El Señor nos sigue alimentado con su Sabiduría. Este relato nos enseña que "su Cuerpo es verdadera comida, y su sangre verdadera bebida"
.LA EXPERIENCIA MÍSTICA DE LA RELIGIOSA MARIE ADELE GARNIER
El hombre, sometido al poder del pecado original, sólo se fía de lo que tocan sus manos y ven sus ojos…Tenemos muchos testimonios a lo largo de la vida, y ¡cómo no! de la vida de la Iglesia, que nos lo recuerdan. Así, entre otros, el Evangelio de Jesucristo según san Mateo, nos habla de la aparición de Jesús resucitado a los apóstoles en la barca; al ver andar al Maestro sobre las aguas, símbolo precioso del poder de Cristo sobre el mundo de las tinieblas, y pensando que era un fantasma, Pedro le dice: “…Si eres Tú, mándame ir a Ti…” (Mt 14, 28).
Sabemos, y no es el objeto de esta catequesis, que Pedro comenzó a andar sobre el mar, pero al ver el ímpetu de las olas, dudó, y comenzó a hundirse; y al verse en esa situación invocó el Nombre de Jesús, que, al punto, le sacó de las aguas.
En otro contexto diferente, pero dentro de lo que podríamos llamar las dudas del hombre sobre todo lo que él no domina con sus manos, paso a relatar un acontecimiento extraordinario en el tema eucarístico de la transubstanciación, esto es, el milagro de la conversión del agua y vino, en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Sólo el poder de la fe, alimentada por el Evangelio, puede hacernos aceptar el regalo y el Misterio de Dios al hombre, que el poder de sus palabras, - las del hombre -, producen esta presencia real y física de Jesús Eucaristía. Sólo Dios puede dar tanto poder al sacerdote en el sacramento de la Consagración.
Y, dada la dificultad del hombre para admitir el hecho, y al poder del Maligno infundiendo su veneno en el alma de la incredulidad, se han producido verdaderos actos de “duda” de algunos sacerdotes, y también de seglares, en el momento de la Consagración.
Nuestro alimento, nuestra medicina, nuestro antídoto contra esos pensamientos, es la Fe en el Hijo de Dios, que con sus mismas Palabras nos dice:
“…Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida…El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en Mí y Yo en él…” (Jn6,55)
En este orden de cosas, paso a relatar el siguiente texto que nos ha de ayudar en nuestro camino de fe. El israelita de entonces, y el hombre de ahora, somos de “dura cerviz”, como comenta Dios-Yahvé a Moisés (Ex 32,9).
Se ha abierto la causa de canonización de la religiosa Marie Adele Garnier, fundadora de las Adoratrices del Sagrado Corazón del Montmartre, y popularmente llamadas las benedictinas de Tyburn, por medio del obispo de Langres, monseñor Joseph de Metz. Esta religiosa, nacida en el año 1838, y fallecida en 1924 en el covento de Tyburn en Londres, dijo haber visto sangrar a una Hostia consagrada que estaba en manos de un sacerdote.
En el libro, El camino de la madre Adele Garnier,editado en el año 2012, el padre Gianmario Pigarevela que esta religiosa tuvo experiencias místicas comparables a las registradas por los grandes escritores espirituales tales como Santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz.
"En el momento en el que el sacerdote tomó la Hostia santa y lo puso sobre el cáliz alcé los ojos para adorar y contemplarla", escribió."Oh, si pudieras saber lo que vi y cómo todavía me siento conmovida e impresionada por esta visión”, nos diceen una carta al abad Charles Sauvé". Los dedos del sacerdote no sujetaban una forma blanca, sino una partícula de un rojo llamativo, -el color de la sangre-,y luminoso al mismo tiempo”, explicaba en la misiva.
Durante la homilía en la misa con la que se abría el proceso de canonización, el obispo francés Joseph de Metz, ya citado, dijo que esta religiosa buscó siempre hacer la voluntad de Dios a través de la adoración en la Eucaristía. Esto se manifestó en sus escritos sobre la caridad y el amor y sirvió como modelo de evangelización. “A medida que nos regocijamos con la Madre Garnier queremos señalar su insistencia en la contemplación de Cristo en el sacramento de la Eucaristía”, agregó el obispo durante su intervención. Los frutos de evangelización a través de leas experiencias de la madre Garnier no se han hecho esperar, y ya en el año 1950 se habían fundado casas en Francia, Irlanda, Escocia, Australia, Nueva Zelanda, Italia, Perú, Colombia o Ecuador.
Sólo el Señor Jesús “capacita a los que elige”, sin “elegir a los capacitados”. “…Te doy gracias, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños”. (Mt 11,25)
Son los “anawim” de Dios. Y así, esta religiosa, quizá insignificante a los ojos de los hombres, fue capacitada a los ojos de Dios para revelar que:
“…Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida…”
Alabado sea Jesucristo
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