2ª Parte: Dios no se complace en la muerte de nadie
Dios Padre no quiere que ningún hombre se pierda. Por eso, se dirige al justo (al hombre que conoce a Dios) y al malvado (al hombre que no conoce a Dios) “Yo no me complazco en la muerte de nadie, sea quien fuere, oráculo del Señor Yahvé. Convertíos y vivid” (Ezequiel 18, 32)
En cuanto al justo, Dios Padre conoce el corazón y la inestabilidad del hombre: “El corazón es lo más retorcido; no tiene arreglo: ¿quién lo conoce?” (Jeremías 17, 9); “Me maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamo por la gracia de Dios, para pasaros a otro evangelio” (Gálatas, 1-6) Sabe, que aun conociendo a Dios, puede llegar a confundirse: “Porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció” (Romanos 1, 21) e incluso llegar a olvidar todas las promesas cumplidas por Dios: “No falló una sola de todas las espléndidas promesas que Yahvé había hecho a la casa de Israel. Todo se cumplió” (Josué 21, 45), así como las obras que Dios ha realizado: “Más pronto se olvidaron de sus obras, no tuvieron en cuenta sus propósitos; en el desierto ardían de avidez, a Dios tentaban en la estepa” (Salmo 106, 13-14)
Dios Padre quiere que seamos conscientes de que dejar de practicar su justicia y ser infiel nos aleja de Él y morimos: “Pues, si vivís según la carne, moriréis. Pero si con el Espíritu hacéis morir a la obras del cuerpo, viviréis” (Romanos 8, 13) “Pues el salario del pecado es la muerte; pero el don de Dios, la vida eterna en Cristo Jesús Señor Nuestro” (Romanos 6, 23)
Como Dios Padre conoce la naturaleza del hombre y no desea la muerte del justo, que se aleja de Él, envío a su hijo: “¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada?”(Mateo 18, 12); “Él nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino de su Hijo querido, en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados” (Colosenses 1,9-14)
En cuanto al malvado, hombre que no conoce a Dios, hombre que: “No saben ni entienden, caminan a oscuras, vacilan los cimientos de la tierra” (Salmo 82, 5) El no saber y caminar a oscuras hace que no sepa donde tropieza: “Pero el camino de los malos es tenebroso, no saben dónde tropiezan” (Proverbios 4, 19) Se trata de un hombre que está perdido, que camina en tinieblas y por el amor que Dios tiene al hombre, que no desea la muerte de nadie envía a su hijo: “pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido” (Lucas, 19, 10); “También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir” (Juan, 10, 16); “Y a vosotros, que en otro tiempo erais extraños y enemigos, por vuestros pensamientos y malas obras, os ha reconciliado ahora, por medio de la muerte en su cuerpo de carne, para presentaros santos, inmaculados e irreprensibles delante de Él” (Colosenses 1,21)
Dios Padre envía a su Hijo Jesús para que nadie muera: “A quien no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que viniésemos a ser justicia de Dios en él” (Corintios 5, 21); “Él es el Principio, el Primogénito de entre los muertos, para que sea él el primero en todo, pues Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la plenitud, y reconciliar por él y para él todas las cosas, pacificando,mediante la sangre de su cruz, los seres de la tierra y de los cielos” (Colosenses 1,18-20)
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Juan 3, 16); “Más la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros” (Romanos 5 ,8);“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de expiación por nuestro pecados” (Juan 4, 10)
¿Dios Padre se complace en la muerte del hombre?...
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