La visita al Santísimo.
A partir del S. XIII se desarrolla por toda la cristiandad la adoración al Santísimo Sacramento tanto en los conventos como en las Iglesias. En el S. XIII la regla de las monjas reclusas dice que deben de comenzar el día con una visita al Santísimo Sacramento; lo mismo ocurre en las Iglesias con los sacerdotes. En el S. XIV, el místico inglés Richard Rolle invita a los fieles a visitar el Santísimo Sacramento ya que allí se halla presente el cuerpo de Cristo lo que hace posible la oración cara a cara.
El primer Código de derecho canónico en el canon 1.273 invita a los fieles a visitar al Santísimo tan a menudo como sea posible y también establece que “A menos que exista un motivo grande, la Iglesia en la que se reserve la Eucaristía debe de estar abierta al menos una hora cada día, de modo que los fieles puedan rezar ante el Santísimo Sacramento.”
Según José María Iraburu “Historia de la adoración eclesiástica” Las exposiciones del Santísimo se van implantando en el siglo XV sobre todo en la Europa central. Alemania, Escandinavia y los Países Bajos que fueron centros de difusión de las prácticas eucarísticas, en general. Al principio, colocado sobre el altar el Sacramento, es adorado en silencio. Poco a poco va desarrollándose un ritual de estas adoraciones, con cantos propios, como el Ave verum Corpus natum ex María Virgine, muy popular, en el que tan bellamente se une la devoción eucarística con la mariana.
La exposición del Santísimo recibe una acogida
popular tan entusiasta que ya hacia el año 1500, muchas
iglesias la practican todos los Domingos, normalmente
después del rezo de las vísperas; la costumbre prescribe
arrodillarse en la presencia del Santísimo.
En los comienzos, el Santísimo se mantenía velado tanto en las procesiones como en las exposiciones eucarísticas. Pero la costumbre y la disciplina de la Iglesia van disponiendo ya en el siglo XIV la exposición del cuerpo de Cristo «in cristallo» o «in pixide cristalina».
Junto con la exposición al Santísimo, en el S. XIII aparece la bendición con el Santísimo. Esto se da en la procesión del Corpus y en las Iglesias donde se bendice a los enfermos y a las personas que asisten a adorar al Santísimo.
En estas visitas al Santísimo, según J. A Hardon (Ob. Cit,) la devoción a Éste va ligado a los cánticos que se hacían a la Virgen desde el S. XIII en las vigilias organizadas ante la misma y todo ello basándose en el principio de que sino hubiese habido Encarnación no hubiera habido Eucaristía, por lo que estas vigilias se desarrollan junto la exposición a la Eucaristía.
En los comienzos, el Santísimo se mantenía velado tanto en las procesiones como en las exposiciones eucarísticas. Pero la costumbre y la disciplina de la Iglesia van disponiendo ya en el siglo XIV la exposición del cuerpo de Cristo «in cristallo» o «in pixide cristalina».
Junto con la exposición al Santísimo, en el S. XIII aparece la bendición con el Santísimo. Esto se da en la procesión del Corpus y en las Iglesias donde se bendice a los enfermos y a las personas que asisten a adorar al Santísimo.
En estas visitas al Santísimo, según J. A Hardon (Ob. Cit,) la devoción a Éste va ligado a los cánticos que se hacían a la Virgen desde el S. XIII en las vigilias organizadas ante la misma y todo ello basándose en el principio de que sino hubiese habido Encarnación no hubiera habido Eucaristía, por lo que estas vigilias se desarrollan junto la exposición a la Eucaristía.
Adoración Perpetua
Según Jhon A. Hardon “El término "adoración perpetua" utilizado para designar la casi adoración ininterrumpido al Santísimo puede significar varias cosas:
-La adoración perpetua es, literalmente, que siempre hay alguien en oración ante la Sagrada Eucaristía.
-La adoración es ininterrumpida por un período más largo o más corto, un día o varios días, como en la devoción de las Cuarenta horas.
-La adoración no se interrumpe en una iglesia o una capilla especial.
