lunes, 3 de octubre de 2016

AMAR LA EUCARISTÍA-HISTORIA-CAPÍTULO I

O

LA EUCARISTIA EN LA IGLESIA PRIMITIVA (del libro Historia del Santísimo Sacramento.- Autor D. Francisco Menchén)

La Eucaristía se va a convertir desde un punto de vista histórico en uno de los pilares del Cristianismo. Tenemos que tener en cuenta que éste no nace repentinamente como una nueva religión sino que se va conformando poco a poco basándose en la figura de Cristo como Mesías Redentor, hijo de Dios y Dios mismo; luego en el Antiguo Testamento, o Tanaj que va a seguir vigente, el viejo pacto va a ser sustituido por el nuevo pacto de Jesús muerto en la Cruz. De hecho hay que recordar cómo la Iglesia de Jerusalén va a continuar con las prácticas judías durante un buen tiempo. En este sentido es muy revelador lo que nos cuenta Lucas en los Hechos de los Apóstoles: “Acudían al templo todos los días con perseverancia con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón” (Hech 2, 46).
Efectivamente la Iglesia de Jerusalén seguía observando fielmente los preceptos de la ley Mosaica, de hecho Santiago el Obispo de Jerusalén era un fiel observante de la ley. Pues a pesar de que a los gentiles se les eximió de las cargas de la ley, la inmensa mayoría de la iglesia judeocristiana de Jerusalén las siguió observando en un principio. Entonces ¿qué es lo que les diferenciaba a los cristianos de Judea del resto de los judíos? pues que para este grupo de judíos, Jesús era el Mesías, el enviado, que su palabra estaba viva y además de cumplir con la ley, el cristiano tiene que convertirse de corazón. Sin embargo seguían asistiendo al templo. Pero aquí nos encontramos con una diferencia importante: TOMABAN EL ALIMENTO CON ALEGRIA. ¿Qué tipo de alimento?, pues el pan y el vino, es decir celebraban la Eucaristía, tal y como se lo había enseñado Jesús a sus discípulos. Esto es lo que les diferenciaba sustancialmente de los judíos, así como que ya no hacían sacrificios en el templo, pues el único sacrificio que celebraban era tomar el pan y el vino, como el cuerpo y la sangre de Cristo tal y como éste les mandó. Ya no había que sacrificar sino que celebrar el Sacrificio de Jesús y en esa celebración, el cristiano entraba en comunión con Jesús mismo comiendo el pan y bebiendo el vino, que lo van a considerar como verdadero cuerpo y sangre de Jesús.
Veamos que nos dice el evangelio:
Mateo: “Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: Tomad, comed, este es mi cuerpo. Tomó luego una copa y dadas las gracias, se la dio diciendo Bebed de ella todos, porque esta es mi sangre de la Alianza que es derramada por muchos para perdón de los pecados. (Mt 26, 26-28).
Marcos “Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: Tomad, este es mi cuerpo. Tomó luego una copa y dadas las gracias se la dió y bebieron todos de ella. Y les dijo: Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos.” (Mc 14, 22-25).
Lucas: “Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles; y les dijo: con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento del Reino de Dios.
Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: Tomad esto y repartirlo entre vosotros; porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios.
Tomó luego pan y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: este es mi cuerpo, que es entregado por vosotros hacer esto en recuerdo mío. De igual modo después de cenar, la copa, diciendo: esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros. (Lc 22, 14-20),
Estos textos bíblicos se complementan con dos citas de Pablo a los Corintios:
“La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con el cuerpo de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan. (1 Cor, 10, 16-17).
-“Porque yo recibí del Señor lo que os he trasmitido: Que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío. Así mismo también la copa después de cenar diciendo: esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces las bebiereis, hacerlo en recuerdo mío. Pues cada vez que coméis este pan, y bebáis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la Sangre del Señor” (1 Cor, 11, 23-27). 

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