¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del Mensajero que anuncia la paz, que trae Buenas Nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: “Ya reina tu Dios” ( Is, 52,7)
En muchos textos de la Escritura aparecen los pies del mensajero, de una forma que, casi diríamos, imperceptible, en su más profundo significado. El texto de Isaías no puede ser más claro: se bendicen los pies de un Mensajero, que anuncia la Buena Nueva, que trae la paz, que anuncia la salvación. No puede haber más similitud con Jesucristo encarnado en ese Mensajero. Él es el único que trae la paz verdadera, y nos envía su Santo Evangelio. Sus pies, pisando sobre los montes, nos anuncian la salvación. Recordemos que los montes, representan el lugar donde habitan los pequeños dioses, nuestros ídolos de barro.
En las promesas que Yahvé hizo a la Casa de David, recogidas en el Salmo 131 se dice: “… entremos a su morada, postrémonos ante el estrado de sus pies…”
Y nos recordará Pablo en la carta a los Corintios: “…Porque él debe reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo el estrado de sus pies…” (1 Cor15,25)
Por ello, cada vez que leamos algo sobre los pies, meditemos estos textos que nos llevan al Evangelio de Nuestro Señor
Alabado sea Jesucristo
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