-La adoración es ininterrumpida en diferentes iglesias o capillas, en un lugar como una diócesis o de un país, o en todo el mundo.
Los primeros comienzos de la adoración perpetua se retrotraen a finales del S. IV, cuando los que se convierten al cristianismo van a adorar al Santísimo Sacramento expuesto durante ocho días después de su bautismo.
Según Jhon A. Hardon “El término "adoración perpetua" utilizado para designar la casi adoración ininterrumpido al Santísimo puede significar varias cosas:
-La adoración perpetua es, literalmente, que siempre hay alguien en oración ante la Sagrada Eucaristía.
-La adoración es ininterrumpida por un período más largo o más corto, un día o varios días, como en la devoción de las Cuarenta horas.
-La adoración no se interrumpe en una iglesia o una capilla especial.
-La adoración es ininterrumpida en diferentes iglesias o capillas, en un lugar como una diócesis o de un país, o en todo el mundo.
Los primeros comienzos de la adoración perpetua se retrotraen a finales del S. IV, cuando los que se convierten al cristianismo van a adorar al Santísimo Sacramento expuesto durante ocho días después de su bautismo.
Después de su victoria sobre los albigenses, que
negaban la existencia real de Cristo en la Eucaristía, el
rey Luis VII de Francia pidió al Obispo de Aviñón que el
Santísimo Sacramento fuera expuesto en la Capilla de la
Santa Cruz (14 de septiembre de 1226). La multitud de
adoradores era tan grande que el obispo decidió que
continúe la adoración el día y la noche. Esto fue
ratificado más tarde por la Santa Sede y continuó
ininterrumpidamente hasta 1792 durante la Revolución
Francesa. Se reanudó en 1829.
Sin embargo no fue sino hasta después del
Concilio de Trento, que la adoración perpetua comenzó a
desarrollarse en una escala mundial. Entre los apóstoles
de la adoración perpetua para los laicos, ninguno ha
tenido una influencia más duradera en el mundo moderno
que San Pedro Julián Eymard. En 1856 fundó los Padres
del Santísimo Sacramento en París y dos años más tarde,
con Marguerite Guillot, fundó las Siervas del Santísimo
Sacramento, una congregación contemplativa de clausura
de mujeres. Las Conferencias publicadas de Pedro
Eymard sobre la Presencia Real han inspirado a
numerosas asociaciones laicales. Ellos han tomado sus
palabras literalmente, cuando dijo: "En la presencia de
Jesucristo en el Santísimo Sacramento, toda la grandeza
desaparece, toda la santidad se humilla y llega a nada.
¡Jesucristo está ahí!"
Las perpetuas Asociaciones eucarísticas de los
fieles se remontan al S. XVII. Una de las primeras fue
iniciada por el Barón de Renty en 1641 en la Parroquia
de St. Paul en París, era una adoración perpetua de la
sociedad para las damas. En Boulonge en Francia (1753),
las parroquias fueron divididas en doce grupos que
representan a los doce meses del año. Cada grupo
contiene tantas parroquias como días del mes que
representaba. Cada iglesia en cada grupo se le asignó un
día para la adoración eucarística.
También aparecieron Institutos religiosos de
Clausura con el propósito expreso de la adoración de la
Santa Eucaristía el día y la noche. Algunos, como los
Benedictinos de la Adoración Perpetua del Santísimo
Sacramento en Austria (1654) hizo un voto solemne de
adoración perpetua.
De este modo, se comenzó a promover la adoración perpetua de la Eucaristía entre los fieles. Así comenzó la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María, y de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento del Altar. Aprobado formalmente en 1817, su objetivo es honrar e imitar a los cuatro estados de la vida de Cristo para ser honrado e imitado por el ejercicio de la Adoración de la Eucaristía.
De este modo, se comenzó a promover la adoración perpetua de la Eucaristía entre los fieles. Así comenzó la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María, y de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento del Altar. Aprobado formalmente en 1817, su objetivo es honrar e imitar a los cuatro estados de la vida de Cristo para ser honrado e imitado por el ejercicio de la Adoración de la Eucaristía.
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