu Palabra.
Tu Palabra es el lugar
donde te encuentras conmigo.
Hay otros muchos lugares
pero es tu Palabra, Padre
tu casa por excelencia
dónde tu mismo te entregas.
Tu Palabra no descansa
tu Palabra espera siempre
tu Palabra siempre llama
tu Palabra nos responde.
Y por debajo de ella
Tú siempre te manifiestas
Tú te conviertes en mundo
Tú muestras tu voluntad,
y nos enseñas.
Cada día un poco más
y cada día otra piedra
de este sendero infinito
que nos conduce hacia Ti.
En tu Palabra, el camino
y Tú, al final, la meta
fijos los ojos en Ti
hasta el día que Tu quieras.
Yo dentro de Ti, Tú en mí
tú mi huésped
yo en tu seno
¡Qué espacio de eternidad!
Y así, romper la distancia
entre la tierra y el cielo.
Y así, cumplir tu promesa
de atraernos hacia Ti.
Sin despegarnos del mundo
viviendo con los hermanos
siendo mundo con el mundo
pero desde Ti y por Ti.
Reconciliarlo contigo
y seguir así el camino
que comenzó Jesucristo
desde su cruz salvadora.
Empaparse de Evangelio
abrazarse a él, sintiendo
que es la única esperanza
que tenemos de salvar
a este mundo del que somos
por obra tuya, una parte.
Aprender con Jesucristo
mirar desde su mirada
rezar con Él, escucharle
y anhelar sentir, como Él
la soledad infinita
en la que viven los hombres.
Aprender a no juzgar
y sólo abrir bien los ojos
para saber quien nos pide
a veces desde el silencio
que le tendamos la mano.
Ser fuentes de transmisión
del amor de Dios al mundo
y saber que cada vez
que ignoramos al hermano
estamos privando al mundo
del caudal de Amor de Dios.
Pedirle a Dios que nos llene
cada día, cada instante
de ese caudal infinito
que tan solo es verdadero
si su origen está en Dios.
de revelarnos que existes!
A través de tu Palabra.
Tu Palabra es el lugar
donde te encuentras conmigo.
Hay otros muchos lugares
pero es tu Palabra, Padre
tu casa por excelencia
dónde tu mismo te entregas.
Tu Palabra no descansa
tu Palabra espera siempre
tu Palabra siempre llama
tu Palabra nos responde.
Y por debajo de ella
Tú siempre te manifiestas
Tú te conviertes en mundo
Tú muestras tu voluntad,
y nos enseñas.
Cada día un poco más
y cada día otra piedra
de este sendero infinito
que nos conduce hacia Ti.
En tu Palabra, el camino
y Tú, al final, la meta
fijos los ojos en Ti
hasta el día que Tu quieras.
Yo dentro de Ti, Tú en mí
tú mi huésped
yo en tu seno
¡Qué espacio de eternidad!
Y así, romper la distancia
entre la tierra y el cielo.
Y así, cumplir tu promesa
de atraernos hacia Ti.
Sin despegarnos del mundo
viviendo con los hermanos
siendo mundo con el mundo
pero desde Ti y por Ti.
Reconciliarlo contigo
y seguir así el camino
que comenzó Jesucristo
desde su cruz salvadora.
Empaparse de Evangelio
abrazarse a él, sintiendo
que es la única esperanza
que tenemos de salvar
a este mundo del que somos
por obra tuya, una parte.
Aprender con Jesucristo
mirar desde su mirada
rezar con Él, escucharle
y anhelar sentir, como Él
la soledad infinita
en la que viven los hombres.
Aprender a no juzgar
y sólo abrir bien los ojos
para saber quien nos pide
a veces desde el silencio
que le tendamos la mano.
Ser fuentes de transmisión
del amor de Dios al mundo
y saber que cada vez
que ignoramos al hermano
estamos privando al mundo
del caudal de Amor de Dios.
Pedirle a Dios que nos llene
cada día, cada instante
de ese caudal infinito
que tan solo es verdadero
si su origen está en Dios.
Desear estar en Ti
abrazado a tu Palabra
igual que abrazaba Cristo
su cruz camino al calvario.
Saber, como Él sabía
que estaba haciendo el Camino
que permitiría al hombre
poder abrazarse a Ti.
Sin distancias, sacrificios
sin cumplimientos, sin leyes
sin promesas y sin culpas
sólo naciendo de nuevo
y dejándose crear.
Ya no hay nada que separe
la tierra del firmamento
ya no hay distancia posible
entre los hombres y Dios.
Cristo la rompió en la Cruz.
Dios culminó en aquel día
su voluntad primigenia
de unirse a los que creó.
De ser Uno con el hombre
de devolvernos a todos
el lugar del que salimos
y en el que fuimos creados.
El camino que perdimos
y que hemos recuperado
y nuestro rostro, perdido,
de nuevo, mirando a Dios.
En su plenitud primera
empapados de su Luz
e iluminando a su vez
a la humanidad entera.
Y es ahora que comprendo
la inenarrable misión
para la que fui creada,
para la que me llamaste.
abrazado a tu Palabra
igual que abrazaba Cristo
su cruz camino al calvario.
Saber, como Él sabía
que estaba haciendo el Camino
que permitiría al hombre
poder abrazarse a Ti.
Sin distancias, sacrificios
sin cumplimientos, sin leyes
sin promesas y sin culpas
sólo naciendo de nuevo
y dejándose crear.
Ya no hay nada que separe
la tierra del firmamento
ya no hay distancia posible
entre los hombres y Dios.
Cristo la rompió en la Cruz.
Dios culminó en aquel día
su voluntad primigenia
de unirse a los que creó.
De ser Uno con el hombre
de devolvernos a todos
el lugar del que salimos
y en el que fuimos creados.
El camino que perdimos
y que hemos recuperado
y nuestro rostro, perdido,
de nuevo, mirando a Dios.
En su plenitud primera
empapados de su Luz
e iluminando a su vez
a la humanidad entera.
Y es ahora que comprendo
la inenarrable misión
para la que fui creada,
para la que me llamaste.
Y estallo de alegría
al vivir en mí el Milagro
de tanta explosión de gracia
en tanta precariedad.
Ahora ya tiene sentido,
después de lo que yo he visto
después de tanta belleza
que sólo te anhele a Ti.
Y que busque tu morada
y que ansíe tu rostro
y que todo me parezca
pura insignificancia
Si lo pongo frente a Ti.
al vivir en mí el Milagro
de tanta explosión de gracia
en tanta precariedad.
Ahora ya tiene sentido,
después de lo que yo he visto
después de tanta belleza
que sólo te anhele a Ti.
Y que busque tu morada
y que ansíe tu rostro
y que todo me parezca
pura insignificancia
Si lo pongo frente a Ti.
“Tu palabra, Señor, es eterna,
mas estable que el cielo…
Si tu voluntad no fuera mi delicia,
ya habría perecido en mi desgracia;
jamás olvidaré tus decretos,
pues con ellos me diste vida”.
Salmo 118; 89, 92-93
Octubre 2013
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