A veces ocurre que no somos conscientes del Misterio que vamos a celebrar en la Eucaristía; o incluso, en la visita, fuera de ella, a cualquier iglesia.
Son muchos los fieles que en esta época estival, con los rigores del calor, se presentan con descuido ante el Señor, siempre presente en el Sagrario, y bajo la Especies Sacramentales del pan y del vino.
Los hombres usan del pantalón corto sin el más mínimo recato; la moda manda, y, seguramente sin maldad, no tienen la sensibilidad de saber que estánen la presencia de Dios. Si tuviéramos una entrevista con su majestad el Rey de España, seguro que llevarían el mejor traje y la mejor corbata. ¿No es Dios REY DE REYES? Pues démosle todo el honor merecido.
Llevemos ese “traje de fiesta” que nos relata Mateo en Mt (22,14), que no es sino la Gracia de Dios. Pero tengamos ese amor a Dios con la sensibilidad y el respeto que Él merece.
Alabado sea Jesucristo
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