¿De Nazaret puede salir algo bueno? Es la respuesta que da Natanael a Felipe cuando éste le anuncia a Jesús como el Mesías prometido y profetizado en la Escritura.
Me pregunto: ¿Cuántas veces habremos respondido así? De aquí o de allá, ¿puede salir algo bueno? De éste, que no es de los nuestros – que somos los buenos -, ¿puede salir algo bueno? Verdaderamente los esquemas humanos no son los de Dios: “…mis caminos no son vuestros caminos…” (Is 55,8)
La respuesta de Jesús no se hace esperar: “…He ahí un israelita de verdad en quien no hay engaño…”. ¿Podría Jesús decir esto de mí? El hombre de hoy no dice la verdad; no precisamente por maldad; es que la sociedad que hemos formado entre todos, nos empuja a no decir la verdad. ¡Qué argumento tan fácil! La Sociedad, como ente abstracto. Así nos apartamos de nuestra propia responsabilidad. Queda todo en manos de una supuesta “sociedad”, que nos empuja a una vida competitiva donde la verdad no tiene lugar ni condición de ser. El que dice la verdad se queda en manos del adversario político, social, compañero…y oculta sus propias debilidades; queda desnudo y desamparado frente a ellos. Esto es la sociedad que hemos construido entre todos, pero con nosotros dentro como actores…
Natanael queda sorprendido. Nadie le ha hablado así. Nadie ha adivinado sus pensamientos como Jesús. “…cuando estabas debajo de la higuera te vi, antes de que Natanael te llamara…” Debajo de la higuera, a la sombra de la higuera, que en esta caso representa a la Escritura. Jesús al pasar, vio a Natanael, resguardado bajo la sombra de la higuera, escrutando la Escritura. Natanael, a lo mejor hasta sin saberlo, se refugiaba “a la sombra de sus alas”, como dice el Salmo (35,8). Buscaba a Dios en la Escritura, y Dios, en la Persona de Jesús, le visitó.
La respuesta de Natanael no pudo ser mejor: “…Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel…”. Es la primera vez, en la Escritura, que alguien reconoce a Jesucristo Dios y Hombre. Lo reconoce como Hijo de Dios, cual es en verdad, y como Rey de Israel en su condición humana.
A las bellísimas palabras de Jesús, Natanael responde con las no menos bellas palabras de Fe en Él.
Pues que de nosotros, pueda decir el Señor un día: “He aquí un cristiano de verdad en quien no hay engaño”.
Del Evangelio de Jn (1, 45-51)
Alabado sea Jesucristo
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