Te doy gracias Señor, porque desde que me tomaste de la mano y me invitaste a seguirte me has dado tu Sabiduría para pasar de largo frente a tantos banquetes en los que no estas Tú y que tanto me habían seducido y vaciado al mismo tiempo. ¡Sí! mi Dios, te doy gracias, porque Tú eres mi banquete, la Fiesta que no tiene fin. No me sueltes de tu mano hasta que llegue ese día glorioso en el que me digas : "Amigo/a fiel, pasa al Banquete de tu Señor"
(Padre Antonio Pavía)
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