(viene de parte I.....)
.. Sabemos por la Fé que la Iglesia no perecerá, porque el principio de su perennidad no está en el hombre sino en Diós, revelado y encarnado en su propio Hijo Jesucristo y en su Espíritu que la impulsa. Por ello todo aquel que es consciente no debe extrañarse demasiado de que una institución haya logrado mantener su identidad y dinamismo. La Iglesia, insisto, no deja de ser a pesar de todo, una paradoja, pues en el seno del abismo de sus miserias, encuentra la cruz que el ecándalo lleva aparejada y al asunirla como Jesús, la Iglesia encuentra siempre la luz y la fuerza de su Resurreción, purificándose. El fenómeno parece desembocar más que en un enigma , en un Misterio. Un Misterio de Salvación de Dios para los hombres. Porque dentro de ella transita su Reino, donde el perdón, la gracia y la misericordia de Dios, nos introduce en Él, nunca por nuestros propios méritos.
TRES CANTOS.- 10 de Noviembre de 2015.- Manuel Armenteros Martos
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