El Cielo y el infierno no comienzan cuando uno muere. Ya en la tierra podemos disfrutar del Cielo, o padecer los tormentos del infierno., quizá en modo “reducido”.
De hecho, hay muchas ocasiones en las que por circunstancias de la vida, ésta se nos vuelve un Cielo o un infierno. O lo que es peor, procuramos a los demás, una vida llena de cielo o de infierno.
En la catequesis del Padrenuestro, el Señor nos enseña la oración más bella salida de sus labios. Y en uno de los versículos dice: "... ¡Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el Cielo...!
Si meditamos un poco esto, podríamos deducir que en el Cielo es donde ¡seguro!, se cumple la voluntad de Dios. Y en este orden de cosas podemos deducir que donde se cumple la voluntad de Dios, ahí está el Cielo.
Por ello, cumpliendo la Voluntad de Dios, comenzamos a tener ya “un trocito del Cielo” en la tierra.
Intentemos que la vida nuestra y la que procuramos a nuestros hermanos sea ese” trocito” de Cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario