No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús.Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante,
Fil 3; 12-13
EL CAMINO
Aquí, detrás de ti, en el Camino
viendo tu espalda y siguiendo tus pasos
camino con la certeza de estar en el lugar correcto y dirigirme hacia donde me llevas.
Me sirve tu espalda y tus pies, caminando
aunque de vez en cuando, giras tu cabeza, me miras y me sonríes.
Tu, así, te aseguras de que estoy ahí y yo, mis ojos, se encuentran con los tuyos y recupero las fuerzas.
Tu, así, te aseguras de que estoy ahí y yo, mis ojos, se encuentran con los tuyos y recupero las fuerzas.
Todo me confirma que no quiero hacer otra cosa que seguirte
Qué sencillo gesto, caminar detrás de ti y qué gran sentido para la vida.
No hay que buscar más. Tú nos dijiste, “sígueme” y así hacemos
Pero no te olvides, de vez en cuando, de girar tu rostro y comprobar que estamos ahí.
Tu presencia, delante de nosotros, tu espalda, nos sirve para no perdernos, pero necesitamos tu rostro, tu mirada, tu sonrisa para no dudar, para levantarnos, para permanecer…. en el Camino
Fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe, el cual, en lugar del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la diestra del trono de Dios. Fijaos en aquel que soportó tal contradicción de parte de los pecadores, para que no desfallezcáis faltos de ánimo.
Hb 12; 2-3
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