Este hombre, publicano y bien situado pero que no saborea la vida porque le falta el Sabor De Dios, siente un impulso de ir a su encuentro. Tiene sim embargo un problema y es que se ha echado todo el mundo a la calle y como es bajo de estatura, por la multitud, no alcanza a verle. Podría subirse a un árbol, como hacen les chiquillos, pero su honor y dignidad le retraen, seria el hazmerreir de todos los ciudadanos. A él le toca decidir entre su status social o ir tras el Sabor de Dios que le daría Jesús. Intuye que si se hace con el Sabor de Dios empezaría a saborear realmente su vida, así que decide subirse a un árbol para poder verle. Queda un problema para Zaqueo...¿Se dará cuenta Jesús que para poder verle se ha subido al arbol?... ¡Vaya que si se da cuenta! Al pasar a su lado levantó su mirada hacia él y le dijo:
¡Zaqueo, quiero hospedarme en tu alma!
No hay duda, todo aquel que apuesta por Dios, gana la partida....siempre.
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